02.

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Martín Vargas.

-Muchas gracias por ayudarnos durante estos seis meses, nuevamente te pedimos disculpas por lo sucedido hace unos meses atrás, eres un gran chico y sabemos que vos vas a lograr cosas grandes. -decía Alejandro, mi jefe-

-Muchísimas gracias a ustedes por recibirme y depositar su confianza en mí, gracias porque me hicieron sentir parte de la familia, y lo sucedido, pues ya pasó, no podemos hacer más que aprender de esto. -dije sonriendo-

-Si algún días querés volver llámanos, nosotros re recibiremos con el mayor de los gustos. -decía Martina-

-¿Ya te tienes que ir? -preguntaba Valentina con su carita triste, yo les había tomado un cariño gigante y ellos a mí-

-Sí, princesa, ya debo volver a mi casa, mi familia me extraña y yo a ellos. -dije mientras me agachaba poniéndome a su altura-

-Te extrañaré. -dijo dándome un abrazo-

-Harás falta, quien me ayude a soportar a Valentina -decía Antonio riendo-

-Cuídala, y cuídese usted también. -dije abrazándolo-

Passengers on flight 308 to Bogota, please go to their aisle. (Pasajeros con destino a Bogotá, favor dirigirse a su pasillo)

Me despedí de aquella familia y me dirigí hacia el pasillo para tomar mi vuelo e ir a casa.

-

Llegué a Bogotá y llamé a mi mamá para que fuera por mí.

-Ma -dije en cuanto atendió el teléfono- ya estoy acá ¿Puedes venir por mí? por favor.

-Mi amor estoy en casa de Damaris ¿Puedes venirte en un taxi para acá? -hablaba a través del aparato-

Solté un suspiro, ir a casa de Lucia después de todo lo que pasó, no me parecía el mejor plan, sin embargo me daba la oportunidad de verla de nuevo y tratar de arreglar las cosas con ella.

-Ya voy para allá. -colgué la llamada y tomé un taxi-

El taxi se detuvo frente a su casa, bajé mis maletas y llamé a la puerta que inmediatamente se abrió y detrás de ella estaba Damaris recibiéndome con los brazos abiertos, puede que yo haya terminado mal con su hija, pero ella seguía manteniendo el cariño que me tenía y yo a ella.

Le di un abrazo y ambos entramos a su casa, saludé a mi mamá, me senté al lado de ella y ellas continuaron hablando, por mi parte me sentía en la necesidad de saber sobre ella, saber a qué hora vuelve para poder hablar con ella o al menos verla.

-¿Y Lucia? -pregunté de pronto-

Damaris vio a mi madre, de un momento a otro aquel ambiente se volvió tenso.

-Martín mi amor, ¿Sabes que Damaris ahora trabaja conmigo en los talleres que imparto? -preguntó mi madre y yo negué con la cabeza- pues sí, Damaris se quedó sin trabajo hace ya unas semanas, y justamente por eso es que ahora mismo Luci no está. -respondió mi madre-

-Lucia no está porque está trabajando, Luci está en México, ella se fue ayer. -decía Damaris con un tono de voz que me decía "no te alteres" pero me resultó imposible no hacerlo-

-¿Qué, cómo que no está? No, ella tiene que estar, tengo que hablar con ella. -le decía a mi madre con un nudo en la garganta.-

-Marto, tranquilízate, Luci no está, de verdad lo lamentamos que ella no esté para que puedan hablar, pero Luci se fue. -decía mi madre-

-Yo necesito arreglar las cosas con ella, ella tiene que estar. -dije desesperado-

Me levanté de la silla y subí hasta la habitación de Lucia, abrí la puerta, solo estaban su cama y un par de muebles, y una caja debajo de la cama, entré en la habitación y saqué la caja que había debajo de la cama, eran cosas que yo le había regalado y fotos nuestras, me senté en suelo y saqué una de las fotos que había, nos la habían tomado en nuestra graduación.

Ella se veía tan feliz y yo como el loco enamorado que aún soy, me dolía todo esto me dolía, no tenerla cerca, no saber de ella, ella misma se encargado de sacarme de su vida, y me eliminó y bloqueó de todas las redes sociales.

Mis lágrimas mojaban mis mejillas y yo lloraba desesperadamente, porque aún me duele que se haya ido de mi lado, porque no se fue porque la dejé de amar, o me dejó de amar, se fue por un estúpido mal entendido, en estos momentos maldecía el día que envié el currículo, maldecía el día que fui aceptado y me fui a Francia, pero sobre todo maldecía a Agustina, por hacerme creer que le había fallado al amor de mi vida, no había remedio, no soy tan fuerte para superarla, me sentía roto y perdido, porque ella siempre le dio rumbo y ahora que no está no sé que más hacer.

Damaris y mi madre entraron a la habitación y me dieron un abrazo, me levanté del suelo y me fui a casa con mi madre, en cuanto entramos Alicia vino corriendo hacia mí y me dio un abrazo que acepté con el mayor de los gustos.

-¿Por qué lloras? -dijo secando mis lagrimas con sus manitas-

-Porque a Martín le duele el corazón, y ya mismo se va ir a dar una ducha para que descanse, mientras tanto no lo vamos a molestar ¿bien? -le hablaba mi madre a Alicia-

Mi pequeña hermana asintió y besó mi mejilla y yo subí hasta mi habitación, entré y abrí una de mis maletas y saqué algo de ropa, vi la foto que estaba en la mesa de noche, era una foto en la que Lucia y yo salíamos abrazados y sentados en el pasto, tomé la foto y la guardé en el cajón y me dirigí a darme una ducha.

Después de ducharme, me acosté en mi cama y dejé sacar todo mi dolor por medio de lágrimas y uno que otro grito ahogado, jamás me perdonaría haberla perdido de ésta manera.

Tener de nuevo| Segunda temporada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora