05.

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Martín Vargas.

Estaba el salón junto a Damaris y mi mamá, estaban viendo lo de la decoración del evento que tendrán mañana.

— Marto ¿Será que puedes llevar éstas rosas a mi casa? Es que no queremos dejarlas acá, capaz les pasan algo, son de plástico pero de todas pueden dañarse. —decía Damaris—

—Sí, yo le hago el favor. —dije sonriendo—

Me ayudaron a guardar las flores en mi auto y emprendí mi rumbo, en el camino empezó a llover, parecía que el cielo se iba a caer. Llegué a mi destino y toqué la puerta que rápidamente se abrió. Dejándome ver a Lucia y yo afuera de su casa con rosas y mi cara empapada, perfectamente aquella imagen podía ser la miniatura de aquella canción.

—¿Martín que hace aquí? —dijo de mala gana—

—Su mamá me mandó a dejar unas rosas. —se hizo a un lado para dejarme pasar— ¿Será que me puedes ayudar con eso?

Salimos y metimos las rosas faltantes, nos empapamos por completo.

Debido a la lluvia el agua se había ajustado a su cuerpo dejándome ver su figura, y es que ambos habíamos cambiado, y ella ya no tenía el cuerpo de una adolescente. Había un silencio gigante en aquella casa.

—¿Por qué te fuiste? —le pregunté cortando aquel silencio—

—¿Qué? Eso no es asunto suyo. —respondió de mala gana—

—Sí lo es, si yo tenía razones para volver a Bogotá era por usted. —dije molesto—

—Ay Martín por favor, usted fue él que me pintó los cachos. —dijo molesta, por su tono parecía que aún le dolía—

—Yo le dije la verdad de lo que pasó, y usted decidió no creerme.

—Es que usted me dijo una mentira muy mal elaborada Martín ¿Cómo quería que le creyera?

—Usted podía verme a los ojos y saber que le estaba diciendo la verdad, éramos mejores amigos Osorio, nos conocíamos más que nadie. —dije acercándome a ella—

—Pero ya no es así, ahora somos dos desconocidos con un pasado en común. —dijo viéndome directamente—

—Yo no le fui infiel Luci —dije tomando su mano ella se hizo para atrás pegando su espalda a la pared, haciendo que la distancia entre nosotros se acorte—

—No puedo creerle —dijo viéndome y bajando su vista a mis labios—

Puede que ambos hayamos cambiado, pero algo que ella no había perdido eran sus manías, y yo sabía lo que indicaban.

—Sabe que sí puede, en el fondo usted sabe que nos amabámos y que yo era incapaz de serle infiel. —dije acercando mi rostro al de ella, en este momento un mínimo movimiento podía hacer que nuestros labios se rozaran—

—Martín yo creo que lo mejor es que yo me cambie de ropa y secar la suya.

—O mejor me ayuda a entrar en calor. —dije rozando nuestros labios—

Decidí no pensarlo más y unir nuestros labios, creí que se opondría pero me sorprendí al ver que tenía la misma necesidad que yo, era un beso lleno de intesidad por parte de ambos. Sacó mi camisa, y yo la suya, la tomé de las piernas y la cargué, caminé hasta la primer habitación que fuéramos a encontrar y me senté con ella sobre mí.

—¿Estamos solos? —pregunté en medio de jadeos mientras ella besaba mi cuello—

—Sí, sólo no hables más. —decía mientras se movía encima mío—

Quité su short y ella mi pantalón, empezó a dejar un camino de besos desde mi cuello y vientre, hasta llegar a mi zona baja, y se podrán imaginar que pasaba, eché mi cabeza hacia atrás mientras jadeaba.

Volvió a mis labios y ahora sería yo quien iba a llevar el mando de ésta situación, hice lo mismo que ella, escuchaba los gemidos salir de su boca, y entendí que no había sonido más precioso, más de una vez dijo mi nombre, dejándome claro que su novio no pasaba por su mente en estos momentos.

Terminé de hacer lo mío, y quitamos lo que restaba de ropa, y me aseguré de usar protección. Nos unimos y empezamos con movimientos suaves, sus uñas arañaban mi espalda, se posicionó sobre mí nuevamente, se movía de manera que nos brindara placer a ambos.

Sentirla mía nuevamente, y escucharla gemir mi nombre era el mayor placer que podía experimentar, ambos estábamos prontos alcanzar el climax, y llegar a la punta de este.

Y así fue, con cuidado se acostó a mi lado quedando bajo las sábanas.

—¿Que acabo de hacer? —dijo poniendo sus manos sobre su cara—

—Luci, tranquila.

—¿Tranquila? Martín le acabo de ser infiel a mi novio, soy un asco de persona. —dijo alterada—

—No eres un asco de persona. —le dije—

—Es que esto, fue, agh.

Si la escuchaba decir que esto era un error me rompería el corazón de nuevo, porque aunque en su defecto podía serlo no quería verlo así.

—¿Un error? —pregunté tímido—

—No lo sé, yo tengo que hablar con Alexander —dijo dándose la vuelta y dándome a entender que no quería hablar más—

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Sería lindo que dejaran su voto para saber que les está gustando. <3

Tener de nuevo| Segunda temporada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora