[Adaptación][Peraya] Prohibido.

[Capitulo 23]

Krist se quejó en voz baja y se sentó en la orilla de la cama. Miró a su lado y observó la espalda desnuda de Gxxod a su lado, complemente dormido y suspirando entre sueños. El rubio alzó la mirada y observó el reloj digital del lado de su novio.

3:42 a.m. Vaya dolor de cabeza.

Colocó sus pantuflas y sin ganas fue al baño para lavarse el rostro y cepillarse los dientes.

Con esa noche, ya llevaba alrededor de cuatro de ellas sin poder dormir, realmente estaba sufriendo de insomnio por laguna razón y lo odiaba, y lo peor, a pesar de que se tomara pastillas para dormir antes de acostarse, terminaba en la misma situación, despierto desde las tres o cuatro de la mañana sin poder dormir el resto de la noche.

Normalmente cuando le ocurrida buscaba alguno de sus libros digitales, descargaba juegos o se ponía a ver la televisión para pasar el rato. Una noche había levantado a Gxxod y éste había logrado hacerle dormir –por arte de magia- con un simple y dulce abrazo, junto con dulces palabras y besos en su mejilla. Krist supuso que esa era la respuesta, ¿Ser arropado como un bebé? No lo sabía, solo quería saber si Gxxod era la fórmula para disfrutar de una buena siesta de ocho horas.

Pero se reusó a volver a despertarlo, no quería molestarlo luego de ese día tan cansado para todos.

El grupo de amigos se había propuesto comprar todo lo que necesitaban para pasar una cena para el famoso "Año nuevo". Krist se había encargado de darles la lista de todo lo que necesitarían y ellos había ido a comprar, Krist solo había estado pasando rato en la orilla de la piscina pensado y disfrutando del repentino y cálido clima –que cada vez se volvía más loco- en el que actualmente vivían.

Y entonces allí se encontró a sí mismo, frente la puerta de la habitación de Singto a las cuatro en punto de la madrugada.

—¿Krist? —murmuró un Singto confuso, con el cabello completamente desarreglado y con su rostro levemente hinchado.

—¿puedo pasar? —Singto asintió de alguna manera y se abrió paso, cerrando la puerta luego de que Krist pasara a su lado hacia el interior—Sé que es muy temprano, realmente no debo de estar aquí pero... pero no podía dormir.

Singto talló su parpado cansado con uno de sus puños y bostezó. —¿Quieres que te entretenga?

—Eso suena feo. —respondió Krist encogiéndose de hombros.1 Singto asintió y se volteó, buscando algo en especial con la mirada. Entonces suspiró y soltó su último bostezo.

—¿Quieres jugar un juego de mesa?

Krist solo sonrió y asintió.

Un rato después, Singto ya se había lavado la cara y se había cepillado los dientes, deportándose por completo y logrando tener un poco de energía para jugar con Krist, esperando ser lo suficientemente aburrido para hacerle dormir.

—Jugaremos Uno, es el único juego de mesa interesante que siempre está aquí, solo que quieras jugar cosas relacionadas con alcohol y drogas. —Krist frunció su ceño y Singto se encogió de hombros—Solíamos hacer muchas fiestas en el instituto, veníamos mucho aquí.

—Como sea. —respondió—Juguemos. —dijo tomando las cartas y repartiéndolas—¿Tienes en cuenta de que será infinito y aburrido –casi imposible- porque somos solo dos personas, ¿Verdad?

—Mejor, así nos aburrimos y ganamos sueño, con suerte disfrutamos un poco más del dulce paraíso llamado cama.

Krist rió y observó sus cartas.

—Voy a ganarte. —le dijo con una enorme sonrisa—Seguro te tocaron las peores.

—De hecho, tengo puras cartas básicas, ningún comodín. En serio creo que tengo mala suerte en todo.