[Capitulo 29]

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Krist odiaba su cuerpo, odiaba que fuera tan sensible y todo lo que hicieran con él cuando estaba excitado le hiciera perder la noción. Ni siquiera había logrado deshacerse de su camisa él solo sin que sus dedos temblaran mucho, demasiado. Singto había tenido que decirle "Tranquilo, yo te ayudo" para hacer las cosas más rápido.

El par ni siquiera había notado cuando habían retirado todas sus prendas, estaban lo suficiente ocupados besándose que no supieron cuando estaban completamente indefensos el uno con el otro.

Krist realmente no había besado amucha gente con el pasar de su vida, unos cuantos chicos y había sido todo, pero era como si besar a Singto le hiciera un completo novato, le hiciera tan torpe con todo lo que hacía, tan inexperto. Singto lo manejaba por completo, le hacía pensar que si seguía así moriría. Singto besaba tan bien que creía que se volvería un completo loco.

Los movimientos de las caderas de Singto contra las suyas, los constantes jadeos de Krist, sus intentos de seguir el paso con avidez, de volverse uno solo. Tan extrañamente adictivo, haciendo al moreno cerrar sus ojos y disfrutar de los resbaladizos y ansiosos labios de su mayor.

—Singto... nunca has estado con un chico. —murmuró entre el beso, gruñendo apenas sintió los labios de Singto bajar por su cuello y clavículas, repartiendo besos húmedos en el camino.

—Tranquilo, sé qué hacer. —respondió con una sonrisa alzando su rostro y besando la nariz de Krist. Krist asintió y llevó una de sus manos a la mejilla de Singto, acariciándola, pasando por sus labios y amasando con su pulgar su labio inferior. Sus labios rojos e hincados, llamándole por más.

Krist rió bajo y susurró un dulce y calmado—Te quiero. —aplastando sus labios juntos una vez más. Y sin dar ventaja, Krist envolvió sus brazos y piernas alrededor de Singto, gimiendo en su boca y juntando sus cuerpos.

Singto sonrió entre el beso y enredó sus dedos en el cabello de Krist, besándolo profundamente con su mente nublada de calor cada vez que sentía la lengua de Krist jugar con la suya.

Estaba excitado, más de lo que abría pensado meses atrás si le dijeran que terminaría follando con un chico, un chico, Singto realmente habría pensado que era una broma. ¿Él deseando a un hombre? No lo creía. Pero allí estaba, perdido en los labios de un chico, deseando recorrer su cuerpo, acariciarlo y hacerle extasiar. Su pene presionado contra el muslo de Krist, y él sintiendo la erección del mayor contra su ingle.

Jodidamente lo amaba.

—En cuatro, P'. —Krist jadeó como respuesta y siguió la orden. Sintió las manos de Singto paseándose por su espalda, acariciando con la yema de sus dedos hasta su parte baja haciendo a Krist temblar por las caricias. Enroscó sus dedos en la tela de su sabana y enarcó su espalda, dejando al aire su trasero completaste necesitado—Voy a prepararte. —y un dedo completamente lubricado de Singto se adentró en su agujero, haciendo a Krist maldecir en voz baja. Gimió cuando Singto se retorció en su interior y con su mano libre separó las mejillas, teniendo más libertad al momento de lubricarle.

Krist tomó una bocanada de aire y empujó hacia atrás instintivamente. Singto sonrió y le tomó con fuerza—Pensaba llevar esto con mucha paciencia, pero parece que no estás de acuerdo, ¿Verdad? —adentró un segundo dedo aun sosteniendo a Krist con una mano en su cadera. Singto, no se daba prisas, solo deslizaba el par de dedos con lentitud, masajeando en su interior, arriba y abajo, a lo largo de la sensible entrada, haciendo que Krist solo pueda temblar bajo su tacto y temblar cada vez que la yema de los dedos de Singto rozabam su próstata.

Krist pensaba que moriría si Singto no profundizaba sus movimientos. Estaba jugando con él, lo sabía. Jugando con su paciencia.

—Joder, Singto solo hazlo.

[Adaptación][Peraya] Prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora