[Adaptación][Peraya] Prohibido.

[Capitulo 22]

Singto disfrutó de su aroma. Sus brazos rodeaban el cuello de Krist y éste disfrutaba de la calidez del moreno, de cómo le decía que todo estaba bien, que ya había pasado y no volvería a pasar por lo mismo, que Icez no le haría daño, no mientras él estuviera cerca suyo.

New había logrado convencer a Gxxod que sería una buena idea elegir a las parejas al azar, y como New y Krist habían planeado, al final el menor había sacado los papelitos de Singto y el susodicho, así logrando su cometido.

Los chicos habían hecho una fogata, era de tarde y pronto el sol se ocultaría, necesitaban luz y calor, después de todo era invierno y el frío les ganaba. Durante ese momento, todos habían platicado y jugado, riendo con entusiasmo y peleando por los últimos bombones. Gxxod por su parte estaba alejado de los demás, sentado bajo un árbol mientras escuchaba música con sus audífonos. Singto y Krist estaban sentados juntos, sin hablar, únicamente reían de vez en cuando y se compartían los bombones que habían separado de los demás antes de que se los acabaran.

—¡Creo que acabo de ver una serpiente pasar por mis pies! —exclamó Off corriendo hasta donde se encontraba Gxxod, con una expresión de terror en su rostro. Todos rieron — ¡Ya verán cuando les pique y se mueran, no les ayudaré!

Tay se levantó y caminó hacia el lugar de su amigo — Es solo una rama Off, ¿En serio?

—¡Se movió! — todos rodaron los ojos y Earth tomó a Off del brazo para convencerlo de regresar a su lugar.

Singto negó con una enorme sonrisa en su rostro. Volteó y miró a Krist el cual se encontraba mirando hacia Gxxod, con su mejilla apoyada en la palma de su mano, casi le podía escuchar suspirar de pena y podía sentir un leve nerviosismo en él.

—¿Por qué no vas con él? —Krist salió de su trance y miró a Singto que también observaba a su hermano.

—No, está bien. Gxxod ha de querer estar solo, no lo iré a molestar.

—Vamos, eres su novio, nunca podrías molestarle. —Krist asintió y apartó la mirada.

—Ven. —dijo y tomó el brazo de Singto, arrastrándole hacia la casa de campaña que les correspondía—Ellos caerán en cualquier momento, han bebido demasiado alcohol.

El menor no dijo nada, solo se quedó callado y se dejó guiar por Krist. Al entrar a la casa de campaña - la cual era posiblemente el triple de grande que una normal-, el par de jóvenes se sentaron sobre sus respectivos sacos de dormir.

—¿Quieres un bombón? —preguntó Krist sacando una bolsa entera de los malvaviscos con una sonrisa burlona.

—¿Es en serio Krist? ¡Con razón se habían acabado rápido, tú te robaste una bolsa entera! —Krist río y saltó sobre él para taparle la boca con una de sus manos—Suelbtablme. —trató de pronunciar mientras Krist le cubría.

—Silencio, ellos podrían escucharte y son como gorilas hambrientos. Me matarían. —Singto rodó los ojos y Krist le picó el estómago antes de apartarse y acomodarse de nuevo en su lugar.

—Exageras. —miró la bolsa de malvaviscos y se la arrebató — Dame unos, engordarás si comes todos. —Krist rió y le sacó la lengua — Eres mayor que yo y eres demasiado infantil, ¿No tuviste infancia?

—Tuve una infancia maravillosa para tu información, tener veintitrés años no quiere decir que no pueda divertirme, soy muy joven aún. Y no engordaré, siempre como mucho y nunca engordo, soy de complexión delgada. —frunció su ceño—Igualmente, esté gordo o no me querrías, ¿Verdad?

Singto se quedó callado y se metió dos bombones a la boca de golpe.

—Puede, puede que no. Si te digo que sí puedo estar mintiéndote, pero si te digo que no, puedo estar diciendo mentiras por igual. Nunca sabrías cual es la verdad. —Krist le golpeó el brazo y le arrebató la bolsa con una sonrisa juguetona.