[Adaptación][Peraya] Prohibido.

[Capitulo 27]

El par de jóvenes miraba hacia el techo de la habitación de Krist, donde se encontraban acostados uno contra el otro sobre la cama. No decían nada, solo miraban el techo en silencio, disfrutando de un tranquilo momento de reflexión sobre lo que estaban viviendo, lo que llevaban haciendo esos últimos días.

Ya habían pasado días desde que habían regresado de la casa de campo. Todo seguía como de costumbre, Krist hablaba con Gxxod por mensaje porque su novio se encontraba ocupado en su nuevo trabajo –el cual era en la empresa de sus padres-, y solo quedaban algunas noches para dormir juntos en la habitación de Gxxod y platicar por horas. Pero por otro lado, Krist se ocupaba en sus momentos libres yendo a la biblioteca, visitando a Singto con el pretexto de querer aprender aún más vocabulario tailandes, tratando e mejorar su idioma. Aunque en cambio, Singto se pasaba todo el tiempo con Krist en la biblioteca, sentados en un sofá rojo y ayudándole a estudiar, riendo entre momentos por las ocurrencias del mayor.

Desde que habían hablado enfrente su casa, no habían vuelto a tocar el tema se ¿Qué iba a pasar con todo lo que hacían? A qué iba a llegar. Solo se mandaban mensajes para salir, para encontrarse en la biblioteca o en alguna cafetería desconocida para ser difícilmente encontrados juntos.

Ni siquiera sabía qué clase de relación tenían. Solo se encontraban, reían, pasaba un buen momento y luego iban la casa de Krist solo para besarse, mirarse el uno el otro y abrazarse hasta quedarse dormidos.

Los dos evitaban el tema de "¿Qué estamos haciendo?". Tenían miedo de afirmar lo que en verdad ocurría entre ellos, lo que en realidad eran.

Un par de amantes desvergonzados.

Singto no sabía qué había ocurrido, era como si ya no pensara en Gxxod, como si no le importara lo que ocurriese con él –lo cual era mentira. Desde que salía con Krist a escondidas no podía mirarle a los ojos-.

El moreno se volteó y miró a Krist con cuidado.

—Salgamos, vamos al cine. Hay una película muy buena ahora, podemos ir a verla... o podemos quedarnos aquí si quieres, no hay problema.

—Gxxod, hoy es su día libre, lo más seguro es que me llame para salir Singto. Podría hasta vernos juntos en el cine.

Singto suspiró y notó como Krist se volteaba por igual, así sus rostros quedando cerca.

—Gxxod tiene un evento... algo que hacer. Yo igual tenía que ir pero no tenía ganas.

—No tenías ganas, ¿O habías quedado conmigo? —corrigió Krist con una leve sonrisa.

Singto rió—Había quedado contigo. —Krist asintió y se apoyó sobre sus codos, tomando las mejillas de Singto con sus dos manos y acariciándolas—El día en que dejes de ser tan adicto a mi sonrisa será el día en que sepa que ya no me quieres. —Krist soltó una carcajada.

—Nunca pasará eso, no hasta que muera y pueda dejar de verla. Sonríe. —Singto rodó los ojos y le sonrió—Me encanta, tu sonrisa y tú. —murmuró acercándose lentamente a él, dejando un casto beso sobre su sonrisa, y luego pasando sus labios hasta los marcados hoyuelos del moreno.

Singto tomó su cintura y le obligó a sentarse sobre su regazo. Se apoyó sobre sus codos y correspondió a los besos del mayor. Un beso lento y dulce, un beso del cual nunca quería separarse.

—Te quiero, Krist. —Krist pasó sus brazos por los hombros de Singto y lo abrazó.

—También te quiero, demasiado. Nunca me voy a cansar de decírtelo. —respondió aspirando el aroma masculino de Singto, disfrutando de su calidez—Sabes, vayamos al cine. Si nos quedamos aquí nos vamos a derretir de tantos abrazos.