[Capitulo 31]

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Se sentía un tonto, claro que se sentía así. Sin más, aquella noche había salido de su habitación, colocándose la primera camiseta que encontró y el primer par de zapatos que vio en el camino. Al final del día él se desasearía de ellos al llegar con Krist, ¿No?

Solo recordaba que se encontrando hablado con Krist por mensaje y luego había dicho "Ven, tengo libre la noche, mi padre salió. Por favor, ven." Y Singto no lo había pensado dos veces cuando ya se encontraba buscando sus pantalones en algún lugar de su habitación y su billetera, gritando un "Tomaré el auto" a Gxxod que se encontraba en el salón viendo televisión.

Singto trataba en todo momento de controlarse cada vez que veía a Krist en su casa, trataba de evitar apartar a Gxxod y besarle tan duro que le hiciera perder la razón.

Y en un momento la había cagado, lo captaba. Justo cuando Krist había llegado a su casa para acompañar a Gxxod a cenar, Singto no había resistido a ver como Krist besaba a su hermano y simplemente lo había sostenido fuerte en el baño, encerrados y perdiéndose en la necesidad y locura.

Singto estacionó a unas cuadras más atrás de la casa de Krist y se bajó, casi corriendo hacia la casa del mayor. Ni siquiera tuvo que tocar la puerta porque Krist ya la había abierto, encontrándose en el sofá, sentado con su cabello revuelto y húmedo, junto con una camisa azul de pijama fresca y aparentemente nada bajo de ella, con una erección oculta por la gran camisa pastel.

Sus miradas chocaron y Krist tragó en seco. Levantándose de su lugar y abriendo sus labios para el moreno. Estaban tan perdidos en la lujuria, acariciándose y besándose con desesperación, dulce desesperación.

Las delgadas piernas de Krist se enredaron en la cintura de Singto y éste le tomó por su trasero, amasando la piel con fuerza provocando suaves jadeos en su oído que iban directamente hacía su miembro completamente duro por su mayor.

—No te preocupes en prepararme, de eso ya me he encargado yo, Singto. —gimió sobre sus labios, con sus piernas abiertas y sentado sobre la repisa de la cocina. Singto gruñó mordiendo su cuello y acariciando sus muslos y abriéndolos lo suficiente para que Krist enredara sus piernas en su cintura mientras su mayor desabrochaba con ímpetu su pantalón y lo bajaba junto con su ropa interior.

Krist solo se dedicó a gemir cuando con su propia mano, Krist dirigió el pene de su duce amante a su interior y lo introdujo sin rechistar.

Krist dejó caer hacia atrás su cabeza, exponiendo su sudada y blanquecina piel, volviendo un completo loco a Singto, atacando su dulce piel sin cuidado, mordiendo y besando a su paso, lamiendo cada gota de sudor y delineando la marcada clavícula de Krist, el cual solo disfrutaba de sus acciones y el claro sentir de la carne dura y caliente en su interior, amasando su próstata dulcemente produciendo por consecuencia un fuerte estremecimiento y un leve temblor en sus piernas alrededor de Singto. Gimiendo entre rato el nombre de su menor.

Húmedo, apretado y acogedor eran las palabras para describir el cuerpo de Krist en ese momento. Amaba a Krist, le volvía adicto a su cuerpo entero, a su constante necesidad, a su dulce voz sobre sus labios rojos e hinchando, a su necesidad de correrse con él y con nadie más, llamándole cada noche para ir a su habitación a escondidas y follarle como tan solo él sabía hacerlo.

Tan jodidamente perfecto. Sus caderas moviéndose con tanta precisión y experiencia que le ponía a delirar, la forma en que le hacía reaccionar a su cuerpo, curvando la punta de sus pies y avisándole que pronto llegaría a su tan deseado orgasmo.

Odiaba a Krist y a lo que él provocaba en su cuerpo.

—Singto... me vengo. —y el susodicho agradeció de no ser el único de estar en su punto limite. Reaccionando de inmediato, tomó sus caderas de golpe, evitando a Krist seguir moviéndose. Solo lo tomó como un cuerpo completamente des hecho y embistió lo más fuerte y profundo posible, golpeando su próstata tan fuerte que Krist gritó, viniéndose entre sus abdómenes y sacudiendo sus caderas con fuerza seguido de un largo y satisfecho gemido.

El menor sonrió burlón y no soltó su cuerpo sin energía, solo se terminó por dedicar a embestir con más fuerza, buscando su propia liberación y mantenido a un Krist sin fuerzas acostado en la estantería y respirando con rapidez sintiendo a Singto usarle con necesidad hasta que por fin se derramó en su interior y Krist esperó a que los espasmos del orgasmos calmaran en Singto.

Krist abrió sus brazos y Singto salió de su interior, seguido de lanzarse entre los brazos de Krist y abrazarlo con fuerza, ocultando su rostro en el cuello adolorido del mayor y aspirando el aroma de su sudor.

—Bésame. —ordenó Krist frunciendo sus labios y esperando por los de Singto, que no tardó en depositar largos y dulces besos sobre sus labios enrojecidos y unos cuantos en sus mejillas sonrosadas.

Y no dijeron nada más cuando Singto limpió a Krist y Krist limpió a Singto, con una cálida sonrisa en sus rostros. Singto cargó como un bebé al mayor y lo sentó en el sofá sobre sus piernas una vez estaban sentados cómodamente en el sofá individual. Entonces miraron películas, Krist sentado en su regazo y Singto acariciando sus muslos con cariño, susurrando leves "Te quiero" entre ratos.

—Creo que debería irme, Krist. Es muy tarde, realmente vine de improvisto. —Krist se quejó con un puchero y abrazó a Singto, pasando sus brazos por su cuello y besando constantemente su mejilla derecha.

—No te vayas, quédate a dormir. —pidió en un murmullo, con sus ojos brillosos y enamorados.

Singto sonrió y negó—Lo haré mañana, te lo prometo.

—Singto...

—Mañana, sin falta vendré mañana. Es una promesa, nunca te he mentido, ¿Verdad?. —Krist dudó y terminó por asentir, levantándose de su regazo y acompañándole a la salida.

Krist le sonrió al más alto y se puso de puntitas pasando sus brazos por los hombros de Singto y depositando un casto beso sobre sus labios.

—¿Entonces nos vemos mañana en la noche? —Singto asintió—¿Lo prometes?

—Que sí, ¿Qué te ocurre, por qué tantas desconfianzas? —preguntó confundido acariciando la cintura de Krist.

—Es solo que... tengo un mal presentimiento, es todo. —Singto besó la punta de su nariz y luego revolvió su cabello.

—No pasa nada, en serio, tranquilo. Nos vamos. —Krist asintió y dejó ir a Singto, observándole caminar hacia su auto que posiblemente se encontraba cuadras lejos de su hogar.

Singto al alejarse lo suficiente, tomó su celular a punto de escribirle a New para invitarle a casa con los demás, o ese era su plan hasta que vio a una chica apoyada en su auto, mirándole fijamente con una sonrisa coqueta en su rostro. Hye le había visto.

—¿Qué hacías en la casa del hijo del director? ¿Acaso ustedes follan sin compromiso o a cambio de una gran fortuna? Aunque, no pensé que fueras gay, Singto, y tampoco pensé que fueras capaz de engañar a tu hermano, acostándote con su novio, ¿En serio? Vaya, ¿Por qué son novios, no?

—No soy gay y no estoy engañado a nadie, solo venía a dejarle algo a Krist de parte de Gxxod.

—¿Algo cómo qué, un satisfactorio acostón? Vamos Singto no me mientas, llevó días viéndoles de lejos, realmente pensé que aquella vez en el cine ustedes solo salían como amigos, o es hasta que los vi besarse, tan amorosos.

Singto gruñó. Estaba jodido.

—¿Qué quieres, Hye? —preguntó Singto, maldiciendo por dentro y rogando que lograra guardar silencio.

—Quiero que vuelvas a salir conmigo y solo hagas lo que te digo, sino enviaré por accidente unas imágenes de ti y Krist a Gxxod. Tú elijes, cariño.

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Sabian que a esta adaptación le queda cinco capítulos y se acaba.

La cuenta regresiva ha iniciado 😃

•Hye•

[Adaptación][Peraya] Prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora