Seventy Eight

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—¿Está bien? —pregunté llegando al hospital, vi a todos allí, menos a Avani y Anthony, seguramente Avani se llevó a su novio a casa, por lo que me habían dicho, estaba muy borracho.

—Aún no dicen nada. —contestó Addison cabizbaja, no dijo nada más, se sentó al lado de Bryce.

—Tranquila, todo saldrá bien. —dijo Kylie, abrazando mis hombros intentando hacerme sentir mejor.

Quería entrar a la habitación, quería verle aunque fuera unos segundos. Saber si por lo menos respiraba.

Desvié mi mirada a los dos señores que estaban sentados, la mujer estaba con un pañuelo en sus manos y los ojos llorosos mientras que el hombre la estaba abrazando en modo de consolación. 

—Son los padres de Josh. —murmuró Madison en mi oreja.

Nunca había conocido a sus padres, Josh nunca mencionó nada de alguna cena para presentarme a ellos ni nada por el estilo. Me acerqué cuidadosamente a ellos, jugueteando con los dedos de mis manos, nerviosa. ¿Cómo iba a hablarles? Me sentía muy responsable de toda aquella situación.

—Hola. —dije en voz baja, esperando que me hubieran escuchado. 

El padre de Josh me miró de reojo.

—Soy... Soy April. —hablé algo nerviosa.

La mujer me miró a los ojos y se levantó, se puso delante de mí, aún con el pañuelo en sus manos. 

—¿Qué ha pasado? —preguntó con la voz rota. 

Un nudo se creó en mi garganta, respiré hondo y hablé.

—Josh me llamó, estaba borracho e iba conduciendo —hice una pausa—. Le dije que frenara, que dejara de conducir porque en ese estado podría pasarle algo, pero no me hizo caso... —finalicé.

No quise continuar porque la madre de Josh ya sabía el resto. Volvió a sentarse con su marido y yo volví con los demás. Dylan me abrazó y yo a él. No le agradaba Josh en absoluto, pero sabía que estaba ahí por mí.

Pasaron un par de horas, ninguno había dormido esperando alguna noticia sobre la situación de Josh, Avani y Anthony llegaron, el segundo ya no estaba ebrio. Doctores y enfermeras entraban y salían de la habitación sin darnos ninguna explicación y eso, al igual que a todos, comenzaba a desesperarme.

Un doctor salió y se pasó delante de la puerta.

—Familiares de Josh Richards —dijo y finalmente los padres de Josh se levantaron, ninguno de los demás eramos familiares—. Su hijo está bien, tiene un brazo roto, suerte no se dio en la cabeza, podría haber perdido la memoria. Hemos estado haciéndole pruebas y ahora está descansando. En unos pocos minutos podrán pasar a verle. —dijo sin dar ni una pausa.

Sentí que volvía a respirar bien, Josh estaba bien, no tenía ninguna herida grave. La madre de Josh le agradeció al doctor y luego abrazó a su marido, estaba feliz y aliviada.

—Deberías irte a casa. —dijo Dylan, sentado a mi lado.

Ya que sabíamos que Josh estaba bien, podría irme a casa a por lo menos dormir algo. Pero no quería, tenía que verle aunque fueran dos minutos.

—No, veré a Josh y luego me iré. —respondí, Dylan aceptó mi decisión y me dio un beso en la frente. 

Entraron los padres de Josh y al cabo de diez minutos salieron, la madre aún tenía algunas lágrimas en sus mejillas. Me levanté lentamente y miré a los demás por si alguien quería entrar antes que yo.

—Entra. —dijo Avani.

Asentí con la cabeza y abrí la puerta de la habitación lentamente, vi a Josh en una camilla, con algunos cables en su cuerpo que conectaban con una máquina, seguramente controlaba su pulso o algo parecido. No era médico.

Me acerqué lentamente a la camilla, su brazo izquierdo estaba con una escayola y tenía un moratón en su frente y un par de puntos por su cara. 

—Hola. —dije con una pequeña sonrisa.

Josh me miró y soltó una carcajada.

—Hola, April. —dijo con voz ronca. Seguramente habrá estado inconsciente.

Acerqué una silla que había en el cuarto y me senté.

—¿Qué tal estás? 

—He estado en mejores situaciones la verdad. —contestó irónico.

Un silencio se creó, no sabía que decirle, igual era un poco pronto para hablar de lo que me dijo antes del accidente.

—Sé que intentaste pararme. —dijo, jugueteando con un cable.

—Tú no me hacías caso. 

—April... Todo lo que te dije... Era cierto. —clavó sus ojos en los míos, eran un azul intenso que pondría nerviosa a cualquiera.

Y yo no era la excepción.

Sonreí y miré al suelo.

—Lo sé. —murmuré.

—¿Lo sabes? —preguntó Josh, algo sorprendido. Yo lo miré y asentí con la cabeza.

—Hay que estar muy loco como para llamar a alguien borracho, y encima conduciendo. Podrías haber muerto. —contesté y me pasé una mano por el pelo.

—Siento mucho haberos preocupado, creo que no conduciré en un buen tiempo. —bromeó con una sonrisa débil.

Lo observé por un segundo, aún con todas las marcas que tenía en la cara, seguía estando guapo. 

—Creo que debo irme, necesitas descansar. —hablé, levantándome de la silla.

Josh me tomó de la mano, intentando impedir que no me vaya.

—Quédate, por favor.

—Necesitas dormir, Josh.

Se movió un poco a un lado de la cama, dejando un hueco libre.

—Duerme conmigo. —sonrió.

Solté una pequeña risa y me volví a acercar, cogí una almohada y me senté en la silla, no quería dormir con Josh porque igual le hacía daño, así que preferí quedarme en la silla.

Él no dijo nada, solo entrelazó nuestros dedos y se durmió, al igual que yo.

𝐈𝐍𝐒𝐓𝐀𝐆𝐑𝐀𝐌, josh richardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora