Parte final: Para siempre

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Kongpob y Arthit llegaron al edificio de apartamentos. Tenían que usar el elevador para llegar a su apartamento en el séptimo piso.

Mientras estaban a punto de subir al elevador, Arthit vio a su esposo que estaba ocupado buscando algo en su mochila. Pero Arthit no dijo nada. Su esposo, Kongpob, a veces hacía cosas raras. Ya saben, hacía algo como estar nervioso y parecía sufrir un poco del trastorno obsesivo compulsivo.

—P'Arthit —Kongpob volteó hacia Arthit. —Mis llaves...

—¿Tus llaves? —Arthit preguntó de vuelta. —Tus llaves están en mi mochila.

Arthit tomó su mochila y sacó un grupo de llaves con un llavero con una "K".

—Estas son tuyas —se las dio a Kongpob y luego volvió a meter su mano a la mochila, buscando algo. —Las mías no están —dijo.

Kongpob alzó las cejas.

—Podrían estar en la maleta.

—¿Crees que soy tan descuidado como para dejarlas en la maleta?

Kongpob sacó su mano, tomando la de Arthit.

—Primero subamos al elevador, ¿está bien?

Arthit se veía preocupado. Parecía estar recordando lo de las llaves. Su mano seguía en el agarre de Kongpob.

—Podemos abrir la puerta con mis llaves —Kongpob intentó calmar a Arthit. —Cuando lleguemos, revisaremos juntos las maletas. Seguro que las encontraremos si no las pusiste en otro lado.

—Tú sabes que siempre guardo mis llaves en ese lado de mi mochila.

—Lo sé.

—Y ahora se perdieron.

—No lo creo. Deben estar guardadas en otro lugar —Kongpob acarició con suavidad el dorso de su mano.

Salieron del elevador y fueron directo a su apartamento. Arthit seguía viéndose desanimado. Kongpob quería decir que eran sólo llaves y podían sacar otro juego si de verdad se habían perdido. Kongpob sabía que no podía decirlo, no más que nada en este mundo. Cuando Arthit decía que era importante, entonces era importante.

Kongpob destrabó la puerta. Antes de abrirla, tomó la mano de Arthit que había dejado momentos atrás y la besó.

—Encontraremos tus llaves, lo prometo.

Kongpob abrió como siempre la puerta y...

—¡Ow, llegaron!

Ese era Bright.

Kongpob estaba sorprendido, pero Arthit estaba más que eso. Estaba estupefacto. Estaba sorprendido y confundido y ¿CÓMO HABÍA BRIGHT ENTRADO A SU APARTAMENTO?

—¡DE NINGUNA MANERA! —Gritó Arthit. Ahora entendía lo que les sucedió a sus llaves. —BRI....

Arthit dejó de gritar cuando se dio cuenta de que todo el lugar estaba lleno de sus amigos más cercanos y de decoraciones. Sus ojos se expandieron. Se giró para ver a Kongpob, pero Kongpob le mostraba una expresión contenta. Ese chico lo sabía todo desde el inicio.

—Eso es trampa, Kongpob —dijo.

Había una sonrisa traviesa en el rostro de Kongpob.

—No hice nada malo, P'Arthit.

—¡Le diste mis llaves!

—¡Respuesta equivocada! —Bright lo interrumpió. —Las tomé yo de tu mochila antes de que se fueran a Nueva York.

1. La historia de la pareja que no podía vivir sin el otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora