PADRE SOLTERO

Capítulo 7

PADRE SOLTERO

Por Inuhanya

DISCLAMER: LOS PERSONAJES DE LA ESPECTACULAR RUMIKO TAKAHASHI NO ME PERTENECEN... SOLO LOS TOMÉ PRESTADOS PARA MIS MALEVOLOS PLANES... MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

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Capítulo 7

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La semana de espera finalmente había llegado a su fin.

Inuyasha llegó tan puntual como siempre a las instalaciones de la DPA, pero antes de subir directo al Departamento Médico en compañía de la pequeña carga en sus brazos, decidió pasar primero por su oficina para consultar con su secretaria la agenda del día. Quería preguntar si había surgido alguna reunión de último minuto para el transcurso del día.

Afortunadamente para él, hasta el momento no había tenido ningún inconveniente serio con respecto a la presencia de la pequeña a su cargo. Y todo se lo debía a la joven doctora Shimura que, muy amablemente, se había ofrecido a cuidar de ella durante el día, desde que llegaba en la mañana hasta su hora de salida en la noche, para que él pudiera dedicarse a todas sus actividades en la DPA.

Hasta el momento y para su total conveniencia, su hermano Sesshomaru tampoco había representado ningún peligro. Como el principal Director de la sede de New Port City había tenido que hacerse presente en Ciudad Lincoln para encabezar las investigaciones que se estaban adelantando allá durante toda la semana.

A pesar de la creciente sensación de ansiedad que comenzaba a sentir en la boca de su estómago, extrañamente sus pasos hacia el consultorio de Rin eran bastante lentos y pesados. Si esto hubiera pasado una semana atrás cuando recién llegó la pequeña a su vida... estaba completamente seguro de que para entonces, si hubiera tenido que recoger los resultados de una prueba como esa, no hubiera pensado en perder un sólo segundo para llegar allá.

Ahora era todo lo contrario... la situación era completamente diferente.

Paradójicamente, Inuyasha decidió optar por la ruta más larga conocida. Quería y estaba tomándose todo el tiempo del mundo para retrasar ese momento. Aun sabiendo muy bien que unos minutos más no harían la diferencia... no cambiarían ningún resultado.

Luego de quince minutos de silencioso recorrido, los dorados ojos del Comandante se toparon con las muy conocidas puertas de vidrio al fondo del blanco corredor. Al alcanzarlas no se molestó en llamar para hacer conocida su llegada. Con completa seguridad, Rin ya esperaba por él como lo había hecho durante toda la semana, así que el día de hoy no sería la excepción.

La joven doctora levantó de inmediato su mirada castaña de los documentos en sus manos al sentir la pesada puerta de vidrio abriéndose. Como todos los días, una maternal sonrisa se dibujó en su juvenil rostro cuando sus grandes y brillantes ojos oscuros se posaron en sus matutinos visitantes.

"Buenos días, Inuyasha." Dijo Rin como saludo mientras se levantaba de su cómoda silla para acercarse a él y a la pequeña. El hombre de dorada mirada simplemente asintió mientras pasaba la criatura a los extendidos brazos de la alegre doctora. "Hola preciosa, cómo estás?" Le dijo ella amorosamente mientras la mecía un poco en sus brazos. La pequeñita no tardó mucho en responderle con sus usuales gestos y suaves carcajadas. "Sí, yo también estoy muy contenta de verte." Continuó Rin mientras continuaba jugueteando con la bebé. Al parecer el suave roce de sus delgados dedos sobre su barriguita cubierta despertaba en ella la agradable sensación de cosquillas. La sonrisa de la doctora se amplió un poco más.