Capítulo 13

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PADRE SOLTERO

Por Inuhanya

DISCLAMER: LOS PERSONAJES DE LA ESPECTACULAR RUMIKO TAKAHASHI NO ME PERTENECEN... SOLO LOS TOMÉ PRESTADOS PARA MIS MALEVOLOS PLANES... MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

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Capítulo 13

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"Qué bonito lugar... se ve que es muy tranquilo por aquí." Se decía Kagome en voz baja a medida que caminaba por una de las aceras que la adentraba en aquel vecindario de casas. Esta zona de la ciudad era completamente desconocida para ella, después de todo, no era como si pudiera haber hecho algo de turismo entre las clases, los trabajos de la universidad y la preparación de los exámenes. Era de esperarse que se sintiera tan silencioso al estar a unos cuantos minutos del ruidoso caos de la ciudad.

Mirando su reloj, pudo confirmar que iba bien de tiempo así que decidió aminorar un poco sus pasos para poder disfrutar del recorrido. El aire que se respiraba por acá era muy distinto, más fresco y puro. Le recordaba mucho de aquellos días cuando crecía feliz en su pueblo natal junto a sus padres.

Un par de minutos más le tomó a Kagome dar con la casa que buscaba. Al llegar no tuvo ninguna duda, de inmediato reconoció el auto que casi la había atropellado aquel día. Ahí estaba estacionado en su lugar en el antejardín. Negro, lustroso e inofensivo.

Abriendo la pequeña cerca blanca, la joven de cabello azabache entró en la propiedad y se dirigió directo hacia la puerta subiendo los escalones que llevaban al pórtico de la casa. Tomándose unos pocos segundos para acomodarse un poco la ropa y su cabello, Kagome tocó el timbre. Era hora de conocer a la familia del Comandante Ihara.

Segundos después escuchó el cerrojo al otro lado y de inmediato la puerta se abrió para revelar a un Comandante Ihara un poco atareado con un pequeño bebé de meses en un brazo.

"Buenos días, Comandante Ihara." Lo saludó ella con un poco de cautela.

"Señorita Higurashi." Le respondió él con un leve movimiento de cabeza mientras se hacía a un lado para darle paso. "Adelante."

"Gracias." Kagome le esbozó una tímida sonrisa y siguió. De inmediato sus hermosos ojos castaños comenzaron a recorrer el lugar. Muy a diferencia de lo que se había imaginado, el lugar se encontraba ordenado, tenía un mobiliario sencillo pero de buen gusto y muy poca decoración.

Qué extraño... pensó ella al darse cuenta de un pequeño pero llamativo detalle. No parecía el lugar donde habitara una familia convencional. Más bien parecía la casa de un hombre solo. No se veían juguetes por ningún lado y ciertamente a leguas se notaba la ausencia del toque femenino.

A pesar de eso, el lugar se veía muy acogedor.

Kagome llegó hasta el punto donde se unía el pequeño comedor y la sala y se giró para encarar al hombre detrás de ella. En ese momento, se dio cuenta que el dueño de casa aún no estaba completamente vestido, al menos no como lo había visto en su oficina el día anterior. Llevaba sus pantalones oscuros y una camiseta blanca que se le ajustaba muy bien a su pecho y brazos. La joven comenzó a sentir un leve rubor en sus mejillas.

"Perdón, creo que llegué un poco temprano." Dijo ella un poco avergonzada.

Inuyasha verificó en el reloj en su muñeca. "Un poco. No importa. Mejor, así comienzas de una vez." Le respondió él dirigiéndose rápidamente a la cocina al otro lado del mesón. Kagome lo siguió con la mirada y lo vio regresar con un tetero en su mano libre.

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