IX Conexión

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A partir de esa noche, Valentina le hablaba al bebé, le cantaba, le leía. A juliana le parecía increíble tanta dedicación y entrega por parte de Valentina, por más que lo intentaba no podía evitar hacer comparaciones, ninguno de los hombre con los que había estado y que le habían repetido una y mil veces que la amaban le había mostrado la consideración que Valentina le demostró. Se dio cuenta que su bebé, aún en el vientre, reconocía a Valentina cuando esta le hablaba, se movía cuando escuchaba su voz y se acomodaba del lado en que colocaba su mano sobre el vientre de Juliana, la empatía que crecía entre ambas era evidente.

Tan profunda era la conexión que comenzaba a desarrollar Valentina con la bebé que, una ocasión en la que tuvo que salir por un viaje referente a Grupo Carvajal durante tres semanas, juliana notó que su bebé prácticamente no se movía. Aunque había visitado al médico y este le había dicho que todo se encontraba en orden, no pudo dejar la preocupación del lado, hecho que no pasó desapercibido para Valentina una ve regresó de su compromiso.

Juliana: Hola, bienvenida, ¿cómo estuvo tu viaje?

Valentina: Bien. - notó que algo le pasaba, Juliana era completamente transparente - ¿Te pasa algo?

Juliana: Estoy algo preocupada.

Valentina: ¿Por qué?

Juliana: La bebé no se mueve y aunque el médico me dijo que es normal y que todo está bien, no dejo de preocuparme.

Valentina: ¿No se mueve?... a ver, -se acercó poniendo su cabeza en el vientre de Juliana - Lore, amor, ¿qué te pasa? Tienes a mamita preocupada - no había terminado de hablar cuando Juliana sintió como la bebé se movía - ¿ves?, solo me extrañaba - dijo Valentina con una sonrisa.

Juliana: Sí, ya veo, la próxima vez la llamas por teléfono.

Valentina: ¿Estás más tranquila? - preguntó a su esposa genuinamente interesada.

Juliana: Sí y sorprendida de que a la bebé le hagas falta, sobre todo teniendo en cuenta que cuando nos casamos la idea no te encantaba.

Valentina: Cierto, la idea me era un tanto desagradable, no lo voy a negar, - dijo con sinceridad - pero desde el día que escuché sus latidos, me di cuenta que a veces lo que menos quieres es lo que más necesitas, así que estoy decidida a hacer esto bien.

Juliana: Gracias por quererla, de verdad, - dijo genuinamente agradecida, después con un tono de melancolía agregó - no quería que creciera con la idea de que nadie más que yo la quiere.

Valentina: ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo, era algo que no dejaba de dar vueltas por su cabeza y necesitaba saciar su curiosidad al respecto, Juliana asintió - ¿No te molesta que sea gay?

Juliana: Para nada, criaré, perdón - corrigió enseguida - la criaremos con base en el respeto y la aceptación para consigo misma y los demás, que sepa que el amor es amor; le daremos las herramientas suficientes para que tome las mejores decisiones, y respecto a que seas gay... eres una buena persona, eso es lo importante.

Valentina: Y yo que siempre pensé que por eso no te caía bien.

Juliana: No, para nada. Mi incomodidad contigo es o era tu falta de compromiso y estabilidad, no el hecho de que seas gay, ¿te hice pensar eso?

Valentina: la verdad, sí.

Juliana: Discúlpame, no fue mi intención.

Después del tiempo que habían compartido juntas, ambas se comenzaban a dar cuenta que la imagen mutua que tenían la una de la otra estaba totalmente equivocada, parecía que el destino y Cupido comenzaban a hacer de las suyas.

Cuando el amor llegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora