32. Tercera fase: Entendiéndose III

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Jimin esperó sentir el ataque de pánico increscendo de Jungkook, por lo que había dejado su café en el suelo.
Pero nada sucedió. El castaño pasó su brazo por detrás de su hombro y cerró los ojos. Acaba de descubrir que todo el autobús le habia estado escuchando, básicamente saliendo del armario en frente de todos, y estaba...tranquilo.

_Jungkook...¿Te sientes...?-

_Shh. Estoy tratando de no pensar en eso ni en nada. Ni siquiera lo digas.

El pelirosado asintió, sonriendo levemente. Disfrutó todo el camino de la calmada cercanía de su Musa y de sus latidos tan...tranquilos. Jungkook tuvo que bajar en la Universidad y Jimin tuvo que dejarlo ir, después de todo. Ambos debían seguir en sus vidas, pero iban a reencontrarse.

Jimin le envió un texto.

A las 22 en el lago, será una jornada de trabajo nocturna, olvidé mencionarlo. Nos vemos luego.

Bajó en su respectiva parada y abrió su taller, acomodando todo y saludando a su padre quien salió a la vereda. Tenía una humeante taza de café en su mano la cual le tendió a su hijo, pero Jimin negó.

_Nunca niegas un café.

_Es que ya tomé antes de venir aquí.

Optó por no contar con quien lo había tomado ni donde. Si hablaba de Jungkook su padre no iba a dejarle en paz, y si mencionaba todo lo demás, sabía que su padre recordaría a su madre. Y no quería eso.

_¿Jungkook no viene hoy?- preguntó cambiando totalmente de tema. Su padre negó.

_Tiene el día libre, tiene un examen importante en la universidad.

Jimin se soprendió por no saber eso, pero luego entendió que los últimos sucesos con Jungkook habían sido bastantes raros como para hablar de la Universidad. Había sido una de las últimas prioridades.
Se despidió de su padre y atendió algún que otro cliente, anotando a más gente en su taller. Jimin estaba contento, pues el fruto de su esfuerzo estaba floreciendo. Su pequeño local de arte se estaba haciendo bastante conocido y casi se estaba quedando sin vacantes libres. La idea de seguir creciendo no le parecía mala, pero era momento de pensar responsablemente y todo el gasto que esto conllevaba era demasiado.
Debía pedir cátedra con Jungkook. De algo debía de servir su carrera en Economía.

 De algo debía de servir su carrera en Economía

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La noche se hizo presente muy rápido. Jimin había estado trabajando en un cuadro de su tamaño, el cual iba a poner en venta. El nunca había sido de poner precios extremadamente caros ni nada por el estilo, pero este le estaba costando mas de lo habitual. Así que iba a valerlo.

Su padre terminó de cerrar la librería y saludó a Jimin desde allí, comenzando a dirigirse hacia la estación de tren casi temblando por el frío que había inundado la noche de repente. Estaba buscando sus guantes cuando se cruzó con Jungkook, saludándose y quedándose para hablar unos minutos. El pelirosado se moría de curiosidad por saber de qué estaban conversando, y más al ver aquel abrazo tan...sincero. Jungkook no tenía la expresión mas feliz del mundo y el pelirosado pudo identificar a su padre pensativo.

Cuando comenzó a caminar hacia el taller, Jimin fingió estar limpiando algunos piceles y haciendo tiempo. Se sentía como colegial junto al chico que le gustaba.
La campana sonó y la puerta se abrió. Pero nadie habló ni se escucharon pasos. Jimin se giró lentamente, al no escuchar nada. Pero el pelinegro le estaba mirando fijamente desde el marco de la puerta totalmente quieto y con las manos en los bolsillos. Hicieron contacto visual y Jimin se sonrojó totalmente, de orejas a cuello, girando rápidamente, escapando de aquellos oscuros ojos que tanto le intimidaban.

_Sé que me estabas comiendo con la mirada desde hace rato, Jimin. No te escondas ahora.

Bien. Eres muy fácil de leer Jimin.

_No sé de qué estás hablando...- siguió el juego, mientras apagaba el ordenador del escritorio y tiraba unos envoltorios que allí habían.

_Vale, entonces creo que interpreté mal...- dijo Jungkook para darse media vuelta y amagar con irse. Pero Jimin le detuvo, un poco alarmado. Y el castaño comenzó a reír al ver la cara del pelirosado.

_Idiota- dijo Jimin, enfurruñado, mientras empujaba a Jeon. El mas alto dejó de reir para mirar a su jefe por un segundo. Jimin se sintió un poco intimidado, pero no dijo nada ni tampoco interrumpió los pensamientos de su Musa, los cuales estaba casi seguro andaban sin cesar.
Estaban cerca, sus costados chocándose y la mano de Jimin aún sosteniendo el antebrazo del otro.
Jeon estaba luchando contra seguir sus impulsos o seguir a su cabeza.
Quería besar a Jimin. Quería enredar sus dedos en el rosado cabello y posar su mano en su cintura, sintiendo su pecho rozarse en cada respiración que dieran.
Pero su mente no dejaba de repetirle que aquello dañaba. Que aquello quemaba, que aquello dolía.

A veces a Jungkook le hacía gracia el ver como la Terapia de la Aversión había funcionado en él sin siquiera darse cuenta. La Terapia de Choque.
Esas en las cuales inyectaban nauseas, producían electricidad y quien sabe cuantos otros métodos de torturas conocidos. Esa que utilizaban para curar la Homosexualidad, y para extinguirla.

La muerte de su mejor amigo había sido su Terapia de Choque. Y Jeon no estaba del todo seguro si había funcionado o no.

Pero de lo que si se sentía seguro, era de las ganas de besar a Jimin allí mismo. Al ver aquellos enormes y expresivos ojos que le esperaban como si fuera una mascota esperando su premio. Como si Jimin hubiese estado trabajando en él todo este tiempo y ahora quería ver los resultados.

Sin más, Jungkook acortó la distancia y estampó sus labios contra los del pelirosado, saboreando todo el mundo en ellos.
Saboreando los miles de universos y quizás un poco de acuarela por el lápiz que había estado mordiendo Jimin toda la tarde.

Y no sabía como reaccionar.

Gimió, al sentir las grandes manos del castaño tomar su cintura y llevarlo contra la superficie mas cercana, la cual era su escritorio detrás suyo.
Su firme trasero quedó apresado contra la madera y Jungkook se alejó para respirar, buscando ese preciado oxigeno que necesitaba para volver a besar, siendo atacado esta vez por el pelirosado quien se subió al escritorio, con la ayuda del mas alto. Abrió sus piernas y encerró a Jungkook entre ellas, atrayéndolo mas y mas hacia él.

Aún seguía sin creerlo.
Su Musa, homofóbica, besándole.

Y tocándole y mordiéndole y sintiéndole.

Para Jimin, Jungkook había sido su Terapia de Choque.




HOLA MIS AURICULARES

LOOK WHO'S HERE. IM BACK

En cuanto esta cuarentini no me coma viva, y no me manden mas deberes, trataré de TERMINAR con esta historia. Ay.

Sorry guys for be late.

See ya.

GukkiPark se despide.

@_broco.li


Pastel || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora