En la fotografía la madrastra de Ruby
*
Dominic dormía tranquilamente y estaba por salir a buscar a Tina para que cuidara de él cuando la puerta de la habitación se abrió repentinamente, -¿Que haces... Aquí?- pregunté asustada y la respiración se me aceleró.
Por instinto di un paso atrás y eso pareció no gustarle mucho, hizo un sonido de enfado y yo pase saliva al verlo más ancho de hombros, respiró sonora mente, -¿He estado pensando gatita?, que me gustaba la chica tímida que saqué de su hogar ¿pero, está...?- sonríe y me señala con un dedo índice, mi cuerpo involuntariamente titiritó. En su rostro ay alegría y no sé si es porque está complacido o molesto, avanza lentamente con una mueca en sus labios, -me tiene realmente sorprendido...- declara con regosijo, camina a mi alrededor con lentitud como depredador mientras que lo observo sin dejar de sentirme muy feliz internamente por tenerlo frente a frente, lleva sus brazos musculosos cubiertos con una camiseta blanca térmica por el frío que hace y su chaleco obscuro que resplandece ante mis ojos, me parece que está más ancho de la espalda mientras lo escaneó con temor, los brazos y las piernas tienen más musculatura y niego ahuyentando ese pensamiento de él desnudo, tan sexi y tan deseable, trago duro porque deseo tocarlo pero no puedo, no cuando le debo una disculpa por todo lo que a tenido que pasar y porque si quiero tener una conversación cordial tengo que llegar a él con cautela, aunque también deseo una disculpa de su parte.
Aún no se me pasa lo que me hizo en el sótano y lo que pasó con Clemente, mi padre, porque también le guardo rencor por eso. ¿Creo?
Mi corazón late rápidamente más de lo que ya lo está y siento una sudoración extraña en partes que no puedo mencionar en voz alta, -¿Dulzura...? He pensado que si estoy dispuesto a todos tus deseos ¿pues...?- se detiene abruptamente frente a mí y se frota las manos a tan solo dos pasos con esa bonita sonrisa de triunfo, -Ahora me toca mi premio, ¿No lo crees?- hace un movimiento con sus manos que truenan todos sus dedos, sacudo la cabeza y boqueo porque verlo tan grande y tan decidido a todo, me trae recuerdos suyos tan frescos y gratos en aquella finca donde fui suya por primera vez, y fui tan feliz de verdad.
Mis ojos se nublan y dejó de mirar su borrosa sonrisa, cierro los parpados y recuerdo el momento, "él fue mío también", bajo la mirada.
Mi pecho se agita suavemente y él de un paso llega a mí, intento alejarme porque no me creo merecedora de su cariño a pesar de la furia que guardo porque es un imbécil y lastimó mi cuerpo de manera permanente.
Aúnque lo amo y lo he traicionado nuevamente porque amo a otro hombre también, y esa sensación de traición no me agrada.
Me observa ladeando su cabeza con una sonrisa triste ahora, asta melancólica y me toma del brazo sin ejercer fuerza para evitar que salga, -tengo que reconocer que me superaste gatita, que me había echo a la idea de que tú nunca me dejarías de amar...- trago duro sintiendo una gran alegría por su cercanía y la constante manada de elefantes en el estómago que no me dejan hablar coherentemente, -¿Q-quien te dijo que yo te amaba?- le contesto con desición mirándolo siempre altiva a los ojos azul cielo, pasa sus dedos grandes y callosos por mis mejillas con demasiada lentitud causando me un cosquilleo en la piel, no puedo evitar estremecerme al mismo tiempo que la culpa brota por todo lo que he echo para alejarme de su vida. Y resulta que me tiene comiendo de su mano en un segundo, -nadie muñequita, eso se siente, aquí...- su mano derecha toca mi pecho donde está el corazón y gimo derretida en mi fuero interno.
Quiero gritarle, molestarme con él y frustrar este encuentro a pesar de que también lo espere con ansia.
Su rostro se acerca despacito asta que su frente queda rosando la mía y sus labios dejan salir un suspiro, aspiro nerviosa, su aliento mentolado me transporta mágicamente a nuestra habitación en su sede y lo dichosa que me sentía con él a pesar de aferrarme a qué lo odiaba por secuestrarme, todos los momentos maravillosos que compartimos jamás los olvidaré, -te amo gatita, te amo como un jodido imbécil- susurra como si le doliera admitirlo y decirlo en voz alta. Me deja sin palabras su mansa presencia, me llena de seguridad tenerlo conmigo y escuchar de sus labios lo que por tanto tiempo esperé, con el nudo en la garganta y las ganas de llorar dejo salir un tenue sollozo enfadada conmigo misma, -ya estoy aquí pequeña... No te voy a dejar, ¿Me escuchas?- me dice con determinación y afirmó escondida en ese cálido hueco de su cuello que me acoje con toda ternura mientras me rodea y aferra contra su cuerpo.
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TU... ME DAS MIEDO \ + 18
RomansaNo pensé que un simple paseo cambiara tanto mi vida. Las cosas pasan por algo no? Conocí a Cárter por una casualidad de la vida y cuando más triste estaba, tenia todo según mi familia, un buen empleo de maestra de primaria, decente pero gratificant...