Capítulo IV

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Los días siguientes transcurrieron con normalidad, intento dejar de pensar en Dazai volviendo a su rutina enfocándose nuevamente en su hija y en la agencia.

Cada mañana salía antes de las ocho para llevarla a la escuela, un kinder para niños especiales y una vez se aseguraba que entró a su salón partía al trabajo, el único lugar donde podía distraerse con el papeleo que aparecía día tras dia, no importaba quien fuese su compañero daba todo de si para encontrar y hacer caer a las células criminales que se ocultaban en Yokohama en donde la Port Mafia no se encontraba involucrada.

Debía admitir que llevaba una vida tranquila, no se preocupaba por el dinero aunque había dejado los lujos que alguna vez disfruto como ejecutivo, no tenía interés en buscar una pareja sentimental pues temia por el impacto negativo que tendría ante su hija, no importaba cuantas veces se sintiera solo en las noches o las lágrimas que derramó en silencio añorando volver a los brazos del castaño, por su hija sacrificaria todo lo demás solo por mantenerla segura

Pero Dazai no se rendiría ni cedería aquello que le pertenecia.

Inició con un simple ramo de flores delante de su puerta, camelias y rosas blancas siempre fueron sus favoritas, las mismas que en su primera cita el mafioso le regalo, estas venían junto a una nota con las mismas palabras escritas "te extraño, por favor hablemos" añadiendo su número de teléfono personal

-mamá son bonitas - se acercó la castaña con un cepillo en mano pues su madre era el único quien podía peinarla

- si, lo son hija... - las acomodo en un florero de cristal manteniendo la ligera sonrisa que se formó sobre sus niveas mejillas provocada por el fuerte latir de su corazón y los recuerdos del su mayor amor- ve a sentarte y desayuna enseguida te peino

-si mamá - obedeciendo a sus palabras corrio al comedor donde fruta y un licuado ya estaba preparado.

No fueron muchos minutos los que pasaron cuando Nakahara se colocó tras la menor recogiendo su largo cabello ondulado, siempre siendo cuidadoso, sin lastimarla pasaba el peine por cada una de sus hebras para terminar en dos coletas

- listo, tan hermosa mi niña - la rodeó con ambos brazos depositando un pequeño beso en su mejilla - quince minutos y nos vamos

Guardo las cosas en la mochila, tomó su cartera y llaves, se colocó su sombrero y cuando la niña término se marcharon, pero al salir del edificio fue grande la sorpresa que recibio.

- hola Chuuya, ¿recibiste mis flores? -

Esa voz tan familiar lo paralizó, sintió su corazón detenerse y su cuerpo temblar ejerciendo una ligera presión en el agarre con su hija

- Dazai... - apenas consiguió articular aquella palabra, intento aparentar que su presencia no le afectaba en lo absoluto subiendo a la menor al auto -¿que haces aquí?

- nada en especial - se acercó a paso lento posando su diestra sobre la delgada cintura del de baja estatura- pensé que podría acompañarte a llevarla a la escuela - se acercó a su cuello aspirando el dulce aroma del pelirrojo y susurrar cerca de su oído - creíste que no lo sabía

- ¿como... como lo supiste? - dio media vuelta observando sus orbes que brillaban en un tono borgoña mostrando la maldad que mantenía en su corazón

- hay mi Chuuya yo siempre lo supe, ¿acaso olvidaste con quien estas hablando? - lo tomó por la barbilla con algo de fuerza encendiendo todas las alarmas en el cuerpo del detective

- puedo explicarlo... - no tenía escapatoria, sabía que algo no estaba bien, ese no era el mismo Dazai que le acababa de dejar el ramo de flores, las palabras plasmadas que reflejaban dolor y tristeza en esa nota no era lo que veía ahora que lo tenía delante suyo - por favor...

Lo último que sintió fue la presión sobre sus labios, un beso ansioso, lleno de furia pero también dolor, sentimientos que Osamu guardo durante dos años y que en ese momento habían salido a la luz o eso aparentaba ser, eso era lo que querían mostrarle...

- tu no eres él... tu no eres Dazai- le dio un fuerte golpe en el estómago que fue esquivado rápidamente logrando soltarse de su agarre utilizando su habilidad sin ser anulada- ¿quien eres ?

- sabes quien soy Nakahara Chuuya - la figura delante suyo se esfumo como una neblina oscura que lo envolvía, una ilusión que presentaba uno de sus mayores miedos - volveré por ti y por ella-

Así como apareció todo se fue, el sol les iluminaba nuevamente en lo alto del cielo azul, el auto estaba delante suyo a un par de pasos de distancia y aún sostenía la mano de su hija, ¿que había sido eso? ¿un sueño? ¿estaba alucinando?

Tenía un mal presentimiento

-mamá ¿estas bien? - las castaña preocupada se soltó de su agarre pasándose delante suyo - se hara tarde para la escuela

- si... si Hikaru vámonos - la ayudó a subir al auto emprendiendo así la marcha al centro de la ciudad sin poder sacar de su cabeza lo que acababa de pasar.

A la distancia una figura observaba al pelirrojo con una sonrisa ladina en su rostro, había llegado el momento de iniciar con su plan.

- serás mío de nuevo Chuuya -

Fall In Love Again ~ SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora