Capítulo XI

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El pelirrojo observo a los cuerpos de rescate buscando a los heridos, policías, bomberos y paramédicos trabajaron conjuntamente tras el grave accidente en donde no solo miembros de la mafia se vieron involucrados sino también familias externas al conflicto. Uno a uno los hombres que cuidaban de su hija eran atendidos por el personal médico, a algunos los reconoció a otros no, podía sentirse un ambiente de tensión alrededor pues ni siquiera se sabia la cantidad de las víctimas y lo peor era que aún no había rastro de su pequeña

-¡Hikaru! - ignorando a las advertencias de los oficiales se adentro al fuego, tenía que encontrarla, no podía perderla, no lo soportaría, era lo único que tenía -¡Hikaru!

Entonces todo se oscurecio una sombra lo envolvió, el humo se volvió más espeso haciéndole imposible ver más allá de sus pasos, el oxígeno era más pesado volviéndose difícil respirar, a esas alturas no cabía duda todo era obra de Dostoievski

-¿que es lo que quieren? - alzó la voz buscando a su alrededor a sus enemigos o a su pequeña - aquí me tienen ahora dejenla ir- no recibío respuesta, el silencio era tan profundo que lo único que podía escuchar eran los fuertes latidos de su corazón golpeando su caja torácica

-¡mamá! -

El eco resonó detrás suyo obligando a sus piernas a correr al lugar de donde proveniea la voz pero de inmediato volvía a escucharla en la dirección opuesta confundiendolo, desorientandolo, llevándolo a perderse dentro de las imágenes que se presentaban ante sus ojos, el día del nacimiento de su hija, el día que decidio abandonar la mafia, todo el dolor que vivió durante tanto tiempo terminando con su pérdida, ella utilizando corrupción sin ser capaz de detenerla infundiendole un miedo aún mayor

-¡Hikaru! - utilizó su poder para alejar las alucinaciones, gracias a ello apenas consiguió esquivar el cuchillo que se acercaba, lanzado desde una distancia considerable intento buscar a su oponente, concentrandose con el resto de sus sentidos para encontrarlo - ¡muestrate!

- ¿que es lo que buscas Chuuya? ¿porque aferrarte a una niña que nunca quisiste? - una figura de cabellos azabaches se poso detrás suyo sosteniendolo por la cadera - ella te recuerda a aquel que te traicionó primero

Buscó su cuchillo atacando a la sombra que simplemente se esfumó como si jamás hubiera aparecido

- cállate, ¡tu no sabes nada! - lanzo el cuchillo sin haber apuntado a un objetivo o eso creyó cuando su hija apareció delante suyo siendo herida en el acto -¡Hikaru!

Se dirigió a la infante, la tomó entre sus brazos quitando el arma punzo cortante y cubriendo la herida en un vano intento de detener la hemorragia

- no, no, no, lo siento mi niña - sus orbes celestes se humedecieron dejando bajar las gotas saladas cayendo por sus mejillas como una cascada - Hikaru perdoname

- tu la mataste, tu provocaste esto - el cuerpo de la castaña se esfumó aún estando entre sus brazos, no estaba muerta al menos no aún - no podrás salvarla

- ¡basta! por favor detente - bajo ambas manos al frío pavimento, sentía tan fresco el dolor, era tan real tras creer que fue él quien la asesino - ¿que quieren de mi?

- verte sufrir - finalmente se mostró, una sonrisa ladina se dibujo sobre su rostro al ver sufrir al detective - él te lo dijo ¿no es así? te haría sufrir hasta que le ruegues que acabe con tu vida- se inclinó jalando su cabellera naranja sin delicadeza y verlo a la cara - estas solo, nadie llegará a rescatarte como aquella ocasión

- ¡Chuuya! ¿donde estas? - el castaño había llegado, entrando en la densa bruma comenzó a buscar a su excompañero, esa habilidad no lo afectaba como a otros pero si le impedía ver lo que había delante

- Dazai.. - se reincorporó removiendo las lágrimas, no podía rendirse, no estaba solo por eso no iba a derrumbarse, no aún - mientes, no estoy solo, Dazai esta conmigo y juntos recuperaremos a Hikaru

Volvió a tomar la pistola comenzando a disparar, con su instinto asesino siguió los pasos del americano, si conseguía herirlo quizás la niebla disminuiria el tiempo suficiente para encontrar al castaño y a su hija

- te encontré - se lanzó contra el más alto dando contra él múltiples ataques firmes y certeros, no daba tiempo de responder, si lo hacía cabía la posibilidad de que esa niebla vuelva a desorientarlo, iba a matarlo, todo tenía que acabar ahí

Pero no lo logro

- ¡mamá! no lo hagas- la castaña lo detuvo, a la distancia observaba cada movimiento de su madre, su mirada reflejaba temor no por lo que pudieran hacerle sino por lo que sucedía, ver al asesino que en realidad era el pelirrojo

- Hikaru- alivio fue lo que sintió al instante, solo queria abrazarla para asegurarse estaba bien, se acercaba paso a paso sin percatarse de la trampa

- Chuuya cuidado - fue demasiado tarde cuando Osamu intervino, el estruendo causado por el disparo resonó a su alrededor

La bala atravesó el pecho de la menor

- ¡no! - antes de que cayera la atrapó entre sus brazos, inerte, sin vida, era real, la había perdido - no... mi bebé - tres disparos más, el dolor físico por las heridas no se comparaba a lo que sentía en su pecho, iba a morir con ella y eso era lo único que pedía

- resiste Chuuya te sacaré de aquí - el mafioso lo cargo para sacarlo lo más pronto posible, ante sus ojos todo sucedió diferente a lo que presenció el pelirrojo, su poder de anulación le permitio ver la realidad

No perdió el tiempo, el resto de los agentes estaban afuera colaborando en las maniobras de rescate, la doctora Yosano se encargó de tratarlo salvandolo por muy poco.





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A las afueras de la ciudad el ruso caminaba por los pasillos de un edificio aparentemente abandonado, entre sus brazos dormía profundamente una niña de cabellos color avellana, el premio que consiguió de su primer movimiento, con ella haría caer a la Port Mafia y acabaría con el mismo Osamu Dazai.

Fall In Love Again ~ SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora