Capítulo XVI

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Los gritos y jadeos del extranjero hacían eco dentro de aquella oscura habitación, Dazai había limitado al personal que podía permanecer dentro ayudándole en el largo procedimiento de tortura y el pelirrojo no era una de esas personas

Nakahara permanecia de pie del otro lado de la puerta de metal escuchando cada uno de los sonidos del interior así como las preguntas que permanecian sin respuestas en la negativa de aquel hombre de querer otorgar información, no sabía cuantas horas llevaban ahí pero comenzaba a perder la paciencia

Se adentro bajando las escaleras donde los mafiosos permanecian en silencio observando la terrorífica escena

Jamás había visto algo así o al menos no que recordará pero estaba seguro que Dazai se había vuelto más sanguinario

La sangre cubría el suelo y las paredes, Katzenbach estaba completamente irreconocible, su rostro estaba desfigurado por los golpes dados, no podía entender porque aún se negaba a hablar

- Chuuya ¿que haces aquí? - el castaño limpio sus manos con una toalla húmeda que dejó caer al suelo - te dije que no bajaras

- yo... no puedo seguir esperando, quiero saber en donde está mi hija - presionó sus puños con fuerza manteniendo la distancia de su pareja recorriendo con su mirada su traje ahora totalmente arruinado por la sangre

- no quiere hablar pero sabes que al final, tarde o temprano dira todo lo que queremos saber - con delicadeza paso su pulgar sobre su mejilla buscando darle por lo menos un poco de tranquilidad al detective, también estaba comenzando a desesperarse pero si perdía el control menos obtendría una respuesta

- Dazai yo... - se detuvo al escuchar el grito de una niña que resonó por el lugar llevando de inmediato sus orbes azulinos al azabache, él ya no se encontraba ahí, ahora podía ver a su hija con lágrimas en los ojos suplicando la dejara ir - Dazai...

- no es real Chuuya, sea lo que veas no es real recuerda - se dirigió a su víctima para tocarlo y anular su poder no sin antes tomar un cuchillo para hacer un nuevo corte sobre su piel sin embargo la mano del ex mafioso lo detuvo

- espera- se acercó a paso lento al gran mural de piedra donde su pequeña permanecia encadenada, en el suelo habían casquillos de bala pues los subordinados del moreno en algún punto tambien habían cedido al temor que les causaron las alucinaciones horas atrás -¿donde está mi hija? - se poso delante suyo sin miedo y decidido a matarlo si era necesario

- tu hija, esa niña tan linda que no parece ser hija de una ramera y un asesino - se mofo el americano escupiendo a un lado la sangre de su boca - ella ya está metros bajo tierra

- mientes - de un movimiento rápido dio una patada a su rostro provocando que los incisivos salieran de su boca - no se tomarían tantas molestias solo para matarla - retrocedió cuando la imagen delante suyo volvió a cambiar

- mamá por favor mamá - la castaña sollozaba en silencio de rodillas delante suyo - porque no me ayudaste mamá, me abandonaste

- yo no... - cerro sus ojos desviando la mirada para contener el dolor que oprimia su pecho - deja de usar ... ¡la imagen de mi hija! - activo su habilidad pisando una de las piernas del contrario para que con el dolor dejara de mostrarle a la menor -¿¡donde está!?

- jamás los encontrarán-

-¡¿donde está?! - volvió a elevar la voz tomando el cuchillo que sostenían los mafiosos enterrandolo en su hombro

- llegaras tarde, ella morirá y después la Port Mafia caerá - comenzó a reír con locura, burlándose del amor que el pelirrojo profesaba a su primogénita- él los matara a todos

- ¡ya basta! -

La sangre salpicó todos lados, su rostro, su ropa, quienes se encontraban cerca, la gravedad lo había destrozado por completo y ahora Katzenbach permanecia sin vida contra el suelo siendo sólo un montón de carne, no lograron conseguir ni una palabra que les guiará a su pequeña

- Chuuya... - el líder de la mafia se acercó sosteniendo su brazo con firmeza, que importaba si lo mató pues ya había conseguido la manera de rastrear el nido de las ratas, solo debía esperar resultados - mirame

Nakahara no le obedeció, dio una fuerte calada de aire llenando sus pulmones antes de reír divertido  a causa de la misma desesperación e incluso la adrenalina

- lo mate, no había hecho esto desde hace cinco años - cubrió su rostro con ambas mano notando la sangre que alcanzó a caer sobre su piel -olvide lo bien que se sentía

- Chuuya eso fue tan excitante- se apego a su cuerpo acariciando su cadera con delicadeza, con deseo, verlo de nuevo así le hacia recordar las noches que compartieron juntos, no sólo en la cama sino también cuando mostraban el temible poder de la Mafia Portuaria - pero... tu no eres así, mirame -lo obligó a dar media vuelta encontrando sus ojos humedecidos por las lágrimas, pero en el fondo manchados por la maldad que alguna vez decidio dejar atrás, hizo lo que Kouyou le pidio evitar, lo arrastró de vuelta a la oscuridad

- eso fue tan ...  - paso ambos brazos detrás de su espalda acercándose a su rostro y sus labios pero sin tocarlos - olvide como se sentía... - su corazón latía con fuerza y sin negárselo más tiempo lo besó, el deseo y la lujuria estaban a flor de piel, cada caricia erizaba su cuerpo, lo que había hecho lo llevó de regreso a la era oscura que prometió jamás volver, separándose solamente por la falta de aire

- limpien este lugar - dio la orden tomando la mano del de menor altura para sacarlo de ahí - en cuanto estén los resultados los quiero en mi oficina

No perdieron el tiempo, subieron al ascensor donde nuevamente comenzó a devorar esos labios rojizos que lo incitaban a pecar, tantos años buscando un remplazo del pelirrojo fue inútil, al único que deseaba era a él

- dime Chuuya ¿con cuantos te acostaste durante este tiempo? - bajo sus manos a sus glúteos cargandolo entre sus brazos - ¿a cuantos les abriste las piernas? -  se acercó a su cuello donde depósito múltiples besos y mordidas dejando grandes marcas moradas que mostrarían a quien le pertenecia

- ninguno... jamás mngh... me acosté con nadie más - se aferró a su gabardina al notar la creciente erección que se restregaba contra sus glúteos

- ¿ninguno? - sonrió satisfecho a sus palabras - eso significa que aún eres mío y siempre lo serás -

La puerta se abrió dejando ver un largo pasillo que llevaba a las habitaciones, sin soltarlo camino a la más cercana, donde pasaba las noches en que por la cantidad de trabajo no podía volver a su apartamento, la misma alcoba que compartieron cuando eran compañeros y que fue testigo del amor e incluso dolor que los atormento durante tanto tiempo.

Fall In Love Again ~ SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora