Capítulo III

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Tras largas horas volvió a su apartamento.

Su mente era un verdadero caos, no podía mantener en orden sus ideas ni mucho menos pensar con claridad, solamente Dazai podía hacerle perder el control de su vida con solo su presencia.

¿Que debía hacer?

¿Que debía sentir?

Su corazón latía con desesperación, comenzaba a creer que podía atravesar su caja torácica y escapar de su pecho, dolía tanto que era difícil contener esas lágrimas que oculto con dificultad durante cuatro eternos años solo para que ella no las viera y evitar hacerla preocupar.

Ella era su vida y su motivo para mantenerse cuerdo.

Paso ambas manos por sus mejillas removiendo las gotas saladas intentando que el tono carmesí que las decoraba se difuminara, dio un profundo suspiro con el fin de volver a la normalidad y una vez se sintió mejor abrir la puerta mostrando una enorme sonrisa, como si nada malo hubiera ocurrido.

- mamá llegaste- una niña de cabellos canela y orbes que brillaban cual zafiros se acercó a toda prisa para recibir al pelirrojo con ambos brazos abiertos - mamá prometiste ir por mi  a la escuela

- lo siento Hikaru, mami tuvo algunas cosas que hacer - se inclino ligeramente tomándola entre sus brazos y cargarla depositando un tierno beso sobre su sien - gracias Atsushi

El albino se puso de pie en el momento en que la puerta de metal se abrió, había estado preocupado esperando por su superior temiendo lo peor de parte del lider de aquella tan temida organización - Chuuya san ¿que fue...? -

- tranquilo Atsushi, él no se atrevería a hacerme daño - se acercó al pequeño sofá observando las hojas regadas por todo el suelo, dibujos que su pequeña realizó durante su ausencia - mañana... -cerro sus ojos dejando a su hija a un lado -mañana me tomaré el día libre, por favor puedes decirle a Kunikida

- claro pero si pregunta el porque ¿que le digo? - quizo recoger el desastre que había más su mentor lo detuvo

-dile que pasaré el día con Hikaru, mi niña me necesita y yo a ella- acarició el largo cabello de la menor acomodado con total cuidado en una media coleta

- esta bien, lo haré Chuuya san- una ligera sonrisa se formó sobre sus mejillas y despidiéndose de la niña se dirigió al cuarto donde se hospedaba

Esa noche Nakahara le dio su total atención a su adorada hija, el milagro que llegó a su vida en el momento menos esperado librandolo del infierno en el que vivía y creyó jamás escaparía, quien le ayudó a redimirse y dejar ese temible pasado que lo atormentaba al ser un asesino pero también perdiendo a su más grande amor, dejarlo fue el sacrificio que pago solo por darle la vida digna que ella merecía.

Durmió profundamente el resto de la noche seguro de que su hija estaba a salvó, que nadie podría hacerle daño pues no estaba solo.

Pero la verdad siempre sale a la luz...

Fall In Love Again ~ SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora