5

1.1K 127 24
                                    

Estaban esperando a Daniel, tenían que hablar el horario nuevo que ahora iban a manejar y su padre quería asegurarse que no necesitara la plata que perdió por el día no trabajado. Mientras estaban los dos en silencio esperando, él revisaba su celular, Manuel no le había vuelto a escribir en todo el día, seguro seguía ofendido o vaya a saber qué.

Que se cague, él iba a hacer la suya, no iba a torcer el brazo primero ésta vez. No era su culpa.

Daniel entró por la puerta de atrás y se acercó a saludarlo, sorpresivamente le dio un abrazo el cual respondió mientras observaba sin entender nada a su padre.

-"Te re cagué el día, ¿no?".

-"No, está bien, no estaba haciendo nada".

-"Es que anoche estaba re bien tomando una cerveza y cuando me di cuenta estaba vomitando en la vereda".

Su papá se rió antes de que el otro chico se acercara a saludarlo a él.

-"Mateo te va a dar el sábado, así no te pasa ésto".

-"No...". Lo miró y parecía culpable, le tuvo que sonreír.

-"No hay drama, posta, te cambio el lunes si querés".

-"¿En serio?". La expresión de sorpresa del mayor le causó gracia.

-"Sí, es para que no tengas que venir en pedo a trabajar". Habló su papá antes de ir al lugar en donde guardaba las ganancias del día. "¿Necesitás la plata igual?".

Daniel negó varias veces pero su padre lo llamó hasta la caja, estaban hablando en voz baja así que supuso que no tenía que escuchar. Le escribió a su amigo, iban a salir a hacer la suya y no quería tardar demasiado, quería que Daniel y su padre se apuren.

Tardaron una eternidad, pero cuando solucionaron lo que sea que estaban hablando, su padre se acercó a él mientras Daniel levantaba una mano saludándolo antes de salir por la puerta.

-"Mateo, se me complica pagarte hoy, el lunes sin falta, ¿sí?".

-"No te hagas problema, ni me pagues hoy, no me tocaba venir".

-"Trabajaste, te voy a pagar, pero no llego ahora".

-"Está bien pá...".

El hombre abrió la caja de cartón que contenía la plata y se la mostró, no parecía mucho.

-"Si te doy no pago ni la luz el lunes".

Se sintió muy mal, casi que podía sentir su corazón romperse al ver a su padre contando monedas para pagar impuestos. Estaba harto de eso.

-"Ya nos va a ir mejor... me podés pagar con la comida de mañana sino, hacé algo que me guste a mí".

-"¿Pastel de papas?". Preguntó mientras le ponía cinta a la caja después de cerrarla.

-"Sí, yo pongo la gaseosa, ¿viene Emi?". Su padre asintió en respuesta. "Y el postre entonces".

Su padre levantó una ceja como si no le creyera.

-"¿Pero tenés?".

-"Obvio pá". Su celular sonó y cuando vio quién era lo bloqueó rápido. "Voy a salir, pero vuelvo en un rato, voy a ver a Facu".

Su padre lo miró fijo, aunque después de largos segundos asintió.

-"¿Te llevo?".

-"No, está cerca, nos vemos". Le tocó el hombro mientras iba hacia la puerta de atrás. Caminó varias cuadras antes de ver a su amigo apoyado contra la pared. "¿Todo bien?". Lo saludó con su mano y enseguida posó la vista sobre el pibe a su lado.

-"Él va a ayudar, es nuevo". Fue lo primero que dijo su amigo así que sólo asintió, no quería saber en realidad. "¿Mucho laburo?".

-"No estaría acá, estaría tomando un té en mi casa". El otro se rió y empezaron a caminar. Estuvieron al menos 20 minutos caminando, tomaron un bondi y se bajaron básicamente en otro barrio.

El chico que no conocía parecía mirar todo con nervios. Se podía notar que estaba alterado así que golpeó su brazo ligeramente para sonreírle amablemente. Nadie quería estar ahí, lo entendía, pero se tenía que calmar un poco.

-"Bueno... ¿cuántos?". Preguntó su amigo.

-"Yo necesito como dos o tres, ya sé que es la primera vez de éste pero sino voy a andar mal". Habló pensando en él, no le importaba otra cosa.

-"Está bien, entonces hagamos lo tuyo primero, y después vemos lo nuestro".

Asintió, su estómago empezó a doler, pero eso pasaba cada vez. Tenía que pensar en su padre dando todo por él y su hermano; en su hermano mañana saltando por toda la casa porque habría postre. Suspiró temblorosamente y se arregló la capucha.

Odiaba el sentimiento de euforia cuando seguía a alguien por cuadras enteras, tener que ver si parecían personas que podían pelear o no, tener cien ojos para mirar a todos lados y pensar también que tenía que correr lo suficiente para perderlos. El arrebatamiento siempre era tosco, le costaba acercarse porque no le gustaba increpar. No quería hacer traumatizante algo así, no era lo mismo ir cara a cara a pedirle todo a alguien que pasar y sacarles algo. Su amigo era muy violento y a veces estaba enfierrado y por eso no iban juntos siempre. El otro vivía de ésto, él no, sólo quería tener 18 años y poder conseguir un trabajo decente para ayudar en su casa, nada más.

Trataba de buscar personas que parecían que iban a poder comprar otro. No le gustaba pensar en las situaciones de los demás, en que tal vez podía robarle a alguien como él mismo, por eso se aseguraba de fichar todo lo que traían, la ropa, los accesorios, y por último los celulares.

Para la mitad de la noche había corrido más de 15 cuadras, tenía tres celulares diferentes, dos que al parecer eran de gama alta y uno bastante normal. Había llevado los dispositivos a destino y había recibido el dinero equivalente a un poco más de tres semanas de trabajo. Al final del día, sólo por eso lo hacía. Y le había ido bien, por suerte pasaría bastante tiempo sin tener que volver a esa actividad.
______________________________________


Kcyo - Parte 1 - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora