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Podía decir que estaba algo nervioso cuando tocó la puerta, pero en cuanto vio a Mateo igual o peor que él, se sintió un poco mejor. Se sentía como la primera vez que lo invitó a su casa. Habían estado nerviosos y no sabían bien de qué hablar, aunque ahora estaban muy lejos de eso.

Tomando algo de confianza se animó a besarlo casto pero por largos segundos y cuando se separaron, la sonrisa de Mateo era inmensa.

-"Bueno...". Lo tomó de la mano para guiarlo dentro de la casa y cerrar la puerta. "Ésta es mi casa comedor, cocina, mi pieza, baño y la pieza de mi papá". Dijo mientras apuntaba los lugares y se detenía en la mesa, que igual estaba a unos pasos de la puerta. La casa era increíblemente chica, estaba un poco sorprendido y esperaba que el menor no pudiera notarlo. "¿Querés tomar algo? Té, café, mate".

-"Mate, nunca tomamos mates juntos".

-"Porque nunca me ofreciste". Dijo soltando su mano para ir a la cocina. "Te podés sentar".

Lo dudó un poco antes de seguirlo, se detuvo apenas entró y observó el lugar pequeño. Lo primero que le llamó la atención fueron todas las cosas sobre la mesada, aunque era un desorden algo ordenado. La mesada además era de ladrillos, nada parecida a la de su casa. Había una garrafa junto a la cocina y una heladera con una sola puerta, así que supuso que no había freezer. Por un momento pensó en que su madre haría un escándalo si no tuviese freezer.

Pero volvió a centrarse en el menor que había puesto la pava a calentar y estaba preparando el mate.

-"¿Tu hermano?". Preguntó mientras dejaba el paquete de galletitas que había traído sobre la mesada.

-"Está durmiendo, en un rato se despierta seguro, sino lo voy a despertar. ¿Cuánto te salió?". Preguntó aún de espaldas a él y le fue inevitable acercarse y rodear su cintura con sus brazos.

-"No jodas Mateo". Dijo rodando sus ojos aunque el otro no lo pudo ver. Solo recibió un suspiro de repuesta.

Ninguno de los dos dijo nada, pero Mateo puso sus manos sobre sus brazos y él apoyó su mejilla sobre su hombro. Se mantuvieron en silencio así hasta que el menor apagó la hornalla y sacó la pava.

-"Dale, así llevamos ésto". Dijo tratando de alejarse, aunque si quisiera podría irse tranquilamente.

-"Dame un abrazo". Murmuró afirmando sus brazos a su alrededor y lo escuchó reír.

-"Y pero dejá que me de vuelta por lo menos".

Dejó que lo haga y sonrió al ver su sonrisa. Acercó su rostro para darle suaves y cortos besos, nada intenso, sólo por el gusto de poder hacerlo.

-"Te amo...". Murmuró estando cerca suyo y entonces Mateo escondió su rostro en su cuello.

-"Ya sé...".

-"¿Cómo ya sé?. Yo también era". Podía ver cómo luchaba para decirlo y lejos de molestarle, le causaba ternura. Ni siquiera necesitaba que lo haga, de hecho, lo sabía y era suficiente.

Pasó sus brazos por los hombros ajenos y lo mantuvo cerca porque sintió que el otro estaba aferrado a él. El abrazo era íntimo de alguna manera y parecía que Mateo también lo sintió así porque habló en voz baja.

-"Al final sí se fue, lo abandonó también...".

Tardó apenas unos segundos en entender a qué se refería y soltó un suspiro doloroso. Afirmó sus brazos alrededor suyo y le besó el pelo varias veces.

-"¿Cómo están tu viejo y tu hermano?".

-"Mi papá mal, lo veo re mal... pero mi hermano bien, la va a pasar mal cuando sea más grande". Comentó alejándose de él con una tenue sonrisa.

Kcyo - Parte 1 - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora