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Acababan de llegar con su hermano a su casa, eran casi las 7 de la tarde, y pasó a buscarlo al salir de la casa de Manuel. Al final todo parecía estar en calma, tampoco se confiaba.

Su hermanito no paraba de saltar, apenas pasó la puerta de entrada estaba gritando por su papá, lo vio entrar a la cocina y fue directo a abrazarlo, era peligroso, el hombre  tenía un sartén en la mano. Pero qué podía hacer, si el menor era entusiasta.

-"Mateo, ayudame acá". Se rió mientras iba a agarrar el sartén y seguía con los panqueques que estaba haciendo el hombre. Los vio abrazarse un rato y tuvo esa sensación de felicidad familiar en su pecho.

Se apuró para terminar e hizo una leche chocolatada para el menor. A su padre le hizo un café y él sólo quería un té. Pronto estaban sentados en la mesa redonda merendando/cenando, ya era algo tarde, como las 9 pm.

-"Y hoy traje a todos a dormir, los extrañé cuando me quedé". Dijo su hermano mientras agarraba la mochila que trajo consigo. Su padre trató de convencerlo para que no sacara todos sus juguetes pero el pequeño apenas lo había mirado, estaba en la suya.

Él no podía parar de sonreír, le encantaba ver a su padre renegar por un par de juguetes sobre la mesa, aunque tenía razón, la mesa era demasiado chica como para poner todos ahí arriba.

-"Bueno, elegí dos entonces, solamente dos, sino no entramos".

-"Pero tienen hambre...". El menor hizo un puchero muy marcado y tuvo que esconder su sonrisa cuando su padre suspiró con cansancio.

-"Pero hijo... no entramos todos en la mesa".

Su hermano pareció ignorar lo que dijo el hombre y cortó un pedazo de panqueque para meterlo a la boca de un dinosaurio. Observó atentamente a su padre que lo miró haciéndole una seña para que hable con él. Rara vez desobedecía así.

-"Emi, ¿no vas a bajar a tus amigos?".

El menor negó y siguió con lo que estaba haciendo. Le hizo una seña a su papá para que se vaya así podía hablar con él.

-"¿Qué te pasa, tus amigos están bien?". Preguntó mientras vio alejarse al hombre y su hermano asintió aunque seguía con el puchero en su rostro. "Si te pasó algo me lo podés decir". A veces el menor hablaba de sus juguetes y les atribuía cosas que le pasaban a él.

Esperó un rato, no sabía cuánto, pero al fin el menor habló muy bajo.

-"Mamá no quiere que le de comida a mis amigos".

-"¿Por qué?". El otro se encogió de hombros. "¿Qué comiste hoy?".

-"Arroz...".

-"¿Solo? ¿Nada más?".

El menor negó con su cabeza y sintió el calor del enojo en su rostro.

-"Pero eso al mediodía, ¿no?. ¿Cuando te despertaste qué comiste?".

Emi negó otra vez con su cabeza y tuvo que levantar su vista hacia la cocina esperando ver a su padre escuchando ésto, aunque estaba de espaldas a ellos. La odiaba, odiaba mucho a la madre de su hermano. Antes la odiaba porque se metió entre su papá y él, ahora la odiaba porque era muy mala madre.

-"Bueno, ahora vamos a hacer ésto... voy a levantar las tazas y vos los sentás a comer panqueques, ¿sí?".

Lo vio sonreír antes de acomodar sus juguetes en la mesa, le despejó el lugar y llevó las dos tazas sobrantes a la cocina.

-"Pá...". Habló apenas entró, el hombre ya estaba cocinando.

-"¿Emi está mejor?". Lo vio cocinar lo que parecía un guiso y frunció el ceño, pensó que ya estaban con los panqueques.

Kcyo - Parte 1 - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora