21

920 113 37
                                    

Había ido a hablar con Facundo y la verdad se había sentido mal. En realidad sentía culpa porque le había dado su palabra, pero es que no podía, era demasiado para él. Su amigo sólo le había sonreído diciendo que lo sabía, ya se la veía venir y de hecho le pareció raro que no lo haya dicho antes. Se habían abrazado con fuerza por largos minutos y listo.

Pensó que iba a enojarse, pero al parecer no conocía lo suficiente a su amigo.

Esa noche había tenido una cena en paz, jugó con su hermano hasta que se durmió y después se sentó a hablar con su padre. Fue una noche igual a tantas otras, pero no lo hacía menos disfrutable. De hecho, se había enterado de algunas cuestiones sobre Emi; también su padre lo había tranquilizado con lo de la plata. Se supone que no estaba en la casa. No quería saber dónde estaba, pero no le importaba, sólo estaba demasiado contento porque no se la habían robado.

Fue una buena noche en relación a todo lo que les había pasado, aunque más por cómo lo había vivido él. Estaba más tranquilo, quería centrarse en ayudar a su padre, en ser un buen ejemplo para su hermano que era lo que más le importaba. ¿Qué ejemplo podía dar así?.

Y aunque le hizo algo de ruido, no salir con Facundo esa noche pareció la mejor opción, una de las mejores decisiones que tomó.

La mañana del domingo estaba siendo tranquila, despertaron relativamente tarde, incluso su padre recién dio señales de vida a las 11 am, casi una hora después que ellos. Por alguna razón sentía que todo estaba demasiado bien, su padre parecía estar contento y descansado, lo que últimamente era raro. Emi estaba coloreando un libro de dinosaurios y de a ratos les pedía ayuda para no pasarse de la línea.

Tendría que haberse dado cuenta que era sólo un espejismo de felicidad cuando escuchó que golpeaban la puerta y su padre se levantó de la mesa para abrir. Lo escuchó hablar con alguien, tardó un rato. No quería parar la oreja, por ahí no se tenía que meter, así que seguía ayudando a su hermano, de paso le recordaba que terminara la leche de una vez.

-"Mateo...". La voz suave del hombre le llamó la atención. "¿Podés venir un toque?".

Se acercó a él con un semblante curioso, pero cuando vio al padre de su amigo, algo en su estómago se apretó con fuerza.

-"¿Qué pasa?".

Su padre le hizo una seña para que salga afuera, así que eso hizo, cerró la puerta tras él y sólo de nervios se cruzó de brazos, le estaba revolviendo el estómago la sensación.

-"¿Qué pasó, está todo bien?". Volvió a insistir.

-"Facu siempre dijo que vos no tenías que estar haciendo esto... ayer estaba re feliz porque te tiraste atrás, yo estaba enojado. Pero él estaba re contento... Safaste pibe, qué ojete que tuviste".

Frunció el ceño con preocupación y se acercó un poco a él para bajar su voz.

-"¿Qué pasó?". Volvió a preguntar.

-"No sé qué gilada quisieron hacer después de eso, dicen que se metieron a un chalet".

-"¿Facu está bien?".

-"Los agarraron los que estaban ahí, no te voy a decir todo, pero ya está, se terminó ahí. A las 11 empezó el servicio ése, no te vi así que vine a avisarte qué pasó".

-"¿Servicio de qué? No entiendo nada...". Estaba casi seguro que su voz tembló.

-"Yo tendría que estar enojado con vos, un poco estoy... si vos hubieses ido, mi hijo no hubiese salido a ningún otro lado, vos lo re ubicabas en esas. Se re controlaba por vos, pero ahora con ese pelotudo solo...". El hombre suspiró con enojo, o eso le pareció. "Vení si querés, o quedate acá, hacé lo que quieras, pero lo velamos hasta la noche, después el entierro es solo para la familia, no queremos a nadie más".

El hombre apenas puso su mano sobre su hombro como si de esa manera se estuviesen dando los pésames, después se dio la media vuelta y se fue.

Se tuvo que sentar en el piso, se sentía muy inestable. No estaba seguro de haber caído en la noticia, de hecho como era él, estaría llorando, tal vez hasta sollozando abrazado a su padre. Pero no, estaba en silencio mirando el pasto en la vereda.

Probablemente perdió la noción del tiempo porque escuchó la puerta abrirse detrás de él.

-"¿Mateo?... ¿Qué hacés ahí?".

No contestó, no sabía qué hacía ahí, sólo no quería entrar a su casa, quería estar solo.

-"¿Qué te dijo, está todo bien?". La voz preocupada de su padre lo incomodó. No quería decirle, no quería hablar de eso. De hecho todavía no entendía qué había pasado. Así que sólo negó con su cabeza y al no ver respuesta, el hombre entró a la casa y cerró la puerta.

Lo velaban... acababa de decir que lo velaban, ¿qué mierda había pasado?. Iban a ir a un local, entraban y salían, ¿qué pudo haber salido mal?. Pero dijo que fueron a un chalet, ¿en dónde, a qué?. Si ya les había ido bien en el local, para qué irían a otro lado.

Facundo era un estúpido dejándose llevar por ese tipo amigo suyo, también él era un estúpido por no haber tenido los huevos de acompañar a su amigo, de mostrarle apoyo. Porque si él hubiese cumplido su palabra las cosas no hubiesen salido mal. Hubiese hecho lo imposible para asegurarse que después de eso su amigo llegara a salvo a su casa. Jamás, nunca lo hubiese dejado irse por ahí a hacer nada más.

Si el que necesitaba la ayuda hubiese sido él, Facundo no lo hubiese dejado en banda. Sentía mucha culpa. Tendría que haber estado ahí, tendría que haber sido más consciente del peligro que era ese tipo y ayudar a su amigo.

Pero no, al parecer su bienestar psicológico le pareció más importante que su amigo. La culpa rozaba la vergüenza, se tuvo que cubrir los ojos. El dolor en su pecho era inmenso, pero no podía llorar, no importaba cuánto esperara, parecía no procesar la noticia.
____
Estaba cenando en silencio frente a sus padres y tíos, ni siquiera participaba en ninguna conversación, había recibido un tremendo reto por parte de sus padres hace un rato. No quería comer con sus tíos, no quería poner cara feliz, no quería, ¿por qué no entendían?

Y todo porque les había dicho que Mateo no iba a venir, insistieron tanto en lo raro que era que tuvo que decirles. Entendía que verlo durante meses todas las semanas era algo que les gustaba, pero si no lo veían podían al menos tener el tacto de no molestar. Pero no lo tenían por lo visto.

Había tratado de llevar el tema a uno más personal como que quería centrarse en sus estudios o algo así, pero al final dijo que le terminaron. Eso fue la luz verde para que su padre le diga que era un mañoso, mimado y no podía mantener algo lindo cerca. Ya lo sabía, pero no era totalmente su culpa. Si ellos lo habían criado así y recién ahora decidían que no les convenía, no era su problema.

No hacía que le duela menos, pero no iba a demostrar que tenían razón. Tuvo su actitud arrogante intacta todo el almuerzo y apenas pudo, se fue de su casa.

Iba a pasar el resto del día dando vueltas, así que había llevado su mochila con su laptop, al menos podía intentar estudiar en la plaza o en un café, lo que sea.

Estaba escribiéndole a Valentín para contarle lo que había pasado con sus viejos y de paso que viniera a verlo a la plaza, que al menos se ponga la 10 así le hacía compañía.

Sentado bajo uno de los árboles de esa plaza se podía ver básicamente todo, así que iba a ver a su amigo sin problemas apenas entrara a alguna de las calles, que de todas forma, para hacer cualquier cosa había que pasar por ahí. Estaba agradecido de ver pasar gente todo el tiempo, así podía centrarse en estudiar y en cierta forma distraerse de lo que le dijeron sus viejos, que tenían razón, sí, pero no le dolía menos.
______________________________________


Kcyo - Parte 1 - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora