29

914 112 16
                                    

Con Manuel todo había estado demasiado tranquilo, después de esa conversación no pasó mucho más y de hecho, al día siguiente se había ido mucho antes a su casa. No era por nada en específico, sólo se sentía demasiado tonto estando ahí.

Pero las cosas no habían quedado tan mal, por lo menos se llamaban a altas horas de la noche y a veces temprano a la mañana porque el mayor quería probar un 'nuevo horario de estudio' casi a las 7 am. No lo entendía ni iba a cuestionar, al menos podían hablar un poco antes de ir a trabajar.

Esa mañana había hablado como una hora con el otro, aunque más que hablar fue una hora de él durmiendose de a ratos y Manuel despertandolo casi a los gritos. Al menos había empezado bien el día.

La cuestión es que probablemente empezó bien el día porque lo que siguió en la mañana, en el momento en que bajaron del auto para entrar al taller, le iba a arruinar el resto de la semana sino más.

Había bajado con ganas de poner música, molestar a su padre, traer a dormir a su hermano para que empiece el domingo con ellos, estaba con ganas de estar bien. Cuando su padre le pidió que vuelva a buscar una bolsa al auto le tuvo que haber parecido raro, no había visto ninguna bolsa, pero lo dejó entrar solo y se puso a buscarla.

Volvió a la entrada del taller cuando después de revolver todo por unos buenos cinco minutos, no encontró nada. Seguro se había olvidado dicha bolsa en su casa y le había parecido traerla.

Se acercó a la puerta y ahí vio que la cerradura estaba rota. Frunció el ceño en señal de confusión y tuvo que entrar lentamente, ¿su papá había roto la cerradura por algo?. Buscó con su mirada al hombre que no parecía estar por ningún lado pero por alguna razón había vidrio en el piso.

-"¿Pá...?". Preguntó sin darse cuenta, con precaución.

Vio uno de los autos con todo el vidrio roto, literalmente tenía golpes de algo porque veía el centro del impacto en en parabrisas. Las gomas estaban tajeadas con algo y entonces buscó casi corriendo a su padre en el pequeño lugar que era una cocina improvisada.

-"¿Qué pasó?". Tenía miedo de preguntar.

-"Nada, estamos bien". Su padre estaba de espaldas y no, no se iba a creer eso.

-"Pá, ¿qué pasó?". Se acercó a él pero se detuvo cuando lo escuchó reír, fue un sonido muy amargo y la verdad no creía poder quitárselo alguna vez de la mente.

-"No estamos teniendo mucha suerte". El hombre suspiró dejando una caja que simulaba ser una mini caja fuerte en la mesada improvisada. Estaba abierta aunque a la fuerza y juraba que sintió su corazón detenerse por un segundo.

Otra vez. Es todo lo que podía pensar. Otra vez a ellos, ¿por qué?.

Se apoyó contra la pared porque se sentía increíblemente inestable. ¿Habían sido los mismos?. Pero si se equivocaron, no deberían volver a buscarlos, no tenían nada.

Salió de la cocina para volver al taller, miró el auto que estaba con los vidrios estallados y lo revisó un poco más, tenía algunos rayones. No sólo estaban por pasar un momento de mierda sino que también iban a estar endeudados con el dueño del auto. No quería ni pensarlo.

No podía dejar de mirar todo lo que habían hecho, con clara maldad, porque se lo pudieron haber llevado, pero fue alguien que tenía algo en contra de ellos. Su padre no tenía enemigos ni nada parecido, ¿y él?. Menos, siempre tuvo cuidado con eso.

Iba a llorar, ésta vez muy en serio.

-"Mateo, vení acá". Escuchó que lo llamó su padre y trató de recomponerse antes de volver con él. "Mirá". Le extendió un papel que leyó en voz alta.

-"¿Ahora sí necesitás?".

-"Creo que se equivocaron otra vez, pero no se puede tener tanta mala suerte... Vamos a tener que pasarla ésta vez".

¿Se equivocaron?. No, él se hacía una idea de quién lo había hecho y era su culpa. Todo lo que se les venía era su culpa.

-"¿Sabés qué vamos a hacer?. Vos vas a casa, te quedás tranquilo y yo voy a llamar al dueño del auto, eso voy a solucionar primero... Después vemos, por ahora, eso".

No quiso decir nada, por las dudas, así que le dio el celular sin pensarlo. Su padre con rapidez empezó a llamar y no quiso escuchar por lo que salió otra vez y se sentó en una banqueta, justo enfrente del auto dañado. Estaban hasta las manos, no iban a salir muy bien de esa y la verdad no estaba seguro de querer salir, estaba cansado, harto.

Quería llorar hasta dormirse, estaba agradecido de que su padre no lo pusiera a su par a solucionar nada. No iba a poder, ya no podía, tenía 17 años apenas, no quería hacerse cargo de nada.

Lo escuchó hablar unos largos minutos y cuando pensó simplemente en irse, él hombre salió de la cocina extendiéndole su celular.

-"Andá, yo espero acá para explicarle todo al dueño".

-"¿No lo necesitás?". Preguntó mientras agarraba el celular.

-"No, termino esto y voy a casa a ver unas cosas, por suerte no parece que falten herramientas ni nada".

No podía creer la calma que mantenía su padre, el sentía que estaba al borde del colapso mental.

-"¿Yo qué hago?".

-"No sé, andá a casa, dale".

-"¿Está bien si salgo?". Su padre hizo una mueca. "Para ver a Manuel, nada más".

-"Bueno, pero tené cuidado".

Asintió y se levantó para abrazarlo rápido, aunque su padre extendió lo suficiente el abrazo para hacerle saber que no estaba en un buen momento.

-"Te amo, hijo".

-"Yo también, pá".

En silencio se fue del taller, se sentía terriblemente angustiado, pero estaba enojado también, así que fue directo a la casa de su amigo. Estaba ardiendo de ira, estaba seguro que fue él, juraba que fue él. Algo dentro de él le decía que se detenga y lo deje pasar, pero su lado impulsivo quería tener el placer de dejarle un ojo negro, por lo menos.
______________________________________

Kcyo - Parte 1 - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora