Introducción

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Día presente

Rey sintió unas ganas de vomitar, de verdad, sentía que en cualquier momento el shot de Vodka que había tomado minutos antes se le regresaba por la garganta cuando escuchó a la madre de Atenea, –su tía Beva (Brenda)– pedirle que diera un honroso discurso.

Con mucho cuidado ella se levantó de su asiento, Martín y Laura le dieron una mirada de apoyo, pero no había nada que le quitara el gran nudo en la garganta, ni siquiera la pareja o su propia madre que estaba al lado.

—Bueno, supongo que esto debe ser inspirador, así que me esforzaré. Atenea, mi pequeña prima, quiero decirte que felicidades por el bebé, espero que nazca sano y salvo— dijo sin emociones. No tenía ganas de fingir emoción por ella en cuanto a su matrimonio, así que simplemente dijo lo que de verdad sentía. Deseo porque ese bebé naciera sano.

Su mirada se posó en el de gafas y barba. De pronto unas ganas de llorar la invadieron enormemente, pero no dijo mucho, simplemente sonrió con cariño y miró el centro de mesa que poseía un pequeño pececito en una pecera mediana redonda. El pez azul estaba enjaulado, y así se sentía Renée, enjaulada.

Simón la miró esperando una reacción.

—Espero que le den un futuro tan lleno a ese bebé, que le llenen la vida de mil colores y que puedan ser felices. De verdad, espero que sean muy felices — se dirigió a los "tres", pero su mirada era para Simón.

«Espero que puedas ser feliz»

Simón miró a Martín, la amarga felicidad de Rey sólo la sentían quienes sabían la historia completa.

Susurros resonantes | Simón VargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora