Memorias

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V

Rey sonrió mientras veía a Simón llegar a su puerta con dos lienzos y un delantal/mono.

-¿Puedo preguntar por qué te pusiste el mono antes de pintar?- preguntó la ojiverde mientras veía a Simón comenzar a dejar los lienzos en la puerta de su casa.

-Es que a lo que sé, Martín, Villa y Gen están arriba, y no confío en ellos. Ni en ti.- terminó de decir Simón mientras dejaba un beso en la frente de la morena.

-¡Oye!, ni porque los encerré a los tres en la habitación de juegos para que no molestaran tu inspiración de arte. 

Simon se quitó la chaqueta que llevaba encima del mono y comenzó a quitarse los zapatos. Luego de siete semanas podía sentirse como en su casa cuando estaba ahí. Incluso la madre de Rey ya estaba tan acostumbrada de ver a los chicos a altas horas de la noche en su casa cuando regresaba de su clínica que sólo podía pensar en hacerles un cuarto extra a los Morat y a Laura que se la pasaban ahí. La sencilla razón es que todos amaban a Gen, también a Rey, pero más a Gen, incluso Laura. Pero Génesis no tenía permitido salir tanto, por lo que, si no puedes ir a la montaña, la montaña viene a ti. Y en cuanto a Simón, Simón amaba a Rey.

-¿Preparada para esta tarde?- preguntó Simón mientras acomodaba los lienzos en el patio trasero de la casa de los Zaúri.

Esa noche iba a haber una fiesta, la fiesta de Alicia, la hermanita de Simón y Martín. Así que ellos fueron muy amables para invitar a los Zaúri. Sus papás no querían ir a la fiesta, así que dejaron que Rey llevara Gen. Aunque, la invitación de Simón había sido: Necesito payasos para animar la fiesta, ya sabes Rey, tu especialidad.

Gen se burló cien años de Rey, pero también le dio una mirada de complicidad en ese momento, y es que Gen quería realmente que Simón y su hermana estuvieran juntos. Martín, Villa y ella se la pasaban chismeando acerca de la estancia de la pareja en ambas vidas. Villa notaba muy extraño que Rey quisiera salir con Simón (y viceversa) por la forma en como habían sucedido las cosas, pero Martín y Gen eran dos niñas chismosas que se la pasaban diciendo que Atenea había hecho mal, y que Simón merecía ser feliz, aparte, Martín afirmaba y perjuraba que jamás había visto tanto brillo en los ojos de Simón al ver a una chica.

Por parte de Rey, Rey encantada pasaba tiempo con Simón, y Simón sabía que la quería, pero se sentía aun inseguro acerca de su tan pronta ruptura con SU prima. Así que comenzó a llevar las cosas de la manera más calmada posible, pues sentía que deseaba con cada fibra de su cuerpo a Rey, pero también sabía que Rey tenía muchos principios, y no le parecía correcto hacerla dudar acerca de sí misma, no quería ponerla en aprietos porque ella estaba siendo muy amable por arreglar su corazón. Por salvarlo.

-Muy.- contestó la ojiverde mientras se recogía el pelo en un moño bajo y se pasaba las manos por la cara, estaba lista para pintar mucho a las 12 del día. La fiesta sería a las 6, algo tarde, por lo que tiempo tenían de sobra. Pasaron como alrededor de 20 minutos pintando, escuchando a Birdy, Sleeping At Last, Bon Iver, entre otros artistas, que se habían olvidado de la existencia de los tres seres que estaban arriba jugando FIFA.

-¡RENÉE, MARTÍN QUIERE MATARME!- gritó su hermana de 15 años mientras bajaba las pequeñas escaleras de su casa al patio trasero, siendo perseguida por un Martín furioso y a la vez divertido al ver el miedo de su pequeña amiga. Villa perseguía a la pareja de amigos mientras grababa todo con su celular.

-Y se acabó la paz.- fingió llorar Rey mientras Simón le lanzaba un pincel grueso a Martin, dándole en el ojo.

-PRI, pero qué le pasa, esta enana se merece la paliza que le daré, me gano OCHO veces en el FIFA.

-Y limpios.- remató Villa mientras Martín y Gen lo miraban mal. Martín por su humillación y Gen porque le daba más motivos para que Martín la matara con más gusto.

Todos comenzaron una discusion mientras Simón se llevaba en la espalda a Gen, Martín le dio una patada a Simón que hizo que se cayeran y la pintura negra de Rey se esparciera por todo el suelo.

-SIMÓN VARGAS- le gritó la ojiverde mientras trataba de recoger el bote de pintura pero sólo logró ensuciar sus manos. Gen y él estaban en el piso mientras Martín había resbalado en la pintura, lanzando el bote más lejos, llenando a todos, excepto a Villa, de pintura. Entonces Rey muy enojada tomó una palma de pintura y descaradamente la pasó por completo en la cara de Simon, no sin antes quitarle las gafas. El de barba la miró boquiabierto mientras que Villa se partía de risa junto a Martín y Gen. Este tomó el bote de pintura azul de Simón y se lo embarro en el pelo a Gen, mientras que esta por accidente le dio a Villa con un pincel. Generando la guerra de pintura más sucia de Bogotá en el piso de cera de la señora Zaúri. Se quitaría el color, sí, pero con mucho esfuerzo.

La puerta había estado sonando en todo ese lapso, así que Isaza optó por pasarse al darse cuenta de que no tenía seguro, llevaba su telefono en sus manos hablando con Pedro, pero entonces lo guardó y fue hacia los gritos del patio trasero. Se quedó mirando la escena y miró el telefono de Villamil en la escalera, totalmente intacto de pintura azul o negra. Con cuidado caminó, haciendo que todos lo miraran con atención, entonces Isaza tomó una foto rápidamente, todos lo miraron con asombro por su osadía, y fue cuando Gen comenzó a perseguirlo por el patio, tratando de pintarlo, entonces el del sombrero optó por correr a la alberca de los Zaúri y mojarse completamente. 

Simón alzó las cejas y comenzaron a reír, viéndose a sí mismos con pintura azul, negra y combinada de ambos colores, formando un gris azulesco. Rey simplemente comenzó a reir mientras se aventaba a la piscina con todo y ropa, nadando al lado de Isaza. De repente todos se encontraban en la psicina, dejándola algo gris por la pintura.

-¡GÉNESIS Y RENÉE ZAÚRI LÚA!- Gritó su madre cuando llegó con bolsas de papel de supermercado, mirando el desastre.- Ya sabía que ustedes estarían aquí. Digan Whisky que voy a tomarles una foto y venderla a una fan de Morat, a ver si no les dará pena, muchachos.- se mofó la señora pero también se rió. Esos chicos hacían más bonita la vida de sus hijas, y le importaba eso, su felicidad de Gen y de Rey, en específico de Gen, pues era lo que se llevaría consigo. Sus memorias.

—No haga eso, señora. Le lavo el carro. — soltó Martín y todos comenzaron a reír.

—Limpien esto, iré a comer papas.

Susurros resonantes | Simón VargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora