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Mangel abrió la puerta de la casa, se sentía muy nervioso y no se sentía tan preparado para enfrentar lo que venía pero no le quedaba más que fingir valentía, le había funcionado por un tiempo y mientras tanto, seguiría así.

—¿Mi niña? ¿Eres tú? —Lolito salió corriendo de la mina, estaba sucio hasta la cara, su coleta se había deshecho y algunos cabellos sueltos enmarcaban su rostro, pero también heridas nuevas, Mangel frunció el ceño, se fijó en sus manos que sostenían el pico y tenían rastros de sangre, finalmente miró sus orbes verdes con rastros de lágrimas. Sus ganas de ir ahí y pedirle perdón por lo sucedido eran bastantes, pero recordó que nada de lo que había pasado fue su culpa, no lo era, por ello, se contuvo.

Suspiró —Tenemos que hablar —la mirada de Lolito se llenó de pánico y sus ojos se cristalizaron .

—Mi niña, yo... ¿Quieres que me vaya? ¿Es eso? Si es así, perdón yo no quería actuar así, te prometo que no volverá a pasar yo-

—No. Lolito —Mangel se acercó a Lolito y lo tomó de sus manos, quitando el pico que cargaba consigo, enseguida Lolito lo tomó de las manos con fuerza, Mangel casi pudo sentir su miedo, su desesperación —Ven aquí —Lo dirigió a la cama sin soltarlo, ambos se sentaron en silencio por unos minutos, Mangel rompió el silencio —Espérame aquí —lo quiso soltar de las manos pero el agarre de Lolito no se lo permitía —No me voy a ir —lo miró, los ojos tristes de Lolito lo miraron con desconfianza pero aún así poco a poco lo soltó.

Mangel se acercó a un cofre donde guardaban vendas y material de curación, sacó algunas cosas y fue a la cocina donde empapó un trapo y después se acercó de nuevo a donde Lolito se encontraba. Dejando las cosas en el suelo se hincó entre las piernas de Lolito, tomó de nuevo sus manos y con el paño mojado las limpió, con sumo cuidado de no dañar más las heridas, quitó la suciedad y aplicó el antiséptico, Lolito sólo hacía algunas muecas de dolor por el ardor, pero no dijo nada. Mangel terminó haciendo un vendaje simple para evitar que se infectasen sus heridas.

Fue a enjuagar el paño y regresó al poco tiempo, Lolito seguía sentado en la cama con la misma mirada cristalizada y perdida, Mangel suspiró y se acercó, se sentó a su lado y con su mano tomó la barbilla del pelinaranja con cuidado de no hacerle daño; limpió las heridas y rasguños, Mangel miró un corte en su pómulo, se veía un poco profundo pero sanaría, su mirada se desvió a una lágrima que pasó a un lado de la abertura y se perdió en su barbilla.

Suspiró —Lolito —Mangel no sabía como empezar.

—Lo siento, lo siento, lo siento mi niña —Lolito soltó sus lágrimas que había contenido —De verdad, perdón —tomó sus manos con desesperación.

—Lolito, necesito que me escuches, por favor, escúchame —poco a poco el pelinaranja le puso atención pero no soltó sus manos. —¿Sólo quiero entender el por qué de tu actitud de hoy? ¿Por qué me hablaste de esa manera?

—Lo siento mucho, no fue mi intención. Yo no quería, sólo-

—Lolito, quiero arreglar las cosas, necesito que estés bien para que podamos hablar.

—Si, si, lo siento mi niña —se limpió las lágrimas y respiró intentando controlarse.

—¿Por qué no querías que fuera al pueblo?

Lolito pensó por unos segundos —Porque me enoja la manera en que te miran algunos pueblerinos, me enferma pensar que puedes estar con alguno de ellos o ellas, la manera en que te miran es... —su respiración se aceleraba y Mangel lo notó.

—Bien, ¿Y por qué te molesta pensar que puedo estar con alguno de ellos o de ellas? Yo podría, si quisiera. —Mangel sospechaba algo, pero necesitaba comprobarlo.

—¡No! no, porque eres mi niña, mía. No debes estar con nadie más que conmigo. Alaisímo mío.

—¿Contigo? Pff ¿Tuyo? Lolito... —estuvo a punto de dejarlo ahí y mandar todo a tomar por culo pero respiró pidiendo paciencia —... Veamos ¿Qué te importa más, el cofre con diamantes que guardamos o yo?

—Tu —respondió al instante.

—Vale, ¿y por qué hablas de mi como si fuera igual que cualquier diamante o pico que te pertenece y nadie más puede tocar?

Lolito pensó en la situación sin entender del todo, un segundo después todo hizo 'click' en su cabeza —No, no me refería a eso, tú sabes que eres más importante que todo lo que tengo. Te lo juro mi niña.

—Y no lo dudo, pero no me gusta que hables de mí como si fuera de tu propiedad, no lo soy Lolito y debes ser capaz de entenderlo, tengo amigos, tengo amigas, hay cosas que me gusta hacer, solo y en compañía de mis amigos, y no las voy a dejar a un lado por una persona que piensa que estoy al nivel de un diamante bonito que debe ser guardado para su uso exclusivo. Si no puedes entender eso yo no lo haré por tí, lo siento. —Lo soltó fácilmente de las manos sin problema alguno debido a que Lolito estaba pensando en sus palabras.

Se fue de regreso a la cocina para enjuagar el paño, internamente esperaba que Lolito entendiera su punto de vista, le dolería mucho perderlo, estuvo así varios minutos, seguía lavando el paño cuando este ni siquiera tenía manchas, a los minutos sintió unas manos en su cintura se sobresaltó, después supo fácilmente que era Lolito... no podía ser nadie más.

Las manos abrazaron su cintura rodeándola por completo y la mandíbula del pelinaranja se recargó en su hombro, por inercia, Mangel también recostó su cabeza en la del contrario.

—Lo siento mucho mi niña, mucho, mucho, soy un tonto, soy un estúpido, perdóname, voy a cambiar, te lo prometo, por favor.

Mangel se giró hasta quedar de frente con su pelirrojo.

—También eres un idiota —miró seriamente a Lolito sin hacer ningún movimiento.

—También soy un idiota. —asintió estando de acuerdo.

Por unos segundos ninguno de los dos dijo nada, Lolito no había dejado de abrazar a Mangel y no dejaban de mirarse, tratando de ver más allá de si mismos reflejados en los ojos del otro, pero no podían. Finalmente Mangel habló —Pero eres mi idiota —lo abrazó del cuello y Lolito lo sostuvo con más fuerza.

—Si mi niña, lo soy. —se abrazaron fuertemente.

—Sólo quiero que entiendas mi punto de vista, no quiero estar con alguien que desconfía de mí y de cada cosa que hago o digo. No necesito que nadie tenga el control de mi vida.

—Lo entiendo mi niña, perdóname por actuar como un idiota, voy a cambiar, te lo juro.

—No me jures nada Lolito, demuéstramelo. —Susurró en el oído del pelinaranja sin dejar de abrazarlo.

Este sería un nuevo comienzo para ambos, el comienzo de algo muy bonito... que lástima que al destino le guste jugar sucio.

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Capítulo hecho sólo con música de Sleeping at last, no me culpen, a llorar a la llorería xd
Me gustó el resultado de este capítulo, ojalá también les guste.

Spread Love xx.

Destino // MangelitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora