Tus brazos

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Cuando llegué a Jericho, no te conocía de nada más que de mirada y palabras cortéses. Mi desesperación era infinita y la culpa característica del vil asesino me invadía completamente.

Lo hice porque no tenía opción, lo hice porque sentí que era la única manera de salvar a Daniel, lo hice porque el mundo es injusto y Daniel era injusto pero era todo lo que conocía. Lo hice para proteger pero al final él tuvo que protegerme a mí.

Maté porque tenía miedo. Y hacerlo lo único que provocó fue culpa y soledad.

Cuando llegué a Jericho, buscando alcanzar una paz que me urgía en el momento, pese a que tú no me conocías de nada más que de un par de miradas y palabras insignificantes, me acogiste, me calmaste, me aconsejaste y me ayudaste.

Limpiaste con tus manos mis manchas de pecado.

Y por siempre estoy agradecido de aquello.

Sin ti, mi rumbo habría sido el mismo de un barco sin capitán ni tripulación alguna, flotando a la deriva en espera de un rescate que no llegaría jamás. Eventualmente hundiéndose y siendo olvidado por todos.

Pero tu sí llegaste, y aunque los demás me observaran de reojo por el rojo intenso, ya seco, en mis ropas, tu hiciste caso omiso de aquello.

Siempre creí que North era la más agresiva y rencorosa de nosotros, después de haber sido una Traci, siempre abusada, no la culpo.

Pero me equivoqué terriblemente, Markus. Y pronto me di cuenta de algo que no creo que nadie más que yo sepa. La idea de saber algo sobre ti que los demás no, me fascina de cierta manera.

Tú sabes que yo lo sé. Pero sabes de igual manera que aunque yo lo sepa, jamás lo diré, porque esa complicidad que mantenemos me hace sentir especial. Tu cómplice.

Porque en el fondo, debido a lo que sea que haya sucedido en tu pasado que nunca me revelaste, sé que no quieres brindar redención a aquellos que nos crearon.

Sé que no te importaría acabar con varios de ellos.

Eres más rencoroso que North pero aparentas ser igual de misericordioso que Josh.

Ah, Josh...

Noto las miradas indiscretas que a veces enfoca en mí.

Los que sufrimos de un amor no correspondido sabemos identificar a los nuestros.

A veces desearía decirle que sí, observar tu expresión, Markus si supiese que estoy involucrado con Josh de manera no platónica. Observar el rostro que pondrías cuando conectasemos.

¿Te importaría? ¿Te verías perturbado por la imagen de tu perrito fiel siendo feliz en las faldas de alguien más?

Es incómoda la manera en que me pone tanta atención, es incómodo que parezca tan interesado en mí, y cuando pienso de esta forma, recuerdo mis sentimientos hacia tí y me da pánico creer que piensas de mí como yo de Josh.

En fin.

A mi no me engañas, Markus. Cuando se trata de ti, yo no solo veo, yo observo. Porque cada ínfimo detalle, cada pequeña grieta que haya en la relación tuya y de North, es algo que aprovecharé para irme abriendo paso hacia tus brazos, o para al menos, deshacer ese molesto vínculo entre ustedes que me llena de un sentimiento que creía hace tiempo olvidado. Si bien nunca la odié...

Después de lo que me hizo, después de su traición, después de que la consideré una igual, una hermana...

Ella quiso matarme, Markus. Quiso deshacerse de mí y yo fui había sido lo suficientemente estúpido como para no querer arruinar su felicidad contigo.

Eso cambió las cosas.

Dicen los humanos que en el amor y en la guerra todo lo vale. Tú más que nadie debes ser consciente de eso, después de todo eres el líder de nuestra guerra.

Además porque sé, por sobre todas las cosas, cuando me miras de aquella forma que antes no sabía descifrar, que te gustaría haber estado en mis zapatos cuando maté a ese hombre para defender a Daniel y él masacró a los demás, aunque luego hubiese estado muy arrepentido de haber siquiera estado ahí.

Pero tú no te arrepentirías de estar ahí, ¿o sí?

Yo sé muy bien que no, aunque puedas negarlo ante los demás.

Y es por ese mismo motivo que no puedo evitar anhelar tus brazos.

Estás hecho de mucho amor, Markus. De amor inconmensurable que no logro entender y que me derrite.

Pero aunque por fuera no lo parezca, también sé que estás hecho de demasiado odio.

Yo estoy hecho de miedo.

Y tu odio me ha protegido de formas que jamás sabré cómo agradecerte, Markus, y me ha protegido de las palabras hostiles de North y de cualquiera que me mire siquiera de una manera que no te parezca, pero también me da miedo.

El odio que sientes me da miedo, porque temo que te dejes consumir por el, que hagas algo irracional y que pueda perderte de la misma manera en que perdí a Daniel y que no pude hacer nada para evitarlo.

No te puedo cambiar, ni te puedo arreglar, pero quizás algún día te pueda convencer de que odiando con esa intensidad irracional que ciega no se consigue nada más que miseria.

Déjame abrirme paso a tus brazos, Markus, y crearé para ti momentos donde te puedas olvidar de odiar.

Why isn't it me?  [Simarkus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora