Tu habías robado mi corazón, y yo quería robar el tuyo. Puede que las agujas del reloj hayan dado demasiadas vueltas desde el día en que me dí cuenta de lo que me producías con solo una mirada, pero yo no me atrevería a decir que no te quiero, pues estoy harta de quererte. No quiero. Pero si algo es cierto, es que no soy nada sin ti. Y este echo lo cambia todo, cambia mis motivaciones y me lleva otra vez al punto de partida. Al fin y al cabo solo soy un jugador que pasa por todas las casillas, puede que un jugador despistado, un jugador que se esfuerza en construir castillos en el aire. El silencio que oyes en mis palabras puede que sea producido por mi inocencia y tacto de no herirte, pero no nos equivoquemos, hay muchas cosas dichas, pero mil y una más por decir.
