La pareja de latino y europeo estaba sentada frente a un escritorio de la FBI. Ambos sujetaba sus manos y escuchaban atentamente a todo lo que la organización tenía que decir.
—Bien, Chile, Alemania, ya conocemos toda la historia. Perú, USA y Canadá fueron los primeros en salir de la sala de juntas. Canadá olvidó su gorro y volvió por él. Chile, Argentina y México venían saliendo de la sala de juntas cuando el mexicano chocó con Canadá. De ahí, se separaron y Argentina se encontró con Rusia en un bar —se detuvo ante la mirada expectante de ambos países—. ¿A dónde fuiste, Chile?
—Salí de la sala de reuniones para encontrarme con Alemania en una cita. Antes de llegar le compré un ramo de flores, le encanta que sea detallista —sonrió el chileno, no solía usar sus modismos frente a FBI, le daba algo de miedo.
—¿Es cierto, Alemania?
—Ja (Si) —respondió la más alta con seguridad.
—De acuerdo. Me gustaría que escucharán esto, fue la siguiente prueba que encontramos. Nos la reveló la chica del camión de helados —FBI reprodujo un audio.
Se escuchaba la conversación que había tenido la chica rubia con El Maestro. Aquel hombre tenía una voz grave y profunda. Chile abrió sus ojos con asombro. Solo conocía a una persona con esa voz.
—No puede ser España. No habla inglés.
—¿Espania? Creí que Espania había estado ayudando a buscar a Mexiko —Alemania estaba confundida.
—No, cielito. Mi padre tiene esa voz, pero no puede ser él. No es posible.
—De acuerdo, calma, Chile —FBI junto algunos papeles—. Sé que España no fue, hablé con él. Fue más puntual que ustedes, así que aproveche para hacer mis preguntas.
—¿Qué le dijo?
—Dijo que él había vuelto inmediatamente a su hotel. No sé había enterado del secuestro de su hijo hasta que Venezuela y Perú dijeron no haber visto a México en casa. Lucía furioso —sacó un documento de una carpeta—. Y esto nos confirma que no fue él.
—Su registro de territorio. Tiene razón, weon... Perdón, FBI. No hay pruebas de que México se encuentre ahí.
—Eso me recuerda que ambos me deben sus registros.
Chile y Alemania sacaron un par de carpetas de sus portafolios para buscar su registro. La alemana fue la primera en entregarlo, pues era más organizada que su pareja, quien por un momento pensó que lo había perdido.
—Ambos están limpios de sospechas —leyó los registros—. Les tengo una última pregunta, ¿cómo se sienten ante todo esto? Alemania, tu primero.
—Me preocupa mucho Mexiko. Siempre ha sido amable con todos, no entiendo por qué le pasan estas cosas. Ojalá pueda encontrarlo pronto, FBI. Es el hermano de mi Chilito. No me imagino por las horribles cosas por las que debe estar pasando. Mi gente nunca lastimaria a un mexicano —contenía sus lágrimas, los traumas de su pasado en la guerra le hacían odiar a las personas que lastimaban personas—. Disculpe.
Comenzó a llorar. Chile intentó consolarla. FBI les dio su tiempo, necesitaba una respuesta de Chile para descartarlo completamente del caso.
—Esto nos ha tenido muy preocupados, FBI —finalmente habló—. En verdad quiero encontrar a México. Ha pasado tanto tiempo que ya no puedo recordar su voz. Su investigación es muy lenta. Han pasado dos años, FBI. ¡Dos años! México podría estar agonizando de dolor. Dios, no quiero ni imaginarmelo. Hemos hecho de todo lo que está en nuestras manos por ayudarles a encontrarlo, pero queremos que se apresuren, por favor.
(...)
México devoraba su comida. La tomaba con las manos y la ponía en su boca. Era arroz con pan y agua. Había estado comiendo lo mismo por dos años. Su secuestrador estaba sentado frente a él vigilandolo. Amaba sus delicadas facciones, él latino era jodidamente bello ante sus ojos. Lo quería solo para él, fue por ello que lo secuestro, era suyo, de nadie más. Debía brillar sólo para él.
—¿Podría darme otro más? —preguntó México con ternura y hambre.
—No —le quitó el plato y el vaso.
—Está bien.
El secuestrador volteo sorprendido. ¿Desde cuando el latino se había vuelto tan sumiso? Diablos, en verdad había sido horrible con él. Su delgado cuerpo parecía no poder volver a caminar. El brillo en sus ojos se había esfumado y ya no sonreía más. Todo lo que lo enloquecia de la belleza mexicana se había esfumado.
—Está bien. Pero sólo... Sólo sonríe.
El latino sonrió dulcemente. El resplandor en su mirada no se había apagado completamente, seguía ahí. El secuestrador salió de la habitación con el plato y vaso. México se dio cuenta de que algo había cambiado en la conducta de su captor. Solia portarse frío y agresivo, pero ahora era diferente. Tal vez si estaba logrando hacer que cambiará, eso le ayudaría a salir.
Síndrome de Estocolmo: 5%
(...)
¡Hola, mis queridos lectores!
Lo sé, se que no he estado actualizando este libro, pero necesito repasar cada detalle antes de publicar para que no se me pase ninguna pista. Les debo tres capítulos, este es el primero. Como podrán ver, al final de cada capítulo México comenzará a desarrollar el síndrome de Estocolmo.
He estado investigando y para desarrollar este síndrome es necesario que el secuestrador adopte una conducta más cercana con la víctima. Más amable. Así que chicos y chicas, me gustaría saber su opinión.
¿Cómo puede hacer el secuestrador para ser más cercano a Méx sin ser violento?
Eso ha sido todo por el momento. Nos leemos pronto~
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Fanfiction━━━━━━━━━━━ •♬• ━━━━━━━━━━━ 𝓟𝓵𝓪𝔂𝓲𝓷𝓰 - 𝓣𝓪𝓰 𝔂𝓸𝓾'𝓻𝓮 𝓲𝓽 ↻ ⊲ Ⅱ ⊳ ↺ ━━━━━━━━━━━ •♬• ━━━━━━━━━━━ *╔════════❖•ೋ° °ೋ•❖════════╗* México, un país tercermundista se encontraba tomando un camino de vuelta a casa. Había pasado el día entero en u...