—Apolo... ¿A dónde vamos? —preguntó Casandra, tallándose los ojos.
La voz somnolienta de la joven le pareció cálida. Acababa de despertarse y estaba desorientada.
—A un lugar donde nadie nos encuentre. Debimos hacerlo hace tiempo.
El joven conducía a alta velocidad por la carretera. No había tiempo que perder ahora que se había vuelto el blanco de la policía. El imbécil de Diego se había ensañado con él, eso era seguro. Esperaba no hallarse con que habían bloqueado la carretera. Tener que conducir con tan mal tiempo por el bosque no sería seguro.
—¿Ni siquiera mamá? —preguntó Casandra.
La mujer no la perdía jamás de vista. Se la pasaba enviánole mensajes cuando estaba en clases. Ella no estaría tranquila si no sabía de su paradero.
-—Tal vez... tal vez luego hablemos con ella.
—Yo sigo enfadada contigo —refunfuñó, acomodándose en el asiento de copiloto.
La tormenta se había desatado con furia una vez más. Eso le gustaba. Cada golpeteo de las gotas contra el suelo o el auto le daban la certeza de que estaba viva y muy despierta.
—Lo sé, Cas. Algún día te lo contaré todo, sólo confía en mí. Yo te amo, lo sabes ¿no?
—Sí, Apolo... Siempre me lo dices. —Suspiró con cansancio.
Siguió con sus dedos el recorrido de las gotas tras el cristal de la ventana, como si pudiera frenarlas o desviarlas.
—Apolo, ¿Podemos parar?
—¿Para qué?
Ella lo miró con incomodidad. Se le acercó al oído.
—Tengo que ir al baño —le susurró.
Apolo empezó a reír. Sólo ella podía hacerlo reír en un momento de tanta tensión.
—Cas, tenemos prisa. Ese estúpido policía me está buscando.
Doblegarlo era otra de sus habilidades. Ella y sus brillantes ojos suplicantes eran una combinación que debía estar prohibida.
—Bien, pararemos, pero debes hacerlo rápido.
Casandra asintió repetidas veces, esperando que el auto se detuviera.
Seguía su marcha como si nada.
—Apolo... ¡Ya no me aguanto!
No sabía ella que Apolo pisaba a fondo el freno, sin conseguir disminuir un ápice la velocidad del auto.
—¡Cas, afírmate!
El auto zigzagueó, resbalando en el húmedo pavimento. Las desesperadas maniobras de Apolo al volante no impidieron que se salieran del camino, precipitándose al irregular paisaje boscoso. Luego de unos cuantos tumbos, se estrellaron violentamente con un grueso árbol.
Unas gotas de agua le salpicaron el rostro. Se despertó dando un potente grito que hizo a los patos alzar el vuelo escandalosamente. El bote se tambaleó unos instantes y volvió pronto a la misma calma del lago. Las aves volvieron también a posarse sobre las aguas.
—¡Es el colmo, Casandra! Ponerte a dormir en nuestro paseo. No tienes remedio. —La salpicó con agua una vez más.
—¡¿Papá?! —Miró para todos lados, no había nada más que agua y cielo—. ¡¿Dónde está Apolo?!
—¿Estabas soñando con tu primo? Supongo que te causó una buena impresión, parece un chico listo y de seguro es mejor pescando que tú. Debí invitarlo a él.
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Los sueños de Casandra
Mystery / ThrillerCasandra tiene sueños; sueños oscuros y aterradores que no la dejan en paz. A veces cree que sueña cuando está despierta; otras sueña y no logra despertar. En el matrimonio de su prima, un espantoso crimen ocurre y la demencial escena guarda mucha...