#Seven🚬

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Dedicado a: user79320273
Gracias por el apoyo.
Mil besitos en la frente 🌻

El olor a cigarrillos funcionaba como perfume, uno amargo y de mala calidad que les otorgaba ese aroma tan cracterístico a los tres jóvenes.
Sus pulmones ya estaban aclimatados a la tóxica nicotina que desprendía el pitillo y el alcohol dañino para sus hígados que poseía la cerveza; que esta vez estaba en su punto. La botella transpiraba dado a la diferencia de temperatura con el ambiente y las gotas mojaban las piernas de la azabache.
Sus ojos rojos, los labios también. Besos y risas. Uno que otro golpe. Marihuana, relajación, bocas secas a pesar de la bebida y un hambre voraz.

Aageda abrazada al cuerpo de Boris con Popchik entre las piernas y Theo a su lado se disponía a prestarle toda su atención a la película que echaban en la TV; esta, sobre un baúl. Junto a la consola, y algunos recuerdos de los viajes realizados.
En la pequeña y desordenada habitación del ruso colgaba una bandera de la Unión Soviética y un pequeño ventilador le despeinada los rizos a Boris.

-Deberiamos drogarnos juntos- Pensó en voz alta el pecoso.
-Tomar ácido- Sintió los brazos de la chica apretarlo un poco.
-Esa niña, la delgada de civismo- Intentó recordar su nombre.
-Johana- Soltó.
-Dice que el novio de su madre lo puede conseguir- Le dio un trago grande a su cerveza.
Eda le pasó su cigarrillo y el le dio una calada profunda.

-¿Lo han hecho antes?- Preguntó Theo.

-Una vez- Dijo la jovencita recordando. Estaban tan colocados que comenzaron a nadar en la piscina, sin agua. Durmieron fuera y amanecieron carbonizados por el sol.
-Fue fantástico- Si, claro que lo fue. El chico casi muere ahogado. Pero no con agua, claro está. Si no con un trozo de manzana.

-¿Como se...?-

-Shhh- Lo calló el de labios rubí.
El sonido de una puerta cerrándose los sorprendió.

-¡Tu padre!- Se asustó la fémina.
Nunca lo quiso admitir pero si le tenía algo de miedo al padre del ruso. Bueno, mucho... hasta su forma de llorar le aterraba.

-Matará al perro. Apurate- Se levantaron los tres como una bala sale del cañón de una pistola; depositaron los vicios sobre las mesas de noche y bajaron con sigilo las escaleras; el de gafas con el perrito en brazos.

El hombre insultaba todo lo que había a su paso, se quejaba a la par que llamaba a los jovencitos.
Aage lo presentía, sabía lo que iba a suceder dentro de nada. Bomba de relojería.

Theo salió por la puerta de cristal corrediza de la parte trasera de la casa mientras los jovencitos distraían al señor. Pero su atención no estaba en él, pertenecía totalmente al Neoyorquino retirándose a hurtadillas.
Cuando este desapareció los azabaches posaron su mirada en el canoso que esperaba una respuesta con una postura impaciente.
El hombre repitió la frase nuevamente arrastrando las palabras por el vodka en su sistema. Apenas podía distinguirse lo que decía.

Al ver a su amigo fuera de peligro la mejor idea que se le pasó por la mente al pelinegro fue provocar a su padre insultandolo, tomó a la noruega de la mano y camino con ella junto al hombre,el cual le dio un bastónazo en las costillas y otro en la espalda, haciéndolo dolo caer de rodillas, lanzando quejidos.

-¡Boris! ¡Déjalo en paz, bastardo!- Sus manos se aferraron al suéter verde del chico tirando de él para sacarlo del conflicto. Pero era imposible.

Aageda se lanzó a defender al muchacho interponiendose entre el pie del mayor y la anatomía de su compañero, por ello se llevó un par de patadas en el estómago. La ojiverde daba gritos ahogados en golpes.

Boris logró pararse y enfrentar al hombre.
-¡Para, para! ¡A ella no, maldita sea!- Lo tomó del brazo volteándolo hacia él.
Recibió un derechazo directo en el ojo que lo lanzó al suelo. De reojo pudo ver como la polaca era arrastrada del brazo unos metros más lejos, a la par que lanzaba patadas al aire.

Su mundo se detuvo y quedó petrificado al ver como su amiga era apalizada con el bastón de madera. Recibía golpes en los hombros, el cuello e intentaba cubrirse la cabeza con sus manos dañandolas también.
Sus gritos y sollozos perforaban sus oídos como si fuera una alarma que le gritaba

"¡Mátalo! ¡Le está haciendo daño!"

Pero... él también lo hacía ¿No?

El la había arrastrado a vivir en ese mundo.

La salvó de un martirio y la introdujo en su propio infierno.

Arden juntos.

▪︎▪︎▪︎

Desde el gran ventanal Theo observaba la horrorosa escena.
Petrificado.
Piedras.
Frío.
Desierto.
Soledad.
Miedo.

Dolor.

▪︎▪︎▪︎

-Lo siento Eda- Habló abrazando la fría y temblorosa anatomía de su contraria.
-Me carcome la culpa- Confesó tapándola con la manta de su colchón.

-No debes sentirte así- Soltó un quejido adolorido y se palpó una clavícula.
-¿No crees que debe estar rota?- Cambió de tema mostrando su hombro desnudo.

-No creo que lo esté. Tienes un moretón asqueroso pero estará bien cuando se valla- Le dio un tierno beso a la zona.

-Más feo que tu ojo no hay nada- Cambió de idioma. Noruego.
Boris soltó una risa contagiosa resbalandose por la cama hasta que su cabeza quedó a la altura del estomago de la chica y recostó se recostó allí.
Continuó riendo con la cara hundida en la barriga de la de orbes esmeralda. Pero poco a poco esa carcajada se convirtió en una serie de sollozos desgarradores que pasó a ser un llanto desenfrenado, desesperado y estremecedor.

Aageda colocó una mano en su cabello y lo acarició.
-Tranquilo, cariño- Susurro en ruso.
-Shhh, nada es tu culpa. Llora, todo estará bien- Intentó calmarlo como él lo hacía con ella. Tomó su mano y la acaricio sumamente despacio.

-¿Eda?- Dijo al lograr tomar una bocanada de aire.

-¿Si?-

-¿Me das un abrazo?- Su tono de voz era comparable al de un niño tímido de 4 años que pide ir al baño en el kinder.

Y sin decir ni una palabra se acurrucó junto al menor.
Sintió los rizos azabaches hacerle cosquillas en el cuello. Ambos apoyaron su mentón en el hombro del otro.
Luego de permanecer unos minutos asi; aún abrazados, se acostaron y durmieron envueltos por su propio calor.

▪︎▪︎▪︎

Sentir el latido de tu corazón retumbar en mis oídos me hace sentir en casa.
                           Cuando somos polvo.
Cuando nuestros corazones son simples trozos de algo que se degrada con rapidez.
Sabemos hacerlo.
                                   Repararnos.
Un abrazo que junte nuestros pedazos.
Uno tan fuerte que nos deja son aliento.
Que una las partes.

Abrázame hasta que el tiempo deja de doler.
Abrázame hasta que la vida deje de ser tan dura.

▪︎▪︎▪︎

FACTS:
🚬La primera vez que tomaron ácido Boris besó a Aageda pero ninguno lo recuerda.
🚬Boris contrajo malaria. Aageda no se separó de su lado en un mes y medio.
🚬Aageda y Boris vivieron en la calles de Ucrania (Pero solo dos semanas)
🚬Cuando Aageda debía aprender otros idiomas ella y Boris leían libros. Decenas de ellos en todos los idiomas.


❁❁❁❁

Les quiero ♡

Ash

WONDER▪︎▪︎ Boris Pavlikovsky " The Goldfinch" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora