𝐄𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 ¹ |GoнαɴхFeмαle!OC| [Drαɢoɴ Bαll] ; Editando

Capítulo 23 |Dudas.

|Hay muchas formas de expresar que amas a alguien|

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—Entonces..., ¿nos vamos volando? —Pregunta Yuzuki después de haberse despedido de su madre y haber tomado una mochila. Ahora estamos fuera de su casa, en el patio trasero.

—De hecho, quería mostrarte algo que te va a gustar —comento y ella me mira confusa—. ¡Nube voladora!

—¿Acaso enloqueciste o qué demonios? —Cuestiona esta con el ceño fruncido y río entre dientes.

—Solo espera unos momentos —pido. Y sí, aquella nube no tarda en aparecer; Yuzuki casi se cae al verla.

—¡¿Qué...?!

—Ven, súbete —exclamo y le doy un par de palmas a la nube. Yuzuki sigue con la mirada incrédula.

—¡E-es una nube! ¡¿Cómo va a aguantar nuestro peso?! —Inquiere con recelo—. ¡Nos vamos a caer! Y yo no quiero quedar más plana aún, joder.

—No nos vamos a caer, la he usado toma mi vida; es completamente segura —digo tratando de no reír por sus expresiones. Es linda—. Mira, te lo voy a demostrar —sin más, me termino por subir con familiaridad.

—Sí, cada día compruebo que eres más raro de lo que pensaba —murmura por lo bajo, logrando hacerme reír.

—Anda, ven —Inoue termina por acercarse y observa con desconfianza a la nube, después hace el amago de querer subir, pero vuelve a su pose inicial—. Dame la mano, te voy a ayudar.

—No necesito tu ayuda —gruñe, termina por subir con decisión y se sienta al frente con los brazos cruzados. Y sonrío sin poder evitarlo; sabía que es pura de corazón a pesar de su reacio temperamento—. ¿Y-y ahora qué? ¿Cómo se conduce esta cosa amarilla?

—Solo se le dice el lugar al que quieres ir y te lleva —digo con tranquilidad y ella arquea una ceja.

—¿Tiene detector de voz o qué salchichas?

—Algo así... —me gustaría explicárselo a más detalle, pero mejor lo dejo para otra ocasión. No sé a qué horas vaya a llegar Videl a mi casa y prefiero estar allá antes que nadie; conozco a Goten y su gran sinceridad, por lo que no quiero que termine diciendo algo que nos perjudique—. Yuzuki, sujétate bien —le recomiendo y veo cómo se tensa; estoy detrás de ella—. Nube voladora, vamos a casa.

Esto va a ser divertido.

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—¿Dónde conseguiste esta cosa? ¿Te la fabricó Brief Bulma? Porque quiero una —indaga con curiosidad mientras baja de un brinco de la nube y después se abraza a ella—. Es tan suavecita —susurra mientras talla su mejilla allí.

Es tierna.

—Me la dejó mi papá —contesto con una sonrisa un tanto nostálgica, observando cómo Yuzuki se endereza al fin y me mira intrigada. Unos gritos interrumpe lo que iba a decir y rápidamente identifico la voz de mi mamá... y la de Videl. Oh, no, esto no es bueno—. Vamos —pido y le hago un gesto de despedida a la nube, quien termina por elevarse y desaparecer.

Como no estamos nada lejos de mi casa, llegamos en menos de un minuto. Y sí, mi mamá está discutiendo con Videl. Ambas nos regresan a ver, notablemente molestas.

—¡Son, hasta que al fin llegas! —Reprocha la hija de Satán acercándose a mí con los brazos en posición de jarra—. ¡¿Puedes explicarle a tu mamá que yo solo vine a que me enseñes a volar y nada más?! ¡Yo...!