09. Propósitos de año nuevo

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En seis días no volvieron a sacar el tema. Mike prefería no seguir hablando de ello. Cada vez charlaban sobre su relación alguien o algo les interrumpía.

El azabache tuvo una semana para escribir su carta. Le tomó bastante tiempo del que pensaba. Quería plasmar con las palabras adecuadas todo lo que Will significaba para él, para luego concluir simplemente diciendo, de la forma más cursi del mundo, que le quería.

La guardaba siempre en un cajón de su habitación, pero ahora, como Will estaba haciendo su maleta y ojeaba por cada rincón de su cuarto, decidió meterla en el bolsillo pequeño de su pantalón.

— Y bueno... ¿Cuáles son tus propósitos para este año? —preguntó el castaño mientras doblaba sus camisetas y las guardaba en su gran maleta.

Mike no tenía muchos ánimos aquella tarde. Will se iría mañana por la mañana y ya no volvería a verle hasta dentro de otros tres meses.

— Bueno... Primero tendría que haber cumplido los de este año, ¿no? —dijo recordando que todavía no se había declarado a su amigo.

— ¿Qué te habías propuesto?

— Ehhh... —dijo nervioso.— Dicen que si cuentas a la gente tus propósitos tienes menos probabilidades de que lo consigas, así que... —contestó sonriendo para que no se molestase.

— Tienes razón. —dijo Will devolviéndole la sonrisa.— Todavía estás a tiempo de conseguirlo, ¿verdad?

— Algo parecido...

Mike ayudaba a colocar la ropa y las cosas del castaño en la maleta. Acercaba uno de sus jersey a su rostro y cerraba los ojos para percibir mejor el perfume. Cómo iba a echar de menos su olor.

Los diez días que pasaron juntos se le hicieron tan cortos... Y estos últimos seis aún más. Tuvieron tiempo de hacer muchas cosas. Vieron películas, jugaron a videojuegos y sobretodo leyeron cómics. Iban a la pizzería de sus amigos casi todas las tardes con Freddy que, por cierto, seguía sin encontrar su muérdago. ¡Hasta Lucas y Max rompieron y volvieron tres veces en tan solo seis días!

— ¿Y tú? ¿Qué te has propuesto para este año? —le preguntó por curiosidad.

— Pues todavía no lo sé...

— Mmm... —pensaba Mike.— ¿Por qué no empiezas por apuntarte al club de arte el semestre que viene? —dijo como si se le hubiese ocurrido en aquel momento.

Lo cierto es que el azabache ya lo había pensado antes. Sabía que a su amigo le vendría bien apuntarse a un club artístico y sabía que lo haría muy feliz.

— No sé, Mike... Todavía no se lo he dicho a mis padres...

— Will, confía en mí. Todo irá bien. —dijo intentando animarle.

El castaño le lanzó una mirada cómplice.

— Bueno, si tú me prometes que vas a conseguir tu último propósito de este año, yo te me apuntaré al club de arte. ¿Prometido?

— Prometido.

Ya no podía arrepentirse. No había vuelta atrás. Debía confesarle a Will sus sentimientos, ahora su felicidad dependía de ello.

El castaño cerró la maleta hasta arriba de prendas oscuras y la volvió a colocar de pie en el suelo.

Mike se ponía triste cada vez que recordaba que le quedaban menos de veinticuatro horas para estar con él. Los días con Will se le pasaron como si fueran minutos. No podía creer que ya hubiera llegado el último día.

En ese momento la señora Byers apareció en la habitación.

— Hola chicos. —dijo dando dos toques a la puerta aunque ya estuviera dentro del cuarto.— ¿Has terminado de hacer la maleta Will?

Su hijo asintió.

— ¡Perfecto! ¿Podéis bajar y ayudarnos a preparar las cosas para esta noche?

***

Eran las doce menos cinco. Faltaban apenas cinco minutos para entrar en un nuevo año.

Ambas familias se situaban en el salón de los Wheeler, alrededor de la televisión, viendo como la bola gigante del Times Square bajaba para declarar el Fin del año.

Puede que fuera una de las noches más inestables de su vida. Estaba muy nervioso. Llevaba planeando este momento desde que Dustin lo dijo por teléfono en Navidad.

No estaba preparando. El corazón le iba a mil por hora y se aceleraba más cada segundo que pasaba.

Es solo un beso, no paraba de repetirse. Pero se iba acercando el momento.

— ¡Ya baja, ya baja! —gritó Holly con entusiasmo.

— Preparaos chicos... —dijo Karen.— ¿Estás lista Holly?

La pequeña asintió.

Todos veían como la gran bola iba bajando poco a poco.

— ¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! —exclamaban todos a la vez.— ¡Siete! ¡Seis! ¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! ¡Dos! ¡¡Uno!!

— ¡Feliz mil novecientos ochenta y siete! —se escuchó por la televisión.

Fue el momento en el todos se levantaron del sofá. Alegres y eufóricos por la llegada de un nuevo año, los más pequeños hacían sonar los espantasuegras y los mayores besaban a sus parejas como era tradición en la entrada del año nuevo.

Aquella escena le recordó al azabache lo que debía hacer y es que, como dijo Dustin, con la primera persona que te beses en el comienzo del año tendrías buena suerte con ella durante el resto del nuevo año. No creía mucho en ese tipo de cosas, pero no iba a dejar pasar una oportunidad así.

Mike giró su rostro hacia la izquierda, dónde Will se había sentado toda la noche junto a él, pero el castaño ya no estaba. Volvió a dirigir la mirada hacia su lado derecho, pero seguía sin ver a su amigo. Estaba confuso, ¿dónde podría haber ido?

En ese instante notó como un dedo le golpeó un par de veces en su espalda. Se giró para ver de quién se trataba.

El azabache sonrió nada más verle. Allí estaba. Con su jersey rojo que resaltaba sus ojos verdes y esa pequeña sonrisa adorable adornada con su singular lunar.

El castaño se acercó relativamente cerca de él. Apoyó sus manos en el hombro izquierdo de Mike y se puso de puntillas para alcanzar a darle un tierno beso en la mejilla.

Aquel cálido gesto hizo que el mayor se quedara en shock. Juró que por unos segundos se le paró el corazón. No se lo podía creer. Will tenía en mente hacer lo mismo que él...

El castaño se retiró más rojo que un tomate. Apretó sus labios y sonrió.

— Feliz año nuevo, Mike.

El chico estaba sorprendido. Nunca se hubiera imaginado que su amigo pudiera hacer algo así. Pero fue la sorpresa más feliz de su vida.

Cuando el azabache se dio cuenta de que no paraba de mirarle boquiabierto y con cara de embobado, le sonrió de vuelta y se agachó para darle otro pequeño beso en la ardiente mejilla de su amigo.

— Feliz año nuevo, Will. —dijo mientras se retiraba.

Los dos estaban sonrojados. Mike sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.

Se notaba que, a pesar de estar nerviosos, disfrutaron de aquel mágico momento.

Ambos sonrieron y sus miradas conectaron. Los ojos de Will brillaban cuando le miraba. Hasta entonces Mike no se había dado cuenta, pero ahora sí estaba seguro. Por primera vez en mucho tiempo sus inseguridades huyeron de su cabeza.

No había dudas, ya podía sentir que iba a tener suerte con Will el resto del año, y un pequeño presentimiento le decía que sería así toda su vida.

No podía esperar a que llegase la mañana. Quería darle la carta ya. Pero sabía que era mejor esperar al momento adecuado. Al fin y al cabo, sabía que ya nada podría salir mal.

all i want | ✯byler✯ [parte 1: COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora