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La noche estrellada

Es un viernes por la noche, estamos en tu casa sentados en el sofá con una manta tapándonos y un bol con palomitas en nuestra pierna que compartimos mientras vemos Netflix.
Pasan las horas y en un momento de la noche me duermo y apoyo la cabeza en tu hombro, pero por el poco equilibrio va cayendo hasta tus tetas. Tienes mi oreja apoyada en tu pecho y te empiezas a poner caliente… Ves que estoy completamente dormido, y por debajo de la manta coges mi mano y te acaricias entre las piernas por encima del pantalón.
Por la situación y lo cachonda que estás sueltas un gemido sin querer, haciendo que me despierte. En ese momento sin saber lo que está pasando te miro y me empiezas a besar sin dejar de frotarte el coño con mi mano. Después del beso, te miro a los ojos por un segundo y te muerdes el labio de forma sexy. Estando ya caliente pongo mi boca en tu cuello y empiezo a succionar haciéndote un chupetón, al mismo tiempo que con la mano que te estabas masturbando la meto dentro de tu pantalón y comienzo a tocarte mojándote más.
Estás jadeando y disfrutando de mí. Con tanto movimiento tiramos las palomitas al suelo, pero no paramos. También hacemos que resbale la manta. Estamos los dos calientes, queremos hacerlo ya. Coges de la mesa un lubricante que habíamos comprado hace unos dias pero aún no habíamos probado. Mientras te acercas a mi te vas quitando los pantalones, y cuando estás justo delante me los quitas a mí.
Te sientas encima de mí y abro el lubricante. Me pongo un poco en la mano y mientras tu te abres el coño con los fluidos de antes, yo me lubrico la polla haciendo que se ponga dura. Estamos preparados y bajas poco a poco. Entra fácilmente. Nos movemos y gemimos del placer mientras follamos. Estamos muy calientes. Tengo mis manos en tus nalgas y tu tienes los brazos en mi cabeza. Entonces me acerco a tus pechos y después de comerlos pongo la boca en uno de ellos. Sientes como te estoy haciendo un chupetón a la vez que entro y salgo de tu cuerpo con ritmo, te gusta tanto que gimes fuerte y quieres correrte. Gritas una última vez dándome la señal, das el último sentón y lo sueltas todo dejándome mojado al mismo tiempo que yo lo suelto todo dentro de ti.