Acabo de salir de la estación, miro el móvil después de enviarte un mensaje diciendo que ya he llegado. Nada más salir a la calle te veo en la esquina, esperándome. Con una sonrisa en la cara voy directamente a abrazarte antes de decir nada. He esperado tanto tiempo para poder hacer eso que no te suelto después de un rato.
Empezamos a andar y me dices que podemos ir a tu casa, que no hay nadie. En mitad del camino vemos a unos chicos pasar mirándote, pero cuando están delante pongo la mano en tu cara y te doy un beso para seguir caminando mientras los otros se van.
Estamos a un par de calles de tu casa, pero veo que no hay gente cerca y aprovecho para cogerte de la mano y llevarte a un callejón oscuro. Antes de poder reaccionar te apoyo la espalda contra la pared y te beso apasionadamente, sin contenerme. Cruzas tus brazos sobre mis hombros y yo pongo las manos en tu cintura, acercándola a mí. Eso hace que nos calentemos y empecemos a respirar más fuerte, casi gimiendo en el oído de cada uno. Bajo las manos hasta el culo y los besos hasta el cuello, el ritmo de tu respiración se acelera y empiezo a acariciarte los muslos, pasando la mano lentamente hacia el centro... y justo cuando llego a la entrepierna te da un pequeño temblor y me pides que vayamos a casa.
Pasamos directamente a la habitación, donde sin esperar me quitas la camiseta y te quitas la tuya antes de besarme de nuevo. Entonces cojo el juguete que he traído para ti, y te lo doy sonriendo porque ya sabes lo que hacer. Con las esposas en tus muñecas, limitando el movimiento, te arrodillas delante de mí y sigues quitándome la ropa, bajando los pantalones y la ropa interior. Pongo la mano en tu cabeza acariciándote el pelo y tú miras arriba abriendo la boca, sacando la lengua y usandola para hacerme gemir el primero. Utilizando tu saliva, los labios, la lengua y las manos atadas consigues ponérmela dura en poco tiempo. Has sido una buena chica y como premio, te tiro a la cama boca arriba sin desatarte las manos, te quito la ropa que te quedaba y te abro las piernas acariciándolas para pasar la lengua y hacerte gemir a ti. Llevas mojada desde el callejón, así que cada vez que te froto con mis labios y un dedo, arqueas un poco la espalda y se tambalean tus piernas. Muevo la lengua arriba y abajo junto a tus gemidos, cada vez más rápido y cada vez más fuertes. Estás tan cachonda que pones las manos en mi cabeza, agarrándome del pelo y después de correrte, me pides que te folle de una vez. Me pongo encima de ti, pongo una mano en tu cara y después de observar lo preciosa que eres te doy un beso apasionado mientras sientes cómo entra fácilmente de lo mojada que estás. Entonces te quito las esposas, pones tus manos en mi espalda para acercarme hacia ti y me muevo, entrando y saliendo de tu cuerpo. Ya no se oye nada más que gemidos fuertes, jadeos y los golpes. Cada vez son más rápido, Puedes notar cada vez que llego hasta el final y cuando estoy a punto de correrme, te como la boca y doy un último empujón dejando que fluya todo mientras estamos con nuestros cuerpos y labios sin separarse.
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fuego.txt
Kısa HikayeSon cortos relatos eróticos con diferente escenario y contexto (no tienen continuidad).