—Uno de los requisitos para poder entrar en la lista de candidatos a rey, es vivir tu juventud en el anonimato. Pasar desapercibido durante la mayor parte de tu vida, sin escándalos y sin mala reputación. Por eso me sorprende que las personas hayan sabido su nombre antes de la coronación —apartó su mirada de entre los caballeros y posó sus ojos en su prima. Había captado toda su atención—. ¿Y qué me dices del nuevo? No ha habido noticias desde su inesperado alistamiento.
Cynthia volvió a recorrer con su mirada la fila de hombres anónimos, deseosa de conocer a todos y cada uno de ellos. Saber su historia. Estudiar su personalidad, y por supuesto, descubrir quién de todos tenía la mirada más sincera.
Sonaron las campanas que anunciaban un receso. Tiempo para reponer fuerzas y llenar bocas de murmullos insaciables.
—Habré sido bruja en mi otra vida, pero ahí, mi querida Cinthi, parece que tenemos al susodicho.
Sin esperarlo, su corazón osado se había acelerado.
Era tal la expectación que se había forjado al rededor de su persona, que no podía evitar sentir un deje de curiosidad.
—Esta mañana escuché murmurar a cuatro hombres desparramados en las escaleras de la Torre De Oro que se trata de un viejo, antiguo compañero de libros de tu padre. Pero dudo que tuviera las fuerzas y el valor para presentarse ante ti enfrentándose a jóvenes y musculados caballeros, por lo que de seguro se trata de un basto rumor.Las palabras parecían sonar lejanas. La voz de su prima se había visto opacada por sus ojos, que penetraban cada centímetro de aquella negra armadura, que pese al color oscuro y tenebroso de esta, parecía resplandecer y destacar de entre el resto, doradas, plateadas y resplandecientes.
—Parece haber pasado el mismísimo Dragón de ojos de fuego— volvió a comentar Lydi, pues no se escuchaba ni un grillo. Lydi rio ante su ocurrencia. Cynthia desvió apenas unos segundos sus ojos verde esmeralda, observando a su prima con una sonrisa ladeada, para luego posarlos de nuevo en aquel octavo caballero.
No se movía. Parecía una estatua tallada por los mejores esculpidores.
Caballero Negro (Simulación)
Su armadura era negra y opaca. La recubrían arañazos y golpes producidos por armas letales y afiladas. Una gran hendidura parecía resaltar de entre las demás, recorriéndole entre dos partes, la mejilla izquierda de su yelmo y el tórax grisáceo. Otra de las características que lo hacían resaltar del resto, era aquel yelmo. Dos grandes cuernos curvilíneos y puntiagudos sobresalían de su cabeza de hierro, proporcionándole un aspecto demoníaco y oscuro.
Portaba un escudo gigantesco y una espada aún más voluminosa.
Una cadena iluminada por los rayos del sol titilaba descansando en su pecho reforzado. Quiso observarla desde más cerca.
La gente parecía tenerle miedo, pero ella quería levantarse de aquella mesa aburrida y acercársele lo suficiente como para poder estudiar con más minuciosidad aquel traje ruidoso y pesado, libro de seguro, innumerables batallas, a sabiendas de que ni una sola palabra brotaría de entre sus labios escondidos.
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Un Amor Entre El Silencio
RomancePocas palabras son necesarias cuando la oratoria del amor lo dice todo. Sueños cumplidos y besos robados en un mundo de miseria y poderío surcarán la vida de una joven y desdichada doncella que contemplará la magnificencia de la superación de aque...