—¿A qué ha venido eso?— le espetó ella nada más despedirse de su hermano.
Dante se encogió de hombros mientras seguía comiendo. Eructó sin disculparse.
Cynthia lo miraba atónita. ¿Este era su marido? No porque lo eligiera ella, de eso estaba segura.
—Voy a tener que darme un baño, ¿quieres acompañarme otra vez? —Comentó tras dar otro trago de su copa. Esta vez sí levantó la mirada y la observó con una sonrisa divertida—. Oye, tu hermano me ha caído bien, muy hablador —volvió a atacar el pollo—.
—A diferencia de ti, que no emitiste ni una palabra. ¿Volviendo a tus orígenes? —preguntó molesta.
Dante borró la sonrisa y asustó a Cynthia al levantarse de repente de la silla, tirándola al suelo. Agarró la copa de vino y se alejó de ella por el pasillo bebiendo de esta hasta terminarlo.
—¡Tráiganme la botella! —Gritó al tiempo que cerraba la puerta de los baños. El eco de su voz retumbó en toda la cabaña.
Cynthia suspiró cansada. Sería la semana más eterna de su vida.
**
"—Solo arriba...abajo, arriba..."
"—Eres la mujer más hermosa de los siete reinos. Y eres toda mía."
Cynthia lo revivió por enésima vez. No podía parar de dejar de pensar en su momento en los baños. Se removió inquieta entre las sábanas. Otro relámpago cayó en la lejanía, y la lluvia hacía tiempo que comenzara a caer.
Aquella misma tarde no había querido saber de él. Acompañada de dos de sus sirvientas más leales, paseó tranquila y disfrutando del tiempo despejado por los senderos del bosque, y sin quererlo, había terminado llegando al lago en el que la había tirado sin piedad, sumergiéndolos a ambos en un baño nada agradable.
Recordó su primer beso entre las aguas cortantes. Había sido corto y casto. Cayó en la cuenta de que no le había gustado. No había ningún sentimiento reflejado. Nada.
"—¿Confías en mí?"
Había sonado tan inocente. Tan verdadero.
¿De verdad confiaba en él? Se volvió a preguntar desesperada.
Volteó sobre la cama acostándose hacia el otro lado. Se estiró totalmente a sabiendas de que él no estaba con ella. En parte, lo agradecía.
Recordó el momento en el almuerzo con su hermano. Frunció el ceño y acomodó mejor la cabeza entre las almohadas. ¿Por qué se había puesto tan tenso al conocer a Dante? Conocía a su hermano, pero nunca lo había visto comportarse de aquella forma. ¿Y por qué Dante no quiso dirigirle la palabra? "Me cae bien", le había dicho. Pues no lo parecía. Algo andaba mal entre esos dos.
Apretó los ojos con dureza y con un quejido de desesperación, terminó por erguirse y apoyar la espalda contra la pared de la habitación. Posó su mirada en el vacío y dejó su mente en blanco por unos segundos.
Escuchó a gente hablar fuera de la ventana, y extrañada se levantó para comprobarlo.
Cinco de sus empleados se estaban subiendo a varios caballos, y observó cómo desaparecían entre la oscuridad de la noche, dejándola a solas con aquel lunático que se hacía pasar por su marido.
Sumergió sus pies en sus zapatillas de algodón, y con los pies calientes, se enfundó su bata invernal. Salió de la alcoba sin saber a ciencia cierta por qué.
Atravesó el pasillo y al pasar al lado de los baños, se obligó a no mirar, pero derrotada, abrió la puerta entreabierta para ver si estaba ahí. La volvió a cerrar al comprobar que estaban vacíos.
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Un Amor Entre El Silencio
Storie d'amorePocas palabras son necesarias cuando la oratoria del amor lo dice todo. Sueños cumplidos y besos robados en un mundo de miseria y poderío surcarán la vida de una joven y desdichada doncella que contemplará la magnificencia de la superación de aque...