XXIV

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No puede ser, será la primera vez en dos años que llegaré tarde. Tony, me perdonara. El siempre llega tarde.

Estacione mi auto lejos de la editorial, pues no había lugar adelante. Sostuve mi bolso, los papeles y salí del auto para caminar.

¿La gente mira raro a las personas apresuradas o me parece? Bueno es normal, supongo. Puedo escuchar sonar mis tacos.

- Disculpe, lo siento. No lo vi, señor. Es que estoy un poco volada y en verdad lo siento.

Decía mientras recogía los papeles que se habían caído por el golpe, el señor no dijo nada y se fue. Al menos no se enojó, porque no estoy de humor como para escuchar que debería prestar más atención.

Lo típico.

Todavía habia unos papeles en el suelo, cuando estaba por agarrarlos una mano se encargó de levantarlos más rápido.

- Gracias...

Cuando levanté la viste, encontré al simpatico doctor que atendió a Tony, pero ahora está sin una bata. Mucho más elegante.

- No hay de que señorita, ya nos habíamos visto

- ¿Dr. Strange, cierto?

- Y usted es Pepper, aunque no me dijo su apellido

No pude evitar soltar una risa.

- Perdone, estaba preocupada en ese momento.

- No se preocupe ¿Que tal si me dice su nombre completo ahora con un café?

- Me encantaría, pero debo asistir al trabajo.

- Podría esperar.

- Entonces, estaré a aquí a las cinco.

- Lo esperaré con ansias.

Con una última sonrisa, me tendió los papeles y se fue alejando, yo seguía ahí parada con una tonta sonrisa.

Déjate de niñeras, Pepper. Esto no es una novela romántica.

Cuando llegue a la editorial, milagrosamente Tony ya había llegado y por la primera impresión que tengo está feliz. Espero que todo haya salido bien con Steve.

Lo saludé con un beso en la mejilla y me contó lo que le había pasado este domingo.

En verdad que parece una quinceañera, es adorable.

- Me dijo que me conquistaría de nuevo, Pepp. Eso quiere decir que me quiere lo suficiente, aunque será un poco difícil volver a confiar... Pero ahora tal vez lo veamos más seguido por aquí.

Es cierto lo que dijo Tony, ya que en la tarde a la hora del almuerzo, llegó Steve con una rosa azul en la mano ¿Cuando se habrá demorado en conseguirla? Era divertido ver a Tony, nervioso frente a él

Yo solo me puse a comer, cerca de la editorial, le hubiese dicho al Dr. Strange para comer a esta hora, pero me gusta estar sola en un rato.

Toda mujer necesita un tiempo a solas.

Después de comer y distraerme un rato por ahí, decidí que era hora de volver a trabajo. Tony todavía no llegaba, solo espero que no sufra de nuevo.

Mataré a Steve si lo hace.

Tony llegó con una sonrisa en el rostro a la oficina, se sentó y como su silla tiene ruedas empezó a dar vueltas, después se acercó a mí, algún día por hacer eso se va a caer.

Después de unas horas más de trabajo llegó la hora de salir, todavía tenía tiempo, eran las cuatro con treinta. Fui al baño de la editorial y trate de arreglarme un poco el cabello, no sabía si amarrarlo o dejarlo suelto.

Bueno igual debo dejarlo suelto, olvide traer algo para amarrarlo. Retoque un poco mi maquillaje aunque ni siquiera es tan exagerado, no me gusta mucho.

Salí del edifico y empeze a caminar, al llegar al lugar el Doctor ya estaba parado con una rosa en la mano y en cuento me vio...

Sonrió





















...















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Flor de jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora