Harmione One Shots

1. Yael

Mi nombre es Yael McMichael. Soy una Ravenclaw y, de hecho, soy el mejor promedio de mi clase. Pero nadie parece notarlo, porque en el grado superior está Hermione. Quién  podría no conocerla. La bruja más brillante de la generación. Una Gryffindor.
No sé si querría ser como ella o que ella no existiera. Si así fuera, creo que yo tendría el nombre de la bruja más inteligente que ha pasado por Hogwarts. Pero da igual, porque ella existe. Por lo tanto, yo no.
Mi rutina es monótona. Me levanto, desayuno, voy a mis clases, vuelvo a la sala común, redacto los informes, ensayos, o tareas que me hayan asignado. Nadie me ve. Soy como invisible. No literalmente, claro. Pero nadie parece reparar en mi. Nunca tuve amigos, nunca tuve novio. Tener 17 años y nunca haber dado mi primer beso no me anima mucho que digamos. Sé que seguramente muera sola. No me interesa, o al menos eso quiero creer.

Cuando me enteré que el trío de oro volvería a cursar su último año, a pesar de no tener la necesidad de hacerlo, decidí prestarles más atención. ¿Qué era lo que los hacía tan especiales, además de, obviamente, que Harry Potter salvó el mundo mágico?
Durante la guerra, me refugié en el mundo muggle. Mis padres lo son, y puse todos los encantamientos de protección que conozco a nuestra casa. Sobrevivimos sin mucho sobresalto, ya que, (de nueva cuenta) no soy una persona que llame la atención.
El trío parecía más feliz que nunca. Pobres, después de todo lo que pasaron tener un respiro no les sienta mal. Hermione y Ron parecían estar en pareja, al igual que Harry y Ginevra, una niña de mi año, pero de Gryffindor. Bueno, no parecían, estaban en pareja. Por eso me extrañó, cuando volvía un lunes de la biblioteca, ver a Hermione y a Harry tan cerca uno del otro. Se miraban, a los ojos, con un brillo que no pude identificar. Era tardísimo, y mi deber como prefecta era mandarlos a sus cuartos, pero no lo hice. Granger también es prefecta, por lo cual no tendría sentido.
Di media vuelta y tomé un atajo para ir a la sala común.

Una semana después de este 'incidente' volví a presenciar lo mismo. Fue como si hubiera usado un giratiempo, porque fue a la misma hora, también un lunes. Decidí observarlos. "Espía" me regañó mi mente. No es mi culpa si se cruzan en mi camino, y la curiosidad me pudo.
Esta vez, Hermione decía:
-Harry, esto está mal. Está muy mal. No podemos hacerles esto. Es injusto para ellos.
-Mione, sabes que los quiero mucho, pero sabes que esto es lo correcto, es como siempre debió ser. Pero hay que encontrar la manera de explicarles.
-La señora Weasley estará devastada. Es como una falta de respeto, luego de todo lo que hizo por nosotros, con el dolor que tiene...
-Lo sé, y te juro que lo siento muchísimo, pero también es una falta de respeto hacerle creer que todo está bien cuando no amo a su hija. No quiero formar una familia con ella.
Amo a otra persona, y debe entenderlo.
- Ay Harry, créeme que te entiendo, y me pasa lo mismo, pero también querría saber quién es esa persona que anda dando vueltas en tu cabeza. No me malinterpretes, pero no es como si tuvieras muchas mujeres en tu vida. Aunque también es verdad que puedes estar con quién te dé la gana, elegido. No todos contamos con esa suerte.
- Aún no es tiempo de que lo sepas. En serio me gustaría decirte, pero quiero hacer las cosas bien. Un paso a la vez. ¿Por qué no me dices tú qué brujo te tiene así?
- ¿Así cómo?
- Mi vida, te conozco más que nadie. Puedo ver el brillo en tus ojos cuando hablas de él. Estás perdida, Mione. Ojalá que quien te haya enamorado de esta manera sepa corresponder.
- Si te soy sincera, Harry, no creo...

En ese momento dejé de escuchar. ¿Cómo se atreve? No hay chico en la sala común de Ravenclaw que no daría todo lo que tiene por salir con la gran Hermione Granger. No tiene derecho a decir eso, no cuando existen chicas como yo, que realmente no enamoran a nadie. Y ni siquiera enamorar, no atraen a nadie.
Pero, cambiando de tema, estos dos no son lo que creía. Por esto siempre digo que no hay que sacar conclusiones apresuradas. Aunque la verdad es que son bastante ciegos. Ciegos, sordos, mudos. Se nota a leguas que fueron hechos para el otro. ¿Cuántas veces han alabado a Hermione apreciando su parecido a Lily Potter? Incontables.
Todo el castillo lo sabe, menos ellos.

Tuve que esperar hasta el siguiente lunes. Es como si estuviera viendo una novela de esas que veía mi abuela, que tienes que estar sintonizando el canal a la hora exacta para poder verla. Pero esta vez no estaban. Al contrario, a la mañana siguiente estaban cada uno en una esquina de la mesa en el desayuno. Algo extraño, ya que casi nunca se pelean. Ron los miraba a ambos sin saber qué hacer. Ginny estaba al lado de Harry, tan melosa como siempre. Él, mientras tanto, lanzaba miradas preocupadas, y me dió la sensación que culpables, a Hermione. Ella se veía enojada de verdad.
Esa misma noche, para mi suerte (o bueno, para mi curiosidad) me los crucé de nuevo en un pasillo. Estaban discutiendo.

- ¿¡Por qué no me lo dijiste antes!? ¿Por qué tenías que lanzarte a hacerlo, Harry? ¿Por qué? ¿Y si yo no quería? Ahora pienso en eso todo el maldito tiempo, y no quiero, yo estaba bien con Ron, te lo dije. Sí, es verdad que no lo amo, pero podría formar una hermosa familia con él. ¡Siento que lo estoy engañando! De hecho, lo estoy engañando. ¡Estaba pensando en cómo hacer las cosas lo menos bruscas para él! Y no, tenías que venir y besarme... ¡Te odio, Harry Potter!
- Muy bien, Hermione. Si eso es lo que quieres, no volveré a hablar de esto. Pero no esperes que siga con esta farsa. Voy a cortar con Ginevra de todas formas. Tal vez conozca a alguien, tal vez me case con ese alguien. Pero tienes que saber que en todo momento vas a estar en mi mente y en mi corazón. Aunque no me correspondas.

Harry se fue caminando apresuradamente. En ese momento vi la cara consternada de Hermione, deslizó su espalda por la pared hasta quedar sentada en el suelo, y se largó a llorar.