2. Yael

1.3K 76 4
                                    

No podía dejarla ahí, sola, tirada. Mi instinto maternal no me lo permitió.

-Hola... ¿Estás bien?- le pregunté
- Hola, emm...
- Yael. Yael McMichael.
- Hola Yael, si, estoy bien, no te preocupes. - claramente me estaba evadiendo.
-Tranquila, entiendo cuando alguien no quiere hablar. Pero se nota que no estás bien. Volvía de la biblioteca cuando te vi. Si quieres podemos volver ahí y te buscaré un té en las cocinas. Y prometo que no insistiré si no quieres hablar.
- Muchas gracias, Yael. Eso estaría bien, muy bien.

La ayudé a levantarse y caminamos en silencio hacia la biblioteca. Las dos somos perfectas, por lo que nadie nos dijo nada. Ella ahogaba sollozos, hasta que se pudo calmar y le dió hipo. Cuando volví con su té ya estaba mucho más tranquila.

- En serio gracias, Yael. ¿Cómo puede ser que no te conozca? ¿Eres nueva? - me reí.
- No, Hermione. No soy nueva, aunque si lo piensas metafóricamente sí lo soy. Todos estos años pasé desapercibida. Los Ravenclaw no somos muy sociales, ¿Sabes? No tengo amigos, mis compañeros no me desprecian ni me apartan, pero tampoco me hablan, salvo cuando tienen alguna pregunta. Igualmente no me quejo. Seguro no lo sabes, pero soy el segundo mejor promedio, luego de tí, obviamente.
- Wow, o sea que has sido mi "contrincante" todo este tiempo. Buen trabajo - me sonrió.
- Has sido un excelente oponente, Granger. Pero lo que no entiendo es cómo una chica como tú puede estar triste. Es inverosímil.
- ¿Una chica como yo?
- La bruja más lista de su generación, y también una de las más bonitas, según todos los chicos de mi casa. Tienes los mejores amigos que se podría pedir, morirían por ti. ¡Por Merlín, juntos salvaron al mundo mágico! Seguramente eso fue muy duro, pero tienes un futuro asegurado, y más brillante del que cualquiera podría desear. No me extrañaría verte en unos años como Ministra de la Magia. Yo votaría por ti.

- Nunca lo había pensado así... Si te soy sincera, me inspiras confianza, ¿Puedo contarte algo que nunca le dije a nadie?

- Tampoco tendría a nadie a quién contarle el chisme, así que no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo. - le contesté riendo.

- Bueno, pues prepárate porque esto es un poco largo. De hecho, ven conmigo, vamos a un lugar más cómodo. - no entendí qué lugar podía ser más cómodo que la biblioteca, pero la dejé guiarme por los pasillos hacia una... ¿Pared? En ese momento dió media vuelta y caminó hacia el otro extremo de la pared. Cuando llegó repitió lo mismo dos veces. Yo sólo me dejaba llevar por ella. A la tercera vez, apareció una puerta en la pared antes vacía.
- Esto es... No.
- Sí.
- ¿La sala de menesteres? ¡Ha estado perdida por años!
- Hasta que la encontramos. Ven, entra. -

Adentro había una habitación parecida a la sala común, con colores rojo y azul, y un par de sillones que se veían muy cómodos. Nos sentamos en uno de ellos. Hermione me miró, como calculando si hacía bien en confiar en mí, y empezó:

- Todo comenzó en sexto año. Cuando Lavender estaba con Ron, ¿Si los ubicas, no? - asentí con la cabeza - yo estaba celosa. Creí que estaba celosa por Ron, porque él me gustaba. Por eso a veces iba a salones vacíos a llorar. Es vergonzoso, lo sé. Pero era una forma de liberarme también de todo el estrés que sentía. Llorar hace bien, purifica y limpia nuestro cuerpo. La cosa es que una vez Harry me descubrió. Y desde ese momento no me dejó sola. Me consolaba y me abrazaba, me decía cosas lindas que me hacían sentir mucho mejor. Pero eso sólo hacía que me sintiera peor, porque estaba llorando por un chico que no me entendía ni correspondía, y en cambio tenía un amigo fabuloso que estaba ahí siempre. Y me regañé a mí misma, porque todo con Harry sería más fácil. Pero yo quería a Ron. O eso creía. En un momento, durante la guerra, él nos abandonó. Estuve destruída por semanas. Y Harry también se quedó a mi lado cada momento, viéndome débil por un chico. ¿Entiendes lo que es eso? No suena a mí. Yo no soy así. Pero me justificaba pensando que amaba al pelirrojo, y por eso me dolía su huida. Cuando, en medio de la batalla, Ron me besó, fue un sueño hecho realidad. Por fin me correspondía. Por fin sentía de nuevo que podía lograr todo lo que me propusiera. Y de esto me dí cuenta cuando nuestra relación fue avanzando. Cuando él me besaba y yo sólo tenía ganas de dormir y estar con los tres, el trío de oro, nuevamente unido. Al principio me autoconvencí de que era porque la guerra había terminado, y era obvio que quería estar con mis mejores amigos. Pero cuando volvimos aquí, y me encontré en algunas clases sólo con Harry, y la pasaba mucho mejor que con Ronald, empecé a sospechar que algo andaba mal. Que no estaba bien. Pero tampoco podía apartar a Harry, después de todo es mi mejor amigo. Y eso nunca va a cambiar. Comencé a notar su mirada cambiada, cuando me veía. Y decidí hablar con él y contarle esto. Pero pasó algo que me dejó mucho más confundida de lo que ya estaba... ¡Me besó! Y lo peor de todo, le correspondí... Y me encantó. Pero sabía que estaba mal. Que no era así como debía ser. Le estábamos clavando un puñal por la espalda a Ron y Ginny... A los Weasley, que tanto hicieron por nosotros. Eso es deshonesto y cruel. E intenté explicarle eso a Harry... Pero tampoco me puedo quitar su beso de mi cabeza... Y me he dado cuenta que lo amo. Lo amo con todo mi corazón, más de lo que nunca amé a nadie. Y eso me asusta más de lo que prefiero admitir. ¿Tú qué opinas?

- Pues yo opino que eres una bruja con mucha mucha suerte, Hermione. En serio. No tienes uno, sino dos hermosos pretendientes. Que además fueron tus mejores amigos.
- Tienes razón. Nunca lo había visto de ese modo... Gracias por escucharme, Yael.
- No hay de qué. Estoy entrenada.

La acompañé a la entrada de su sala común, y esa fue la primera y última vez que hablamos. Ron y Hermione cortaron, al igual que Ginevra y Harry. Y este último y Hermione son muy felices juntos. Al final no hubo escándalos, parece que ya sabían que esto iba a pasar. Como todo el resto del alumnado de Hogwarts.
¿Y yo? Seguí siendo tan invisible como siempre. Sin amigos, sin pareja, sólo mi presente y yo, persiguiendo nuestro futuro. Un futuro en el que, tal vez, con suerte, no estaría tan sola. Pero aún si lo estuviera, no importa. Seré feliz de igual manera.

Harmione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora