Ya lo sabía

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Llegué a casa tarde, como todos los días. No sabía cuánto tiempo más iba a resistir esta rutina monótona. Él no estaba, como todos los días. Comí lo primero que encontré y me fui a acostar. Pero no me pude dormir, como todos los días. Escuché la puerta principal abrirse, y luego de un rato la de la habitación. Fingí estar dormida.
Se acercó, me dió un beso en la frente y se acostó a mi lado. Como todos los días. ¿Cuándo había comenzado todo esto?
Una voz en mi cabeza me respondió: lo sabes bien. Y sí que lo hacía. Cuando los niños dejaron de ser niños y yo dejé de tener algo que me atara a él, más que un anillo en mi mano. Todo fue más que maravilloso los primeros años luego de la guerra; teníamos una relación estable, confianza, no nos peleábamos. Pronto vinieron ellos, nuestros hijos, a completar la familia. Todo era perfecto, lo que siempre había soñado. Pero ellos crecieron. Fueron a Hogwarts. Al principio los extrañamos mucho, la casa no era lo mismo sin ellos, su risa, su energía. Y quisimos volver a ser la pareja que éramos antes de que ellos nacieran. Pero no fue lo mismo. Como si algo se hubiera agotado. Por suerte esto pasaba desapercibido cuando ellos regresaban en las vacaciones. Pero cuando se fueron definitivamente, nuestra vida se volvió aburrida, sin sentido. No nos veíamos casi nunca. Me excusaba diciendo que como Ministra, tenía demasiadas cosas de las que ocuparme. Pero era una verdad a medias: quería escaparme de mi casa, de su lado. Me sentía miserable por no ser feliz, teniendo todo lo que podía pedir, un hombre que me amaba, dos hijos hermosos, una casa y un trabajo que me permitía darme todos los lujos que quisiera. ¿Por qué me sentía vacía?
El único momento en el que podía respirar un poco de aire fresco era cuando estaba con él. Con mi mejor amigo. Ya saben, el pelinegro de ojos verdes y anteojos siempre torcidos. Harry. Con él me sentía feliz. Me hacía reír, me distraía. Tal vez porque todo escapaba de mi mente y me parecía estar de nuevo en Hogwarts.

- ¿Y por qué no hablas con él? - me preguntó en medio de un almuerzo. Al trabajar ambos en el ministerio, coincidían los horarios.
- No lo sé, Harry... No hablamos.
- ¿En serio? Ni siquiera... - arqueó una ceja, y entendí su referencia. ¡Esas cosas no se preguntan! Me sonrojé.
- No, Harry. No nos besamos tampoco.
- Bueno, ya. Pero es muy raro... ¿Como te sientes?- me detuve a pensar. No tenía la más mínima idea.
- Abandonada, tal vez. Siento que me rendí, que me descuidé... - miré la ropa que traía. No tenía nada que ver con mi estilo. ¿Por qué la usaba? - ¿Desde cuándo me visto así de aburrida?
- Siempre te vestiste así, Mione. No te ves mal. Pero tengo una  idea para que no te sientas así. Vamos de compras, al shopping ese muggle. - Abrí los ojos, asombrada. Hace meses, sino años que no iba, porque no necesitaba ropa nueva, ya tenía suficiente, y a Ron no le gustaba ir. No solía comprar cosas que no necesitaba, pero la  idea me pareció excelente. Podría hacer una limpieza de armario.
- ¡Claro! Me encantaría.
- Bueno. El sábado, ¿Te parece?
- Por supuesto. ¡Que emoción! Hace muchísimo tiempo que no voy. Podría ir de paso a la peluquería, no sería abusar de tu bondad ¿Verdad? - Harry rió
- Contigo me entretengo en cualquier lado, pero no me enojaría si luego me invitas a cenar para compensar.
- Tú elije el lugar, que ahí iremos - afirmé emocionada por primera vez en mucho tiempo.

El sábado llegó más lento de lo que hubiera esperado. Me levanté, bañé y vestí más alegremente que en semanas. Cuando bajé a hacer el desayuno, Ron me dijo:
- Estás muy linda, Herms. ¿A dónde vamos a ir? - caí en la cuenta de que no le había dicho nada.
- Lo siento, me olvidé de avisarte. Voy a salir con Harry.
- Oh, bueno, de todos modos tenía que ir a Sortilegios Weasley. ¿Te veo en la noche?- preguntó con un deje de decepción. ¿Ahora que tenía otra cosa que hacer quería estar conmigo?
- Tampoco... Iremos a cenar.
- Bueno, diviertanse entonces. Voy a pasar la noche en lo de George - dijo claramente enojado.
- Espera, Ron, hablemos...
- ¿De qué quieres hablar? ¿De que ya no pasamos tiempo juntos? ¿De que te haces la dormida para no tener que darme un beso? ¿De que no salimos a ningún lado? ¿De que ya me cuentas nada, de que no hay confianza? ¿Dónde quedó el amor que juramos tener, Hermione? - él estaba al borde de las lágrimas, y yo  también.
- Yo, no sé, Ron... Lo siento muchísimo. No sé qué pasó, ni cómo, ni cuándo... Pero casi no nos vemos, y los chicos están lejos, y yo... No quise hacerte sentir mal.
- Pero lo hiciste, Hermione. Me dejaste de lado. Como cuando estábamos en Hogwarts. - me cortó.
- Lo sé, no te merezco... - sollocé y él se levantó para venir a abrazarme.
- Tampoco te vayas al otro extremo, Herms. No es  tu culpa. Es de los dos. O de ninguno, tal vez. Por ahí lo que teníamos se agotó. Tal vez lo forzamos tanto que no nos dimos cuenta que nunca había sido nuestro destino estar con el otro.
- No digas eso, Ronald - le apunté con mi dedo como solía hacer cuando lo regañaba de adolescentes. - yo te elegí, y tú a mí. Y me hiciste muy feliz, todos estos años. Y te agradezco mucho por eso. No podría haber pedido nada más.
- Pero... - siguió apenado.
- Pero, tal vez tengas razón. Me siento vacía. Pensé que era que los chicos ya están grandes, y la casa está tan silenciosa todo el tiempo... Pero luego cuando estoy con Harry, por ejemplo, no me siento así.
- Ya veo... ¿Qué debemos hacer, entonces?
- No tengo la más remota idea.
- ¿Quieres que nos separemos? - dijo con un poco de miedo.
- No lo sé, aún... ¿Qué crees?
- Creo que podríamos ir a algún tipo de terapia, y si eso no funciona tal vez seguir con nuestras vidas... Yo siempre te voy a querer. Antes de ser mi esposa, y mi novia, fuiste mi amiga.
- Estoy totalmente de acuerdo. - sonreí. - también siempre te voy a querer. Bueno, entonces ¿Te veo mañana? - me paré y le di un beso en la mejilla.
- Hasta mañana - me despidió.

Harmione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora