¿Una romioner escribiendo Harmione?
Puede sonar raro, pero es posible. Empecé a leer más sobre esta pareja, y sé que yo defendí Romione a muerte en otros tiempos, pero poco a poco me fui enamorando de la idea de que Harry y Hermione fueran más que a...
Apenas Harry le contó a Lily Evans y James Potter quién era yo, por poco se ponen a llorar. - Tu voz me resultaba conocida, pero no puedo creer que seas tú... Hermione te debemos tanto, sin ti no estaríamos hoy aquí... Nunca en la vida dejaremos de estar agradecidos. Eres bienvenida cuando quieras, y si necesitas algo solo tienes que pedirlo. - Muchas gracias, señora - le contesté emocionada - Dime Lily cariño. Queremos saber todo de tu línea temporal. Oh, y te presento a Noah, el hermano de Harry. - me volteé a verlo. ¿Como podía ser que no me hubiera dicho que tenía un hermano? - Pensé que sabías - se encogió de hombros. - Hola Noah, soy Hermione - me arrodillé para tenderle la mano a un niño de unos 5 o 6 años. Era adorable, tenía el pelo rojizo de Lily y los ojos de James, exactamente al revés que su hermano mayor. Con timidez se acercó a mi y me saludó.
Los días fueron pasando entre comidas, risas y cuentos. Les conté todo sobre mi vida, jugué con Noah a mil juegos diferentes, tanto muggles como mágicos, y de vez en cuando atrapaba a Harry mirándolo con una sonrisa de adoración, se notaba que amaba a su hermano. Era terriblemente cariñoso con él, aunque no perdía la oportunidad de hacerla alguna pequeña broma y pelearse un rato. Mis padres estaban encantados con estar en una casa en la que prácticamente todo se hacía con ayuda de la magia, y habían tenido conversaciones muy interesantes con los Potter. Mi mamá y Lily se hicieron muy allegadas, hablando de cosas de muggles y aprendiendo un montón de cosas que luego ayudarían a que me entendiera mejor.
Llegó el día de Nochebuena, y decidieron ubicar una mesa larga en el patio, y crear como una burbuja mágica para mantener el calor. Ayudé a Harry a decorar prácticamente toda la casa, de colores rojo y dorado principalmente. Satisfechos con el resultado, nos fuimos a cambiar. No tenía idea del por qué, pero estaba nerviosa. Mamá me ayudó a conseguir un vestido, era azul oscuro y las mangas tenían encaje. Era muy mi estilo, pero tenía miedo de que fuera demasiado elegante.
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Después de todo, éramos solo nosotros. Intenté domar mi pelo con una poción alisadora de esas que Ginny usaba, y aunque no logré domarlo del todo pude hacer un rodete desestructurado que me había resultado muy bonito. Maquillaje... No estaba muy acostumbrada a usar, por lo que lo único que hice fue poner un poco de corrector para neutralizar las ojeras, máscara de pestañas, un gloss y rubor para no estar muy pálida, de por sí el vestido ya hacía ver mi piel muy blanca. Estaba por ponerme los zapatos cuando tocaron a mi puerta.
-¡Pase! - grité. Harry entró, con el traje todavía un poco desacomodado. -Herms, como de costumbre no puedo atar la corbata, y mamá se está vistiendo y papá terminando de arreglar la mesa... ¿Me darías una mano? - Por supuesto, ven... - en cuanto me vió su mandíbula se cayó. Abrió los ojos desmesuradamente y se quedó sin palabras. - Estás... Estás... - ¿Te parece muy elegante? Lo sabía, tendría que haber usado el rojo. - dije viendo su expresión. - Estás hermosísima - soltó - creo que nunca vi a una chica cambiar tanto en un par de horas. - Lo que un poco de maquillaje y un vestido pueden hacer, ¿No? - sonreí. - Igualmente no te acostumbres, sólo hago esto en ocasiones especiales. - se rió - Pues entonces tendré que inventar ocasiones especiales. - al ver mi cara, agregó- no, mentira. Siempre estás bonita, aún cuando nos regañas. - Mientras ajustaba su corbata, me preguntó: -¿Qué tal te ha caído mi familia? Creo que Noah tiene un crush en ti. ¡Está todo el tiempo buscándote! Aunque no lo culpo. ¿Como se te ocurren esos juegos? - Tu familia es encantadora, Harry. Han sido muy amables conmigo. Sigo sin arrepentirme de haber hecho lo que hice. Y Noah es lo más adorable que existe. Amo los niños. Los juegos eran los que yo jugaba de niña, mamá y papá estaban trabajando y no tenía hermanos por lo que estaba mucho tiempo sola, con mi abuela, o con mis primos. Y bueno, luego en el jardín y la escuela. - Mi familia te ama, sinceramente. Y como para no hacerlo... - Muchas gracias, pero a veces siento que me sobrevaloran. - ¿Como puedes decir eso? - Pues si, ya te dije, lo que hice no fue solo por ti, o por ustedes, aunque si en gran parte. Fue por todo el mundo mágico. - Entonces todo el mundo mágico debería estar agradecido. Pero en lo que a mí respecta, quiero que sepas que siempre voy a estar para ti, en las buenas y en las malas. Cuando necesites lo que sea. En serio. - Aunque no lo sepas, siempre lo hiciste. Ya sabes, en la otra línea. Éramos tu y yo contra el mundo, pero juntos. - Siempre. - completó. Se acercó a mi cautelosamente. Mi corazón dió un vuelco. ¿Iba a pasar lo que estaba pensando? Se acercó a mi rostro, lentamente, pero pasó de largo. Estaba concentrado con sus brazos rodeandome. Sentí algo frío sobre mi pecho. Un colgante. Se alejó y me sonrió. -Feliz navidad, Hermione. Bueno, técnicamente aún no es, pero igualmente quería darte mi regalo. - Es hermoso Harry, muchas gracias. - el colgante decía H. J. Reí. - Hermione Jean... Harry James. Qué inteligente de tu parte. - ¿Viste? Y yo también tengo algo así... - se descubrió la muñeca. Tenía las mismas iniciales, pero en vez de en un colgante, se las había tatuado. - ¡Harry! ¿En serio? - me alarmé - ¿Te dolió? Sabes que no lo puedes quitar, ¿Verdad?- de rió en mi cara, el muy bruto. - Un poquito. Y si, lo sé. Pero no me lo quitaría por nada del mundo igualmente, así que, que más da si era en forma de colgante. Así es más cómodo, y lo puedo ver en cualquier momento. - lo abracé, y nos quedamos en la misma posición un largo rato, respirando el aroma del otro, hasta que empezó a ser incómodo. - ¿Vamos? - me tendió la mano. - Vamos.
Bajamos por las escaleras, y llegamos a la mesa aún tomados de la mano. Cuando mi padre clavó la mirada allí, nos soltamos inmediatamente. Estaba hermoso. Nevaba, pero no hacía frío por el encantamiento que había puesto Lily. Había lucecitas cruzando el patio, y velas en la mesa. Comimos y reímos, tal como habían sido las últimas semanas. Me sentí verdaderamente feliz. No podía pedir nada más en el mundo. Luego de cenar Harry y yo nos dedicamos a lavar los platos mientras los adultos tomaban un café en la sala. Yo lavaba, Harry secaba y guardaba. - Aún no puedo creer que hicieras eso. - le dije mirando su tatuaje. - Por qué, ¿Quieres uno? - me respondió divertido. - No lo sé... No sé si lo soportaría. Por ahora estoy más que bien con el colgante, gracias. - Ah, hay un detalle, insignificante, que se me pasó... - ¿Que hiciste ahora Harry Potter? - no sé si estaba divertida o asustada. Un poco de ambas, tal vez. - Bueno, qué creías ¿Que era un colgante y ya? Observa. - dejó el trapo en la mesada, y tocó su tatuaje... El colgante que reposaba en mi cuello se calentó. Era una extraña mezcla de la marca tenebrosa en los mortifagos con las monedas que había hecho para el ED. Pero claro, él no lo sabía. Derramé un par de lágrimas. - Que... ¿No te gustó? Lo hice para que pudieramos aparecernos al lado del otro en cualquier momento, aún sin saber dónde está... Yo, pensé que... No importa, se puede revertir. Que estúpido, debí consultarte antes... - No, Harry. Tranquilo. Me encantó - le sonreí - sólo me trajo recuerdos. Más tarde te cuento. En serio, no lo reviertas. Seguro será útil. Gracias. - se tranquilizó un poco. Se acercó detrás mío, se había quedado sin platos que secar porque yo había dejado de lavarlos, concentrada en la charla. Apoyó su mentón en mi hombro y se quedó ahí, viéndome como abría la canilla y volvía a ponerle detergente a la esponja. No tenía idea de por qué lo estábamos haciendo de la manera muggle, pero no me desagradaba. Cuando terminamos, subimos a nuestras respectivas habitaciones. Casi no pegué un ojo, pensando en todo lo que había pasado. Tenía un nudo en el estómago, cada vez que pensaba en cómo me miraba en la cena.
Las cosas siguieron más o menos igual hasta la víspera de año nuevo. Mi regalo para Harry fue un celular muggle. "Asi Hedwig no tendrá que cansarse tanto de llevar y traer cartas" le dije. Por lo que me pareció, le gustó mucho. Yo también tenía uno, así que podíamos hablar cuando quisieramos. Para variar un poco decidimos pasarlo en mi casa (mis papás insistieron mucho). Teníamos la tradición de vestirnos de blanco para iniciar el año, así que eso hicimos. Fue muy gracioso, ver a 7 personas vestidas del mismo color. Aunque hacia frío, fuimos a la plaza central de Londres, Trafalgar Square, cerca de la medianoche, estaba lleno de gente y fue muy divertido. Cuando el reloj dió las 12, gritamos al unísono ¡Feliz año nuevo! Y hubo un gran show de fuegos artificiales. - Sería más divertido si fueran de Sortilegios Weasley, ¿No? - le grité a Harry, porque con el ruido no se oía nada. Me miró fijamente, y pasó lo que ahora sé llevaba esperando mucho tiempo. De un largo paso se acercó a mi, y se quedó a centímetros de mi cara mirando mis labios, en esa ocasión, color vino, aunque medio deslavados por la comida. ¿Qué estaba esperando? Me miró a los ojos y lo entendí. Estaba esperando que le diera permiso. Así que asentí, rodeé su cuello con mis brazos y lo atraje hacia mi. Y así pasó, nuestros labios se juntaron por primera (pero no última) vez, y como si de un rompecabezas se tratara, encajaron perfectamente. No fue muy largo, sobre todo porque estábamos rodeados de gente, y nuestra familia nos miraba atónitos. Pero fue la demostración que necesitábamos para aceptar que pasara lo que pasara, siempre íbamos a estar juntos. Y no precisamente de una manera amistosa. ------------------------------------------------ Si no terminan juntos ustedes no se quedan contentos, ¿No? 😂😂 Así que acá está. Van a ver que voy a modificar un poco la estructura de los capítulos, porque 5 capítulos no es necesariamente un one-shot. Así que seguramente los junte en dos partes. Espero que este final les agrade más 💛
