Capítulo tres

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El “debo decirte algo” siempre significaba algo malo para las relaciones, lo que yo no podía entender era porque después de nuestro rompimiento hace tres meses, esas palabras me producían nauseas. La línea se quedó en silencio durante unos segundos, ninguno de los dos quería hablar.

Los gritos de la gente se escuchaban por sobre la fuerte música cuando me decidí a preguntar.

—¿Qué pasa Charles?

—¿Eres feliz dónde estás? —preguntó Charlie.

¿Era feliz? Sí, probablemente lo era aunque en ocasiones no me sentía segura de serlo, no después de lo que pasó con él. Me rompía el corazón pensar en él y en todo lo que perdí aquel día, pero sé sin duda que si pudiera regresar el tiempo no cambiaría nada, aún preferiría mi futuro sobre el de él.

—Lo soy —respondí—, estoy cumpliendo mi sueño, ¿No era eso lo que siempre habíamos querido?

—Sólo no pensé que nuestros sueños estuvieran separados.

—Es así como es la vida Charlie, a veces simplemente no podemos tener lo que deseamos.

—Yo… yo necesito que te enteres de esto por mí y no por las redes sociales —se aclaró la garganta—, sé que ni siquiera terminamos mal, simplemente la vida pasó y tuvimos que tomar caminos distintos, tú acabas de decirlo, solo seguíamos nuestros sueños  pero… por dios Gia. Tenía tantas esperanzas en nosotros, en que lo lograríamos.

—Charlie…

—Las primeras semanas sin ti fueron simplemente insoportables. Mis compañeros de trabajo me invitaron por una copa un día y me puse tan ebrio que hablé de ti gran parte de la noche.

Quería decirle lo mucho que yo sufrí las primeras semanas también; el dolor que siento incluso cada mañana cuando despierto y pienso en la vida que nosotros debimos haber tenido, pero él no me deja hablar, continua contándome sucesos de esa noche y cada palabra suya sólo me hace querer desaparecer.

—… Entonces realmente no recuerdo mucho, pero una de las secretarias se me acercó y hablamos por un rato y luego… pasó.

—Pasó —repetí.

—Voy a ser papá. Ella tiene dos meses y medio de embarazo.

Sentí el fuerte dolor en mi vientre y mis lágrimas bajar por mis mejillas. Un pequeño sonido lleno de dolor salió de mi garganta y mis piernas se debilitaron; agradecí el barandal que me sostenía de una caída inminente.

—¿Sigues ahí? Lo siento mucho, quise mantenerlo en privado pero ella lo publicó en las redes sociales y aún hay seguidores tuyos que se mantienen informados de lo mío.

No podía hablar, mi garganta me lo impedía pero con el corazón roto y mi pequeño mundo destruido, le contesté.

—Felicidades Charlie, ahora tienes lo que yo no estaba dispuesta a darte. Ahora si me permites, estoy celebrando mi cumpleaños.

—Mierda Gia, lo lamento tanto, feliz cum…

Colgué.

Feliz cumpleaños tu madre, estúpido hijo de perra.

En cuanto mi teléfono tocó el piso mis lágrimas se hicieron cargo. A mi mente vinieron recuerdos de toda una vida junto a Charlie, soñando con la casa con valla blanca y niños jugando en el jardín.

—Vas a terminar la universidad y yo conseguiré ese puesto en el periódico que tanto deseo, luego te compraré un gran anillo y por fin podré estar seguro que estaremos juntos por siempre. Compraremos una casa de esas que salen en las películas. Habrá miles de juguetes tirados por el jardín que pertenecerán a nuestros hijos. ¿Te imaginas Gia? Un hijo nuestro. Con tu dulce sonrisa y tu cabello dorado.

Yo sólo podía sonreír a las ocurrencias de mi novio. Llevábamos un año juntos y él ya pensaba en los hijos. Sin embargo,  no podía evitar emocionarme al pensar en aquella idea. Mi mente ya comenzaba a formar las escenas de un futuro perfecto. Un niño de sonrisa pícara como la de su padre, una niña con el cabello negro y rizado como él.

Le sonreí a mi novio y dejé que me besara. En cada beso él dejó una promesa de lo que nuestro futuro seria.

Traté de contener mis lágrimas. No se supone que debiera estar llorando en mi cumpleaños, no cuando todo estaba saliendo tan bien. Me había divertido durante las últimas horas y ahora lo único que quería era acurrucarme en una esquina y llorar.

Quería gritar con todas mis fuerzas hasta que me quedara sin voz, quería decirme “te lo dije”, porque amaba como nunca a Charlie y por mis decisiones ahora él estaba con alguien más, logrando lo que habíamos soñado para nosotros pero que yo jamás hubiera estado dispuesta a darle.

El primer año con Charlie fue tan increíble que cuando hablaba de bebés yo realmente me emocionaba, quería tenerlos, quería que él fuera su padre, pero al paso de los meses la idea de ser mamá me parecía absurda, ¿por qué tener un hijo cuando aún no cumplía todos mis sueños? Me sentía demasiado joven para ser madre y me aterrorizaba sobre todo el dar a luz, eso sinceramente me quitó muchas horas de sueño en el pasado.

Más lágrimas brotaron mientras me repetía que estaba bien, que había sido mi decisión. Hace dos meses y medio estaba pasando por la situación más dura de toda mi vida y él estaba con otra mujer… ¿y qué demonios? Era libre, no tenía que molestarme.
Era una tonta.

Limpié mis lágrimas mientras veía el mensaje que acababa de llegar a mi teléfono.

Charlie: Lamento arruinar tu cumpleaños. Mis mejores deseos. Te amo.

Me deslicé hasta el suelo y continué llorando.

Playlist del capítulo:
▶I hate myself for loving you - Joan Jett.
▶Dreaming with a broken heart - John Mayer
▶Moving along - 5 seconds of summer

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