💜 Última vez.

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Hemos pasado tres semanas viajando sin parar, de pueblo en pueblo, mi condición cada día es peor, no sé cuánto tiempo más mis piernas puedan aguantar quedarse de pie

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Hemos pasado tres semanas viajando sin parar, de pueblo en pueblo, mi condición cada día es peor, no sé cuánto tiempo más mis piernas puedan aguantar quedarse de pie.

Es tiempo.

Es el momento de volver a casa, tomar una silla de ruedas y aceptar que mis piernas dejaran de reaccionar eventualmente, no puedo seguirle el paso a Kalev o a los demás, ni siquiera puedo sacar a pasear a Max sin sentarme cada dos minutos sobre la banqueta. El daño a mi columna vertebral ha provocado secuelas en todo mi cuerpo.

Sabía que tenía poco tiempo, pero dentro de mi deseaba que fuera prolongado, el tiempo justo para disfrutar lo que nunca antes pude, amor, amistad, diversión, noches llenas de música y baile...

Egoísmo.

Estoy llena de él, no quiero dejarlo, no puedo vivir mirando por la ventana de mi habitación imaginando lo que Kalev podría estar haciendo, ¿Con quién?, mientras yo estoy encerrada entre cuatro paredes llenas de premios, medallas y reconocimientos que me recuerden lo que un día fui y jamás volveré a ser.

Envidia.

Amber me agrada, es la mejor amiga que siempre quise tener, pensé que Paula lo era, pero ahora se cuan equivocada estaba. A pesar de ser una chica con dinero, no le importa tomar cerveza barata a las tres de la mañana si está con nosotros.

Envidio su forma de moverse, de expresarse y demostrar cuánto le gusta Mich cada noche que los chicos tienen un show. Si ella quisiera podría quedarse, seguramente ambos encontraran una forma de seguir juntos cuando ella se vaya a Nueva York, es algo que Kalev y yo no tendremos. No puedo atarlo a mí, más de lo que ya lo he hecho.

Vivir el momento.

Solo vive el momento —es lo que él me dijo la noche que nos conocimos.

Es lo que he estado haciendo estas últimas semanas, vivir y disfrutar de las pequeñas y grandes experiencias a su lado. Momentos que atesoraré cuando todo se vuelva gris.

Salgo con el pretexto de sacar a pasear a Max para que haga sus necesidades, todos están en la habitación de Mich jugando videojuegos y contando la anécdota del show de hoy. Cruzo la calle con Max pisando mis talones, ha crecido bastante, es difícil cargarlo ahora, es pesado, además de que Kalev lo alimenta de más.

Entro a la cabina telefónica, meto algunas monedas y marco el número de mi padre. 

*Llamada telefónica*

¿Hola?

Papá —trago el nudo que se formó en mi garganta al escuchar su voz.

Princesa —suspira—. ¿Cómo estás? ¿Dime que todo va bien? ¿Quieres que vaya por ti? ¿Dónde estás?

Volveré a casa pronto...

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