Capítulo 3

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—¿Estás preparado? —le pregunté y asintió.

Manejó hacia la casa de sus padres y, al llegar, noté cuán nervioso se encontraba.

—Oye —cogí su rostro para que me observara —, todo estará bien —le dije.

—Lo sé. Es sólo que, venir a esta casa sólo me trae recuerdos de mi hermana. Las fotos que conservan de ella y todo eso... Es algo difícil —emitió y me acerqué a él para abrazarlo.

En cuanto Sean estuvo preparado, hizo sonar el timbre de la casa y su padre apareció.

—Vaya, vaya... —dijo su padre, con una sonrisa en su rostro —, que agradable sorpresa —él abrazó a su hijo, y luego a mí —. Te ves radiante —me dijo y no pude evitar darle una sonrisa —. ¡Cariño! —le gritó él a su esposa, la madre de Sean —. Sean y Kate han venido a visitarnos —ella apareció, de repente, y nos abrazó.

—No esperábamos verlos. ¿Qué los trae por aquí? —nos preguntó y observé a mi alrededor.

Las fotos de Tania, su hermana, abundaban en la sala. Podía ver que Sean también estaba observándolas, por lo que apreté su mano y, en cuanto dirigió su mirada hacia mí, le di una sonrisa.

—Hay... una sorpresa que debemos contarles —una gran sonrisa se formó en el rostro de su madre.

—¿Le has propuesto matrimonio? —le preguntó ella y reí a mis adentros.

No, Sean se ha salteado ese paso. Hemos ido directo a por un hijo juntos.

—No exactamente... —le dijo él —. Kate está embarazada —reveló , rápidamente, y los ojos de su madre comenzaron a humedecerse.

—¿Seremos abuelos? —preguntó el padre de Sean y, al asentir, abrazó a su esposa.

—Seremos abuelos —le dijo ella, entre llantos alegres. En cuanto pudieron, se apartaron el uno al otro y se acercaron a nosotros —. ¡Felicitaciones! —ambos nos abrazaron.

—¿Cuándo lo descubrieron? —preguntó su padre.

—Hace casi cuatro meses. No queríamos revelar nada hasta estar seguros de que todo se encontraba en orden —explicó Sean.

—Cariño —la madre de Sean acarició mi mejilla dulcemente —, ¿han sido unos meses duros? —me preguntó.

—He tenido algo de náuseas, pero podría haber sido peor —dije.

—¿Quisieran quedarse a cenar? Podemos cocinar algo rápidamente —dijo ella, pero sabía cuál sería la respuesta de Sean. Él no se sentía cómodo estando aquí.

—Estamos algo apresurados, pero estábamos pensando hacer algo así como una cena familiar en nuestra casa. Los mantendremos al tanto —les dije.

Ambos nos despedimos de sus padres y nos montamos al coche. Al llegar a nuestra casa, tomé una ducha rápida y la cena ya se encontraba lista.

—Huele delicioso —le dije y sonrió.

—El bebé debe de estar realmente hambriento, porque he hecho unas simples pastas con algo de salsa —me acerqué a él y besé sus labios.

—Has cocinado, que es lo que importa —emití, y comencé a alimentarme y al pequeñín dentro de mí.

—¿Ya has decidido qué harás con el trabajo? —increíble pregunta. Dejé el plato a un lado y suspiré —. ¿He hecho una mala pregunta?

—No, es sólo que... no sé cuánto te gustará la respuesta —emití y tomó asiento frente a mí, con su plato.

—Sabes que te apoyaré en lo que sea —le di una leve sonrisa.

Realmente, me había sacado la lotería con Sean.

—¿Y si quisiera dedicarme por completo a nuestros hijos? Ya sabes, estar con ellos, hacerles el almuerzo y la cena... —Sean comenzó a reír.

—No me fío mucho de eso —reí y golpeé su hombro izquierdo, suavemente, y proseguí.

—Bueno, tal vez, no eso, pero si todo lo demás. Quiero estar con ellos, llevarlos al médico, acompañarlos y pasar por ellos al colegio... —él volvió a interrumpirme.

—Continúas hablando en plural. ¿Quieres que tengamos más de un hijo? —sonreí.

—Yo, mejor que nadie, sé que ser hijo único apesta. Además, la tarea de cuidarnos cuando seamos ancianos será algo difícil para una sola persona —él largó una carcajada —. Ya deja de interrumpirme. Mi punto es el siguiente; no sé que desearé una vez que haya nacido el bebé. Puede que necesite volver a trabajar como si necesitara del oxígeno, pero ahora mismo, pienso que me gustaría pasar tiempo con ellos —él asintió.

—Comprendes que con mi trabajo, no podremos darnos lujos, ¿verdad? —me acerqué a él y cogí su rostro.

—¿De qué me servirían los lujos si tengo todo lo que necesito? —Sean se acercó a mí y besó mi frente.

—Si eso es lo que quieres, lo haremos —me aparté un poco de él y besé sus labios.

—Gracias por ser tan increíble —sonrió —. Te amo, cariño —se apartó de mí y volvió a su plato.

—También te amo... Los amo —emitió y también volví a mi plato.

*

—Kate... —oí mi nombre ser llamado, pero no respondí ante él —, Kate —volví a oír y me digné a abrir mis ojos. Era Sean.

—¿Qué sucede? —pregunté, aún algo dormida.

—Debo ir a trabajar. ¿Necesitas algo antes de que me marche? —me preguntó y negué.

—Ten un buen día —fue lo único que dije.

No sé si soy la única persona pero, una vez despierta, ya no puedo volver a dormirme. Me digné a salir de mi cama y marqué el número de Keira, mi jefa. Rápidamente, oí su animada voz.

—¡Kate! Ya pensaba que no volvería a oír tu voz —emitió y sonreí.

—Hola, Keira. No podrías deshacerte de mí tan fácilmente, ni aunque quisieras —oí su risa.

—¿Cómo llevas el embarazo? —me preguntó. Por supuesto, ella lo sabía. Había presenciado cada uno de mis malestares durante el primer trimestre.

—Muy bien, afortunadamente.

—¿Cuándo volverás al trabajo? Todos aquí preguntan por ti a diario —suspiré y tomé asiento.

—Justo por eso quería hablar contigo. Tú eres madre y, supongo que me comprenderás o, eso espero... —oí un silencio del otro lado. Observé la pantalla de mi teléfono, y la llamada aún continuaba —. He estado pensando en si debería volver a trabajar —dije, cuidadosamente —. Al menos, hasta tener al bebé. Quiero disfrutar a pleno del embarazo y cuidarlo, ¿sabes? Quiero encontrarme tranquila, y transitarlo tan pacíficamente como sea posible. Puede que, cuando se acabe mi alta por maternidad, decida volver a trabajar, pero eso no lo sé —oí un suspiro del otro lado.

—Comprendo. He estado en tu lugar, Kate. Eres muy buena en lo que haces, por lo que me gustaría que regresaras. Sería una lástima desperdiciar tu potencial, ¿sabes? —asentí, pero luego recordé que ella no me veía.

—Sí.

—Cubriré tu puesto hasta que acabe tu alta de maternidad —suspiré.

—Gracias, Keira. Eres la mejor, en verdad —le dije.

—Espero tu visita cada vez que vengas al hospital para tus chequeos —reí.

—Ten por seguro que lo haré —finalicé.

Cuerpos Encadenados [ST #2] ✔️ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora