Capítulo 11

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La cena comenzó tan pronto todos llegaron y tomamos asiento en la mesa.

—Wow —dijo Ellie al probar el plato —, imagino que esta delicia no ha sido obra de mi mejor amiga —emitió y rodé mis ojos.

—De hecho, lo hemos cocinado juntos —añadió Sean —. Kate se volverá una buena cocinera —dijo y me dio una sonrisa.

—Es delicioso —añadió Lilia —. ¿Cómo llevas el embarazo? —me preguntó — Darren me mantiene al tanto, pero no es lo mismo que poder hablar contigo en persona —le di una sonrisa.

—Afortunadamente, no ha estado nada mal. Hasta ahora, ha sido un embarazo muy tranquilo, pero me aterra pensar en el parto —expliqué.

—Ya, pero tendrás al mejor doctor acompañándote —dijo Darren y asentí.

—Mi mejor amigo recibirá a mi hija en esta locura de mundo —él sonrió.

—Seré el primero en ver si tiene o no la nariz de Sean —comentó y comencé a reír.

—¿Ya han podido verla? —nos preguntó Ellie y me puse de pie para buscar las ecografías.

—No te he visto en una semana, por lo que no te las he podido mostrar —respondí y se las entregué.

—Oh, por dios... —emitió, casi en un susurro —, es preciosa. Definitivamente, tiene la nariz de Sean —añadió y todos rieron.

La cena transcurrió con tranquilidad, y no había mejor que estar con las personas que te sentías más a gusto. Mientras estábamos preparándonos para el postre, me acerqué a Lilia, que se encontraba en su móvil y apartada del grupo.

—Hola —me acerqué a ella y le di una sonrisa.

—Hola, Kate. Siento estar con mi móvil, pero el maldito trabajo lo demanda —reí y asentí.

—Comprendo. Solía ser igual para mí, aunque ya lo ves con Darren —ella asintió —. ¿Cómo te encuentras? —Lilia dejó su móvil a un lado y suspiró.

—Bien, todo se encuentra muy bien. No hemos estado tan bien con Darren, aunque supongo que ya te debe de haber contado —me dijo.

—Sí, me ha contado un poco. Sé que puede ser difícil, especialmente, si tu círculo cercano se encuentra en una etapa en la que a ti te gustaría estar —ella suspiró.

—Yo sí me encuentro en esa etapa, pero no Darren —explicó.

—¿Tú lo amas? —ella asintió, sin dudarlo — No tienes idea de lo bien que se siente cuando ambos están en la misma página, dispuestos a sacrificar lo que sea por el mismo deseo —ella sonrió.

—Tienes razón. No sería lo mismo convertirme en madre ahora mismo, si Darren no lo quiere —suspiró —. Lo amo tanto que no podría dejarlo por el simple hecho de no querer ser padre —dijo y me acerqué un poco a ella.

—Es decir, no estoy diciéndote que esperes diez años... —ella rió.

—Comprendo lo que dices. Gracias —asentí.

—Cuando sea —dije —. No tienes idea de lo mucho que quiero comer tu pastel. He estado con ese antojo en específico desde que estoy embarazada —ella rió.

—Pues, cuando quieras lo preparo para ti —me acerqué a ella y la abracé.

Lilia era realmente una persona increíble.

Cuando aquella reunión finalizó, nos despedimos de todos y se marcharon. Sean y yo hicimos la limpieza en silencio y, al acabar con todo, él se acercó a mí.

—¿Podemos continuar con la charla pendiente? —suspiré y asentí.

—No creo que haya sido ninguna casualidad pero, cuando estaba comprando las cosas para la cena, me encontré con Peyton —la seriedad apareció en el rostro de Sean y no pudo evitar asustarse un poco.

—¿Te ha dicho algo? —me preguntó y asentí.

—¿Por qué te pones raro cada vez que tiene que ver con ella? —él bufó y se apoyó en el sillón.

—No tienes idea de lo mal que lo he pasado. Ella se comportaba como si estuviéramos en una relación y, cuando debía ir con otra clienta, me montaba una escena de celos. Incluso llegó a contactar a otras de mis clientas para amenazarlas por si llegaban a volver a pedir por mí —suspiré —. Luego de muchas veces, la denuncié con la compañía y no pudo volver a pedir servicios a nadie. Desde ese entonces, no la había vuelto a ver, pero me preocupa ahora. Ya no soy sólo yo... Claramente, ella no se encuentra cuerda, y me da miedo lo que pueda llegar a hacer —explicó y asentí.

Ahora tenía sentido. Desde aquel entonces, ella ha tenido una obsesión con él y se ha creado toda una historia que no es verdad.

—¿Qué te ha dicho? Noto que te ha tenido muy perturbada todo el día —emitió.

—No te gustará oírlo —le dije y su mandíbula se tensó.

—Quiero hacerlo. Dime qué ha sucedido hoy —me pidió.

Al acabar de contarle lo sucedido, Sean llevó las manos a su rostro y bufó.

—No puedo creerlo... —susurró —. Gracias por confiar en mí —sonreí.

—Te conozco, pero aún así tenía que asegurarme que no fuera verdad —él asintió.

—Pues, con tan increíble imaginación, incluso yo hubiese dudado —dijo —. Creo que lo mejor será llamar a la policía —emitió.

—No te apresures. Luego de lo de hoy, no sé si querrá volver a hablarme. Si yo no creo las cosas que ella me dice, no tendrá a nadie con quién luchar —Sean suspiró y asintió.

—Si llega a hacer algo más, sí llamaré a la policía —me acerqué a él y lo abracé —. Lamento que esté sucediendo todo esto —emitió.

—No es tu culpa, Sean. Intentemos pensar en otras cosas, como que mañana pintaremos la habitación de nuestra hija —me aparté para observar su rostro y sonrió.

—Me alegra que mantengas tu promesa —reí y besé sus labios.

—Yo siempre lo hago.

Cuerpos Encadenados [ST #2] ✔️ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora