•°~°Capítulo 36°~°•

2K 163 479
                                    

Ben se encuentra pasando por una etapa extraña, regresando a lo de ayer, sentado en el sofá esperando el anuncio del presente sol, mientras recordaba las cosas que lo mantenían despierto; Bennett y sus actitudes tontas, sus sonrojos bonitos de mierda y su forma particular de ponerlo ansioso sin siquiera hacer nada. Recordaba la amargura y los celos reprimidos que contuvo al verlo salir con Margaret y que encima la mujer le mirase a los ojos antes de acapar el espacio del pelivioleta. Todas sus emociones se salían de control si no hacía algo con ellas.

— Ahg ¿ahora qué se supone que tengo que hacer? Mierda... —murmuró, apretando los labios y masajeando su frente con su mano izquierda, peinándose el pelo, apretando su entrecejo. No estaba seguro de si iba mal o en efecto iba bien. De si era capaz de aguantar aunque sea un poco más o ya de plano estaba quedando al borde de la desesperación; esto de guardarse sus emociones para si mismo era una tortura palpable, retener algo que poco a poco le arrebataba la sensatez era una tarea compleja, y no le gustaban... las tareas complejas.

Tomando otro suspiro no logró hacer nada más que resignarse a quedarse otro tiempo más conociendo y conociéndose a si mismo. Había una emoción palpitante que le obligaba a sonreír, sentía que en este último tiempo una sonrisa, por más pequeña que sea, estaba presente aun si era sólo una vez. Aquello también le hacía torcer la boca tratando de no mostrarse evidente, de no demostrar que dentro de si había algo que le hacía estar más calmado.

A pesar de siempre tomarle la vida desde un punto egoísta teniéndolo todo y disfrutando de ello, en este tiempo, aprendía que debía de saber moderarse en muchos aspectos, a ser serio y ligero cuando debía. Odiaba admitir que había cambiado aquella parte que lo hacía ser el hombre rebelde que alguna vez fue, pero no, lo que odiaba era que efectivamente todo había empezado cuando Bennett le propuso intentar hacer algo distinto, intentar ser más afectivo y amable; lo peor era que, en cierto modo el idiota lo había logrado.

El día en si pasó como normalmente, se esforzaba por mantener su imagen y hacer parecer que en su día a día no había nada nuevo ni siquiera un solo problema. Salvo que, más y más era notorio la forma en que Margaret y él se miraban, se encargaban de dejarse en claro que, aunque ya no se querían, no iban a perderse de vista; era increíble como habían descubierto partes del otro que en años de relación no habían conocido. Esa mujer terminó por colmarle la paciencia.

Pensó en irse a tomar a algún sitio, o ya de plano en su departamento, pero también debía de recordar que tenía un perro al cual cuidar y, aunque no le agradase mucho, también tenía que sacar a pasear y encargarse de todas esas cosas desagrables que traía consigo. Suponía que, para distraerse, podía prestarle algo de atención a la canina, que conforme crecía se iba poniendo más inquieta y reboltosa.

— Wuuahh —le ladró la perra, cuando el moreno la terminaba de bañar y agarraba una toalla para ir a secarla. Con el tiempo esta práctica algo inquieta al intentar asear a su mascota termino convirtiéndose en algo que le agradaba hacer en realidad. Sin esa distracción posiblemente terminaría eliminando su frustración de otra manera en lugar de hacer algo productivo.

— No te muevas, porque si me ensucias todo no voy a dejar que te me acerques. —le dijo, terminando por quitarse la camisa salpicada con agua, mientras dejaba a la perra a un lado. Poniéndose de pie notó como la cachorra ya no tan cachorra le miraba inclinando su cabeza a un lado— Hmn... es broma, ven, no importa.

Volvió a agacharse, estirando sus manos hasta tocar el pelaje color miel amarillento del perro, ya estaba bastante seco aunque se sentía con levedad una humedad allí. Lo agarró de los costados y lo subió a una pequeña silla cerca de la puerta, para ir por la secadora mientras que lo agarraba con una mano. Era una suerte que, en su tiempo, cuando Bennett estuvo aquí para "ayudarle", a su vez, le dijese como tenía que bañar al perro, como le jodía la vida saber que también tenía que seguir reglas de mierda con el animal, pero al menos, el labrador ya estaba medio acostumbrado y no se arrancaba cada que podía. Una vez le secó lo suficiente, se aseguró de limpiar todo y de paso aprovechar a darse una ducha con el fin de quitarse el puto estrés que tenía. Se metió al agua tibia tirando a fría y se quedó allí un buen rato.

ツ.*•゚『Detrás De Cámaras』.*•゚ 彡[BonxBonnie]∇.*•゚°◇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora