•°~°Capítulo 39°~°•

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El resto del día se la pasó de lo más normal, digamos que la comodidad relativa de cada situación iba acorde a como Ben se planteaba el llevar sus emociones, que mientras sus dedos transitaban por el pelaje amielado de su mascota, iba calmandose y regresando a sentir una frescura mental tan liberadora. Bennett a su lado se encargaba de hacerle una compañía tan distinta; sin palabras, sin gestos ni incomodidades. Sus sonrisitas perfectas y su mirada animosa a veces ya era para ponerlo nervioso, pero no hacía nada más que apartar la mirada sin mostrarse enteramente con indicios de que estaba en el borde de cada lado de su propia barrera.

La noche no tardaba en llegar y la iluminación tenue en la sala estaba siendo cada vez más acogedora. Los perros ahora sentados a un lado del tranquilo pelivioleta de ojos rojos que miraba por el ventanal el cielo azul repleto de pequeñas y brillantes estrellas. Sentado en el suelo con un costado reposando sobre el cristal, mientras los perros a cada lado recostaban la cabeza en sus piernas y ahora la otra canina más pequeña se sentaba en medio haciéndose bolita. Era una jodida imagen tan linda a simple vista, que se tornaba más agradable y relajante para mirar mientras la seguía contemplando. Al parecer él aún no notaba su atención, pero no quería de todas formas que se diera cuenta que estaba con la vista pegada a su persona y en como sus emociones tratando de ordenarse dudaban tanto al mirarlo.

— Hay... una noche bonita. Muy bonita. —mencionaba el menor en edad, pegando su mejilla en el cristal mientras formaba una débil y tranquila sonrisita, observando el paisaje que se apreciaba desde ese punto y de la altura del lugar— Se siente tan relajante ¿no? —regresaba a mirar al mayor, que al instante parecía apartar la vista de forma rápida— Has... estado muy callado. —agachaba las cejas, haciendo un puchero— ¿Aún estás... complicado?

— No sé de que me hablas... no estoy complicado. Es simplemente que no necesito hablarte ahora. No tengo nada... que decir. —admitió, sosteniendo su teléfono entre sus manos. La pantalla apagada de este reglejaba su rostro sereno pero allí mismo en sus ojos notaba el caos en su interior que trataba de apagarse, poco a poco.

— Está bien, no digas nada... si no quieres. —le dijo, tras mirarle con la mayor de las calmas. Esta vez, se sentía muy gratificante el silencio, el ambiente tranquilo y la luz baja. Miró a un lado, observando a la canina entre sus piernas y a sus dos mallorquines a ambos costados.

Sus pelajes cortos y firmes eran caricias suaves a sus dedos, en lo que suspiraba intantando disipar esa sonrisa boba de su cara; si que era complicado para él mantenerse tranquilo, cuando ya había logrado asimilar gran parte de esto tan rápido, y sabía que Ben tenía más problemas para entenderse a si mismo que a todo lo que acababa de pasar de un momento a otro. Con cuidado logró levantarse sintiendo sus piernas algo dormidas por la posición en que se hallaba. Los perros cansados sólo le miraron abriendo sus ojitos un rato y moviendo sus colas hasta que volvieron a quedarse acostados entre los tres. Se estiró un poco haciendo sonar sus dedos y espalda, terminó arreglando su pelo y palpando su pantalón para seguido aproximarse hasta donde se encontraba el de mayor edad, con una expresión tan inmutable. Eso le causaba tanta curiosidad y nervios, pero más dudas al fin y al cabo, y él, no podía con las dudas.

— ¿Qué? —interrogó al verlo ya sentado a un lado suyo, su sonrisa tranquila y su mirada animosa le causaban remolinos internos de sensaciones que antes le desagradaban tanto. Terminó apartando la vista una vez más hasta que sintió los brazos de Bennett tocar su torso y empezar a rodearlo con confianza—. ¿Qué demonios haces? Necesito mi... espacio. —Quería apartarlo, pero al final la calidez de esa estúpida acción al menos le hizo ceder hasta dejar de resistirse y, aunque no correspondía al gesto, parecía ser que el menor se conformaba con que le dejase hacerlo sin reprocharle nada.

— Lo siento, en serio, pero... iba rato que quería. — Bonnie hundió su rostro en el pecho del contrario, ignorando sus quejidos y su forma particular de forzarse a casi nunca corresponder sus abrazos en un principio hasta que finalmente se aburría y aunque sea, por unos momentos, le rodeaba de la misma forma sin decir nada. Ese calor rodeándolo se sentía muy bien.

ツ.*•゚『Detrás De Cámaras』.*•゚ 彡[BonxBonnie]∇.*•゚°◇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora