No sé si alguna vez les pasó... ¿pero vieron ese momento en que haces lo que sea para conseguir algo, y cuando lo consigues deseas con todo tu ser nunca haberlo buscado? Eso me acababa de pasar a mí. Estaba en la habitación de la cama grande donde Alex había insistido en que nos metiéramos para que él me pudiera explicar cómo eran todas las cosas.
Me encontraba totalmente inmóvil con la vista concentrada en el zócalo. La realidad era que tenía que llorar o gritar o empezar a romper todo, pero no reaccionaba. Nada en todo mi cuerpo respondía. Solo sabía que en ese momento toda mi realidad se había estrellado en mil pedazos a causa de la peor mentira que jamás creí me pudieran decir. Peor...ni siquiera era una mentira, era un juego. ¿Así como el Monopoly? Eso era yo, el tablero del Monopoly, los billetes, las tarjetas, incluso las estúpidas piezas que cada uno elige para deslizarse. Nada más. Levanté mi vista para encontrarme con los ojos de Alex, deseando que me dijera que en realidad me estaba haciendo una broma, que lo único que pasaba era que Simón quería que él se mudara al camping y él no quería. Pero no, su mirada era triste, casi que expresaba compasión hacia mí. Pero no había manera que entendiera lo que estaba sintiendo en ese momento. Era como un puñal clavado directamente en el corazón y cada una de las palabras que Alex decía para explicarme como eran las cosas lo retorcía en mi pecho causando más y más dolor y me lastimaba a cada segundo más.
"__________" susurró. Su tono de voz era preocupado. Por primera vez en mi vida estaba viendo a Alex Martin preocupado por mí, pero no me podía importar menos. Quería llorar, quería pedirle que me abrace y me consuele y me diga que todo lo que acababa de decir era una mentira. Pero seguía ahí, sin moverme. Estática, con los pies clavados en el suelo. "¿________?" ahora mi nombre salió en forma de pregunta. Pero no podía responder. No podía decir nada. Solo necesitaba salir de ahí. Alejarme de esa habitación, de esa casa, de esa ciudad, de todo. Quería irme a otro lado, algún lado, lejos muy lejos de todo. Donde no supiera cual era mi realidad, sino que no hubiera dolor.
Mis pies se movieron por primera vez desde que Alex empezó a explicar cómo era todo. Avancé hacia atrás hasta que choqué con el borde de la cama y caí sentada sobre el colchón. Automáticamente me levanté, como si este quemara, y entonces a paso acelerado caminé hasta la puerta y salí al pasillo. En ese momento Villamil estaba abandonando el cuarto de las dos camas. El lugar en donde hasta hacia menos de una hora había pasado lo que yo consideraba el momento más mágico de toda mi vida. Ahora al pensarlo solo podía compararlo con una pesadilla. Los hermosos ojos casi verdes al verme se iluminaron y en su rostro apareció una sonrisa. ¿Cómo me podía estar haciendo eso en mi propia cara?
"hola hermosa" saludó dando un paso acercándose a mí. Me quedé inmóvil por un momento, no pudiendo creer lo que estaba presenciando. La expresión más grande de hipocresía que había experimentado en toda mi vida. Cuando dió un paso más hacia mi retrocedí levantando mis manos en el aire como si me estuvieran apuntando con un arma. Las cejas de Villamil se juntaron casi en una por cómo estaba frunciendo su frente. Era preocupación, desentendimiento. En ese momento Alex abrió la puerta del cuarto apareciendo al lado mío. Los ojos de a quien la noche anterior le había dicho que lo amaba se posaron en el otro amigo de mi hermano. Y de pronto la luz de sus ojos que había pasado a ser preocupación se convirtió en terror. Puro y completo terror. Pánico. ¿tanto miedo le daba que hubiera descubierto su juego? "¿Qué hizo ¿Qué le dijo?" preguntó Villamil a Alex, quien sin que me diera cuenta había pasado un brazo por mis hombros en señal de apoyo. De que él estaba ahí. Pero yo no lo quería ahí, no quería a nadie ahí.
"la verdad" murmuró Alex a mi lado. Entonces los ojos de Villamil que aún seguían mostrando terror estaban empapados. Brillantes por la capa de lágrimas que se les había formado. ¿Cómo podía estar por llorar? Yo era la que tenía que llorar. La que tenía que gritarle y decirle que lo odiaba. Pero no podía hacer nada de eso. Porque no tenía ninguna lagrima que quisiera caer. Porque mi voz parecía haberse quedado atorada en mi garganta y porque no importaba lo que me había hecho, no lo odiaba. Lo amaba. Todavía. Incluso aún más después de lo que había pasado la noche anterior.
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Verano (Juan Pablo Villamil)
FanfictionQue empiece el verano... Playa, sol, y la casa de sus abuelos para ella y su mejor amiga. Eso era lo que el verano ofrecía para _________ Isaza. Era el primer año que la dejaban irse de vacaciones sola junto a Poli, su amiga desde la infancia. Despu...