Capítulo 3. La boba hermana de Isaza

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Cuando salimos de la casa el cielo ya estaba de noche. Villa me dio su celular para que le marcara a mi hermano para avisarle a donde estábamos yendo. No me hacía gracia tener que llamar a Juan Pablo a confesarle que era la adolescente con menos cerebro que caminaba por la tierra, así que preferí avisarle a Poli.

"¿estás bien? ¿seguro?" preguntó después de que le había dicho que estaba yendo al hospital porque me sentía un poquito mal, pero que en un rato ya iba a estar de vuelta en la casa, así que no se preocuparan.

"si Pol, te prometo que no es nada" aseguré.

"bueno, voy a volver a esperarte en la casa entonces"

"¿Qué? No Poli, diviértete, estamos de vacaciones, además yo probablemente llegue y camine directo a la cama. Mañana en la mañana hablamos" mi voz sonaba convincente lo cual me hizo sentir realmente orgullosa de mí misma.

"está bien, pero si te despiertas antes que yo, me golpeas la puerta del cuarto para verte y asegurarme de que estas perfecta" iba a hacer eso, solo que el perfecta traía incluida la piel del color de una manzana colorada.

"okay, es un trato. Pásala lindo" me despedí y entonces colgué la llamada. No quería darle oportunidad de que se arrepintiera e insistiera en volver a la casa a esperarme.

"¿estoy bien? ¿en un rato volvemos?" preguntó Villamil cambiando su mirada del camino a mí por un momento. Su mano derecha sostenía el volante, mientras que la izquierda salía fuera del Jeep y se apoyaba en el techo del vehículo. Me había hecho abrir todas las ventanillas. Insistía que era necesario que me refrescara hasta que me trataran en el hospital. No estaba segura que fuera para tanto. Pero no tenía ganas de discutir con él. Se estaba portando demasiado bien ya.

"lo sé..." aseguré. "pero no quería preocuparla, prefería que siguiera disfrutando la cena"

"está bien" aceptó sin siquiera discutirme. Me podía acostumbrar a eso.

"Villa...gracias por todo lo que has hecho y también perdón por levantarte de la cama/sofá" quería decírselo con palabras. No asumir que él sabía que estaba agradecida.

"no pasa nada. Además, en la tele no estaban pasando nada interesante" sabía que lo decía para hacerme sentir bien. Y había funcionado.

"Ou..." dije agarrándome fuerte de la manija de la puerta del Jeep con una mano y con la otra apretando mi asiento.

"¿pasó algo? ¿te sientes mal?" podía escucharlo preocupado. En ese momento me di cuenta que agradecía que él hubiera sido el que se había quedado en la casa conmigo. Juan no le hubiera dado importancia. Poli no tiene licencia por lo cual no hubiera servido de mucha ayuda, ya que era un factor que no podía caminar hasta el otro lado del pueblo para llegar a la sala de emergencia. Y Alex...probablemente ni se hubiera despertado a ayudarme cuando lo único que me pasaba era que necesitaba que alguien me pasara crema en la espalda. Me dolía aceptarlo...pero Alex no era alguien a quien parecía importarle mucho. Él a mi si...demasiado.

"no...solo un mareo" contesté soltándome de todo y volviendo a concentrarme en el camino. Todavía se movía todo un poco, pero no quería confesárselo. "ya se me pasó"

"ya casi llegamos, no te preocupes" no estaba preocupada. No sabía por qué. Tal vez... ¿Por qué él estaba conmigo? Podía ser. Podía ser que no.

"si, está todo bien" si seguía repitiendo "está todo bien" iba a terminar volviéndolo mi mantra.

"mira ahí está" señaló la pequeña edificación con una cruz iluminada en el frente. Estacionó en uno de los espacios libres de aparcamiento que el lugar ofrecía y me obligó a quedarme sentada hasta que él fuera a abrirme del otro lado. No quería que me mareara y terminara cayendo de cara al piso. Podría haber discutido, pero la realidad era que yo tenía miedo de que eso pasara. Tomatosa y sin dientes...no solo Alex Martin no se iba a fijar en mí, sino que nadie lo iba a hacer.

Verano (Juan Pablo Villamil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora